lunes, 8 de febrero de 2010

De tanto pedir humor...

Hace años los aficionados carnavaleros le pedíamos a las murgas algo más de humor y mucho menos de omblisguismo, que afinaran la crítica (que al menos se documentaran en sus leñazos) y tal y cual. Sobre todo pedíamos que recuperaran eso de la ironía y que hicieran honor a su habitual disfraz de payaso.

Como decía Oscar Wilde, no hay nada peor que tus sueños se hagan realidad. Y después de cinco años de hegemonía de Triqui Traques, estamos de humor hasta la coronilla. O mucho cambia el asunto del concurso murguero, o tendremos hegemonía Triqui por una temporada, porque personajes sobre los que tejer una historia como tema central, y chistes baratos como lo del baño checo, son fáciles de llevar sobre un escenario. Además, Triqui Traques se convirtió en la murga que gusta a cualquiera que pasa por ahí, cualquiera que no sea carnavalero de toda la vida, cualquiera que no sepa qué es una murga chicharrera, cualquiera que pueda formar parte de un jurado.

No hay que quitar méritos a la victoria de Triqui Traques, hicieron reír al respetable y sus montajes eran de todo menos sencillo, pero los carnavaleros, gracias a tanta gracieta, nos dimos cuenta de que la murga es otra cosa. La murga es un equilibro entre caña y diversión, entre ironía y provocación. O sea, la murga es Bambones y Diablos Locos, más los intentos del resto por llegar a ese nivel. Entonces se produce esta curiosa disparidad: todo el mundo dio el pasado sábado como ganadores a Bambones, o quizá, si se apelaba al tema romántico de su 40 aniversario, a Diablos Locos; algunos incluso le quitaban a Triqui Traques el beneficio de tercer puesto a favor de Trapaseros, sorpresa de la noche, y La Traviata, sobre todo por recuperar una crítica más esmerada aunque aburridísima. Pero cuando le dieron el segundo premio a Bambones, todos nos pusimos en lo peor: en que el rollo del humor dominará hasta la eternidad, porque ni Bambones ni Diablos, las únicas murgas que pueden optar a un primer premio, pasarán por el aro de montar una chirigota en escena.

¿Cómo se arregla esto? Quizá impulsando la parte crítica en la puñetera puntuación, quizá contando en el jurado con personas que sepan lo que es una murga, pero mejor que todo, quizá cambiando por completo el concepto del concurso. Una de dos, o las murgas se votan a sí mismas, tipo Eurovisión y de manera pública; o se da un voto genérico por parte de un jurado entendido en murgas. Eso de medio punto a la afinación, otro a la inteligibilidad y punto y medio a la intencionalidad (¿qué coño es la intencionalidad?) es un disparate total. Una murga no es una suma de elementos independientes, es una sensación global. El reglamento del concurso de murgas recuerda a aquella escena mítica de ‘El club de los poetas muertos’.





No es poner a la murga a la altura de la poesía, sino mostrar que hay elementos difíciles de puntuar de manera desglosada. Una murga no es una vaca, con la paletilla por aquí y el lomo por allá. ¿Es equiparable la crítica de La Traviata, fundamentada y bien cantada, con la de Bambones, original a más no poder, que siempre intenta darle dos vueltas a la obviedad, e interpretada como si les fuera la vida en ello? Ambas son buenas críticas pero, ¿cómo valoras la originalidad de Bambones?, ¿con un cuarto de punto? ¿En qué apartado evalúas la vibración que trasmiten Bambones y Diablos, que parece que están encima tuya cuando cantan? Podríamos llamar a eso “intensidad” o “credibilidad” y darle otro puñetero punto en el galimatías de jurado.

El concurso de murgas lleva un par de años en una deriva peligrosa. Ya en 2009 Triqui Traques ganaron de manera extraña, de nuevo quitando a Bambones, definitivamente la murga más completa, el cetro. Este año la injusticia (y el aburrimiento) es más evidente, porque se instaura la lucha entre el chiste fácil y la crítica elaborada con pizcas de humor. O sea, ente Bambones y Triquis, con Diablos en medio de la lucha; porque si Diablos afianzaran su parte humorística y se dejaran de canciones liosas que te ponen de los nervios ante el posible fallo, estarían peleando en lo más alto. De todas maneras, su ausencia de los premios el sábado es otro de los misterios carnavaleros propios de Santa Cruz de Tenerife, una fiesta que se ceba en la polémica como elemento distorsionador porque, si no tuviéramos el palicazo anual del concurso de murgas, a lo mejor nos da por pedir que canalicen mejor los barrancos chicharreros.

