Más casos con el periodismo o eso en la picota de la actualidad.
Matonismo
Es propio de las personas poco inteligentes arremeter contra los demás con el tono del matón chulito que sabe más por viejo que por sabio. Resulta que ante la repulsiva propuesta de que a José Rodríguez Ramírez, director-editor del periódico El Día, le concedan el Premio Canarias de Comunicación, un grupo de alumnos de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Laguna está recogiendo firmas en franca oposición a una medida delirante.
Andrés Chaves, que creo que una vez fue periodista y ahora va de escritor, escribió una columna hablando del asunto hace unos días. Como es obvio, elogió a quien ahora le paga, aunque hace años le decía de todo menos bonito. De paso le lanzó el típico mensaje sobrado contra los alumnos anti Don Pepito. Además de mostrar un nerviosismo que no viene al caso, Chaves ejerció de buen periodista, o mejor, ejerció del periodismo que mejor le sale: cantar afinado según de donde sople el dinero. Lo que pasa es a veces ese dinero le fluye con espontaneidad y otras veces fuerza la máquina el caballero, ese gran ejemplo de opinión independiente al que ya solo creen los cuatro despistados que no se enteran de cómo se las gasta este tipo.
Esperemos que ni José Rodríguez ni Andrés Chaves rocen siquiera un premio como el Canarias de Comunicación. Pero en las Islas Murphy todo es posible.
Nepotismo
El delirante caso del teatro Pérez Galdos y su jefatura de prensa. Por si no lo saben, resulta que hace semanas la dirección del teatro, encabezada por Rafael Nebot (quien fuera responsable de poner en órbita el Festival de Música de Canarias), escogió a la periodista Luisa del Rosario como responsable de su área de prensa. Luisa cumple con el tópico de "profesional de reconocido prestigio", por eso se la escogió para el cargo, por su currículo, por su acreditada experiencia en la información cultural en el periódico Canarias 7, porque debe de ser buena (no tengo la suerte de conocerla). Empieza a trabajar el día 1 de marzo, pero apenas dos semanas después la destituyen para colocar en su lugar a otra periodista: Teresa Cruz, sin experiencia que se sepa en información cultural, que no se presentó a la plaza y, curioso detalle, esposa de Larry Álvarez, vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria, fiel escudero de José Manuel Soria, que no es gran caballero, por cierto.
Por suerte, las reacciones son raudas, desde la Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias hasta diversos medios. Ahora queda ver si la franca oposición de este claro ejemplo de nepotismo tiene algún impacto. Es otra muestra más de cómo se maneja esa clase política caciquil que considera que la política está a su servicio, y no al contrario. Es un ejemplo más de qué en un país donde los mediocres arribistas sin mayor talento se dedican a la política, lo normal es que intenten exprimir todo lo que puedan las ventajas de la política.
Uno mira los currículos y las capacidades de buena parte de la clase política actual y se estremece. Con estos perfiles, pero sobre todo con estas cabezas, es normal que luego se cometan disparates como el del Pérez Galdós.
¿Hasta dónde llegarán? Por ahora hasta donde les dejemos, en mayo tenemos una cita, pero una cita para hacer algo, porque no hacer nada también les favorece.
miércoles, 14 de marzo de 2007
martes, 13 de marzo de 2007
El perro y eso
Uno, que se mueve en los medios de comunicación, muchas veces se tropieza con el típico periodista veterano en activo (de los que quedan cada vez menos, la tentación de los gabinetes es muy fuerte) que le dice eso de: "Perro no come carne de perro". Es una vieja sentencia que viene a decir que los periodistas no deben criticar a otros periodistas, al menos públicamente. Siempre discrepo porque considero que son los propios medios y los mismos periodistas quienes deben cumplir la función de control y crítica del gremio. Somos quienes mejor conocemos este trabajo y quienes más podemos aportar.
Por eso, en la actualidad reciente de Canarias hay varios hechos de carácter informativo reseñable.
Cerdán
El nombramiento de Daniel Cerdán, para el común de los mortales mínimamente informado, es una aberración, pero una aberración ineludible. Es una aberración porque suena extraño que se nombre a un viceconsejero de comunicación como director de la Televisión Canaria, pero es que los ejemplos de otras comunidades tampoco son buenos. El asunto es que Cerdán era la única y la peor solución posible. A pocos meses de las elecciones, ningún periodista cabal aceptaría un cargo en el que sabe que no durará más allá de mayo.
