Santa Cruz de Tenerife emplea su Carnaval como exorcización de su apalanque. El Carnaval es para la ciudad como el sexo: mucha gente habla de él pero poca lo practica (al menos en pareja, en solitario dicen que no cuenta para las estadísticas). Como no se puede polemizar sobre los casos de Zerolo, no sea que te meta un pleito el alcalde, pues la peña anda con ganas de palicar sobre algo.
Desde hace dos años el Carnaval está tan raro que es más fuente de polémica que de vacilón. Miren el revuelo causado por Rafael Amargo, anunciado director de la gala de la reina que, a estas alturas, estará pensando eso de "en dónde me metíu".
Tras tanta polémica, quedan claras dos posturas. Unos pensamos que el Carnaval de Tenerife es artísticamente bastante malo, y que necesita una mejora, y Amargo puede ser detonante de esa mejora. Otros dicen que el Carnaval es cómo es "porque lo hace el pueblo", y Amargo debe contentarse con lo que tiene entre manos.
Esto de "lo hace el pueblo" enfada mucho, porque es un insulto para "el pueblo". El Carnaval de Río de Janeiro también lo hace "el pueblo", y el de Bahía, y lo ves y te caes de culo. No sólo eso, sino que la cantidad de artistas salidos de esos carnavales y ahora con proyección internacional es inmensa. ¿Qué ha salido del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife?
En el fondo, causa algo de lástima que tanta gente sacrifique parte de su vida privada en ensayar por las noches desde por lo menos el mes de septiembre para luego hacer el ridículo sobre un escenario. Primero, tampoco hay que regodearse tanto con ese sacrificio, nadie les obliga, los hacen por gusto y porque se pasa bien: desfilar en el Coso o en la Cabalgata es una experiencia maravillosa, y lo digo porque la viví unas cuantas veces metiendo bulla con una comparsa.
Lo que me cuesta entender es que una Isla con la calidad musical de Tenerife (sí, calidad musical y de la buena, tenemos una colección de músicos que en cualquier provincia similar ni la huelen, sin contar a los que emigraron a Madrid o Barcelona para buscarse el guiso), digo que con la cantidad de músicos, bailarines y tal que hay en Tenerife, el Carnaval sea tan malo. Quizá porque nunca se sintieron vinculados con la fiesta ni se buscó la manera de involucrarlos. El profesional bueno actúa en Carnavales como profesional: o en grupos que le pagan por tocar (¿dónde está el amateurismo entonces) o en orquestas profesionales. Son muy pocos los que están en una agrupación del Carnaval por gusto, y muchos menos los que empezaron en una agrupación del Carnaval.
Lo de Amargo, pues nada, abre la veda para otros Carnavales que recordaremos más por las polémicas que por lo bien que nos lo pasamos. Y eso es porque no nos damos cuenta de que el modelo está en crisis.
3 comentarios:
Aunque Amargo ha sido bastante soberbio en el modo de expresarse, ha dicho unas cuantas verdades. Me imagino que al final cederá en muchas cosas, pero ya me gustaría que llegara hasta el final y se produjera una pequeña revolución. Ya vale de murgas cantando sobre sí mismas, de comparsas con el sentido del ritmo a saber donde, de soporíferas rondallas y no digamos nada de las desafinadísimas agrupaciones musicales. La gala misma es un tostón como concepto, sea quien sea que la firme. Si Rafael Amargo no pasa por el aro de que le impongan actuaciones como las de Idaira o las K-Narias el año pasado, ya será un pequeño gran avance.
Por lo que se cuenta en los corrillos, buena parte del enfado del Amargo venía porque le querían colar los típicos "compromisos", la mujer de alguien que quería hacer no sé qué, y cosas por el estilo.
Cierto que al Carnaval de Santa Cruz, al menos en su parte artística, le hace falta crecer.
La otra alternativa, quedarse donde siempre, solo evidencia mediocridad, y me resisto a creer que esta tierra puede ser tan mediocre. Más bien entiendo que nunca se le dio la oportunidad a los más capaces para hacer algo.
Después de tanta espectación
¡¡LA GALA HA SIDO UN BODRIO!!
Aquí os dejo mi opinión detallada de lo que sucedió en la gala
http://letangv.spaces.live.com
Un saludo.
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