El tema no es Cerdán sino el modelo. Como en España todos los partidos en el poder emplean las televisiones públicas en su beneficio, deberíamos ir hacia la ultrarregulación de la información política en plan BBC. En plan que si Coalición Canaria sale tanto, pues el PP y el PSOE salen otro tanto en proporción de su representación política. Es irreal, pero es la única manera de evitar manipulaciones y llamadas a los informativos de las televisiones para que saquen tal cosa y tal otra, como se producen todos los días.
A Cerdán no le queda otra que lidiar con una Televisión que sigue sin encontrar su modelo, un modelo que debería ser apostar e impulsar el talento local, contar lo que aquí ocurre y de la manera de aquí, pero sin chabacanería ni cutrerismo.
Morir de éxito
La promoción de los viajes del Diario de Avisos empezó como una buena idea y terminó como un ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas. Por desgracia, los periódicos deben recurrir a este tipo de inventos para vender ejemplares, aunque luego esos periódicos terminen en la papelera una vez que se recortan los cupones. Varias veces me he llevado gratis diarios nacionales en mi kiosco habitual porque la gente se queda con la promoción y ni siquiera ojea el periódico. La culpa es de una sociedad que se mueve en una especie de analfabetismo práctico. Pero parte de la culpa es de la prensa, que no sabe elaborar contenidos atractivos, buscar noticias diferentes, darle protagonismo a la gente en lugar de a los políticos, dar con lo que está debajo, informar y formar, escudriñar y no quedarse con la rueda de prensa y la nota del gabinete.
En lugar de hacer buenos periódicos, nos esforzamos en hacer buenas promociones.
El problema es cuando todo se plantea mal. El Diario murió de éxito; se vio ante una enorme demanda de periódicos y no fue capaz de calibrar que, de vender más periódicos con más cupones, pues más gente reclamaría su viaje. Se amplió la promoción un domingo para decir al miércoles siguiente que ya no quedaban plazas. Además, se cometió el imperdonable error de no numerar los cupones, con lo que cualquier persona se compraba un día los quince periódicos para sacar los quince cupones que necesitaba para su viaje, y santas pascuas.
El resultado está claro. Le va a costar mucho a este periódico recuperarse del impacto negativo que sobre su imagen tiene el descrédito generado por una campaña mal gestionada. Dudo que ganara lectores con esta iniciativa, e incluso los de muchos los habituales del Diario, que no pudieron comprarlo durante la promoción, han dejado de adquirir el que era su periódico de referencia.
Lo bueno, como siempre, es extraer reflexiones y sobre todo mirar hacia una obv¡edad: la manera de vender periódicos es hacer buenos periódicos. Por desgracia, hoy en día la manera de vender periódicos es hacer buenas promociones y conseguir "colar" periódicos en taxis, instituciones públicas, empresas, aviones y demás. Estamos ante una crisis de la prensa mucho más grave de lo que la mayoría se piensa, y el caso de esta promoción es solo un síntoma más.
La crisis en general del periodismo incide sobre todo en los periodistas. Los buenos periodistas están confinados en cargos de responsabilidad sin apenas impacto en el día a día de la información. Los nuevos periodistas dejan bastante que desear, apenas se distinguen de un asalariado cualquiera de cualquier otra profesión. Les falta espíritu crítico, ganas de hacer una prensa diferente que supere la imposición de los gabinetes de prensa. Les falta sobre todo hacer el periodismo que a ellos les gustaría leer porque ni siquiera son consumidores críticos de prensa. Y esto le viene bien a los empresarios de los medios, que tendrán profesionales dóciles a su servicio, y sobre todo a los poderes, que contarán con periodistas que no les meterán en muchos problemas.
El reducto y la solución está en internet, sí y no. Sí cuando se plantea como un medio de comunicación más, igual de profesional y responsable que el resto de los medios. No cuando se abusa de la libertad que supone la Red. Periodista no es cualquiera que opina, periodista es el que sabe qué contar, cómo contarlo y a quién contarlo. La falta de profesionalidad lleva a la irresponsabilidad.
Por eso, en la actualidad reciente de Canarias hay varios hechos de carácter informativo reseñable.
Cerdán
El nombramiento de Daniel Cerdán, para el común de los mortales mínimamente informado, es una aberración, pero una aberración ineludible. Es una aberración porque suena extraño que se nombre a un viceconsejero de comunicación como director de la Televisión Canaria, pero es que los ejemplos de otras comunidades tampoco son buenos. El asunto es que Cerdán era la única y la peor solución posible. A pocos meses de las elecciones, ningún periodista cabal aceptaría un cargo en el que sabe que no durará más allá de mayo.
El tema no es Cerdán sino el modelo. Como en España todos los partidos en el poder emplean las televisiones públicas en su beneficio, deberíamos ir hacia la ultrarregulación de la información política en plan BBC. En plan que si Coalición Canaria sale tanto, pues el PP y el PSOE salen otro tanto en proporción de su representación política. Es irreal, pero es la única manera de evitar manipulaciones y llamadas a los informativos de las televisiones para que saquen tal cosa y tal otra, como se producen todos los días.
A Cerdán no le queda otra que lidiar con una Televisión que sigue sin encontrar su modelo, un modelo que debería ser apostar e impulsar el talento local, contar lo que aquí ocurre y de la manera de aquí, pero sin chabacanería ni cutrerismo.
Morir de éxito
La promoción de los viajes del Diario de Avisos empezó como una buena idea y terminó como un ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas. Por desgracia, los periódicos deben recurrir a este tipo de inventos para vender ejemplares, aunque luego esos periódicos terminen en la papelera una vez que se recortan los cupones. Varias veces me he llevado gratis diarios nacionales en mi kiosco habitual porque la gente se queda con la promoción y ni siquiera ojea el periódico. La culpa es de una sociedad que se mueve en una especie de analfabetismo práctico. Pero parte de la culpa es de la prensa, que no sabe elaborar contenidos atractivos, buscar noticias diferentes, darle protagonismo a la gente en lugar de a los políticos, dar con lo que está debajo, informar y formar, escudriñar y no quedarse con la rueda de prensa y la nota del gabinete.
En lugar de hacer buenos periódicos, nos esforzamos en hacer buenas promociones.
El problema es cuando todo se plantea mal. El Diario murió de éxito; se vio ante una enorme demanda de periódicos y no fue capaz de calibrar que, de vender más periódicos con más cupones, pues más gente reclamaría su viaje. Se amplió la promoción un domingo para decir al miércoles siguiente que ya no quedaban plazas. Además, se cometió el imperdonable error de no numerar los cupones, con lo que cualquier persona se compraba un día los quince periódicos para sacar los quince cupones que necesitaba para su viaje, y santas pascuas.
El resultado está claro. Le va a costar mucho a este periódico recuperarse del impacto negativo que sobre su imagen tiene el descrédito generado por una campaña mal gestionada. Dudo que ganara lectores con esta iniciativa, e incluso los de muchos los habituales del Diario, que no pudieron comprarlo durante la promoción, han dejado de adquirir el que era su periódico de referencia.
Lo bueno, como siempre, es extraer reflexiones y sobre todo mirar hacia una obv¡edad: la manera de vender periódicos es hacer buenos periódicos. Por desgracia, hoy en día la manera de vender periódicos es hacer buenas promociones y conseguir "colar" periódicos en taxis, instituciones públicas, empresas, aviones y demás. Estamos ante una crisis de la prensa mucho más grave de lo que la mayoría se piensa, y el caso de esta promoción es solo un síntoma más.
La crisis en general del periodismo incide sobre todo en los periodistas. Los buenos periodistas están confinados en cargos de responsabilidad sin apenas impacto en el día a día de la información. Los nuevos periodistas dejan bastante que desear, apenas se distinguen de un asalariado cualquiera de cualquier otra profesión. Les falta espíritu crítico, ganas de hacer una prensa diferente que supere la imposición de los gabinetes de prensa. Les falta sobre todo hacer el periodismo que a ellos les gustaría leer porque ni siquiera son consumidores críticos de prensa. Y esto le viene bien a los empresarios de los medios, que tendrán profesionales dóciles a su servicio, y sobre todo a los poderes, que contarán con periodistas que no les meterán en muchos problemas.
El reducto y la solución está en internet, sí y no. Sí cuando se plantea como un medio de comunicación más, igual de profesional y responsable que el resto de los medios. No cuando se abusa de la libertad que supone la Red. Periodista no es cualquiera que opina, periodista es el que sabe qué contar, cómo contarlo y a quién contarlo. La falta de profesionalidad lleva a la irresponsabilidad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)