Si esto no cambia, solo nos queda esperar el montaje de Triquis para el año que viene, y que el jurado de periodistas desconocidos y profesores de canto le vuelva a dar el primero a los de la calle de la Noria porque durante su concurso se rieron un fisco. De tanto pedir humor, acabamos hartos de tanta risa fácil.

viernes, 5 de febrero de 2010

¿Dónde está El Batu?

Cuánta paciencia, viernes 5 de febrero de 2010

Hay algo inexplicable en la realidad canaria, y no es que la virgen de Candelaria se haya olvidado de Tenerife con un torrente de agua seguido por un terremoto que no hizo nada de pupita. El terremoto es porque la isla se asienta, y con esta crisis, y con esta incertidumbre en el futuro de Canarias, que las islas se asienten no deja de tener su punto. Aún así, imaginen que ese terremoto tiene que ver con un volcán submarino, que la cosa se pone marchosa y emerge una isla entre Tenerife y Gran Canaria, que es donde fue el epicentro del terremoto. ¿Qué hacemos con la Isla, en qué provincia la metemos, la declaramos urbanizable o montamos un parque temático?, o mejor todavía, ¿trasladamos a ella todo el aparato del gobierno canario y nos dejamos de rollos con las capitales, parlamento incluido? Incluso podríamos declarar a la nueva isla como una arcadia donde solo podrían vivir los políticos, sus asesores y sus adulones. El resto del mundo, fuera. La idea es buena, deberíamos llevar hasta al Cabildo del Hierro a la futura isla, esa especie de Brasilia en medio del mar.

Pero lo inexplicable no es esto, lo raro es que todavía no hay reacción en Internet de El Batu ante la clasificación de John Cobra como finalista para representar a España en Eurovisión. El Batu es del barrio de Alcaravaneras, el mejor representante del elemento barriada canario, el ni-ni poligonero, sin oficio ni estudios, pero con carisma callejero. Deberíamos convertir a los barriadas canarios en los negros nacionales e inflarnos a vender discos de rap entre los peninsulares jóvenes con problemas de identidad, lo mismo que ocurre en Estados Unidos. Los colegas del Batu subieron varios vídeos del caballero haciendo el loco en la calle, el tema fue un exitazo en YouTube y justo le saltó una respuesta de John Cobra, un locoplaya de Valencia. John Cobra tiene un tema infumable entre los diez finalistas para Eurovisión. El Batu no dice nada y oigan, a ver si el gobierno de Canarias le echa una mano y el Cabildo le graba un vídeo, porque esto no puede ser.

Necesitamos a la prensa

Cuánta paciencia, jueves 4 de febrero de 2010

Los que hablan de la desaparición de la prensa y de la extinción del trabajo del periodista le dan demasiada importancia a las noticias, como si las noticias existieran por sí solas. Hay noticias obvias, como que en Canarias calló un chaparrón cojonudo el pasado lunes, y hay otras noticias que hay que buscar, como que Santa Cruz de Tenerife, una de las zonas más afectadas por el torrente, antes tenía siete barrancos y ahora solo le quedan dos abiertos. Hay una calle que se llama Barranquillo en el saber popular y que convirtió la parte baja de la ciudad en un fantástico lago marrón caca.

Ahora hay una corriente para instaurar la cadena perpetua o algo así en España. Digan que sí, a los delincuentes hay que fastidiarlos todo lo que se puede, porque quien habla de cadena perpetua, habla también de pena de muerte, rescatemos el garrote vil, hombre. Pero luego hay muchas otras lecturas. Por ejemplo, que España cuenta con una tasa de delitos inferior a la media europea y en pleno descenso desde hace 20 años, pero la gente dice que cada vez hay más inseguridad, dónde vamos a parar. Estos interesantes datos los aporta el abogado Julián Ríos en la edición de hoy de ‘El País’, es fácil de encontrar porque está en la última del periódico.

Hay otra noticia noticia, de esas que estalla de bruces en la redacciones sin necesidad de que ningún periodista escudriñe. Se trata de la liberación de Ricardo Carzola, un señor al que varios testigos inculparon de violación, pero que las pruebas de ADN exculparon. El primer juez no hizo casos a las pruebas de ADN, porque la ciencia debe ser muy puñetera. Pero el Tribunal Supremo dijo que nada de eso. Imaginen, usted va por la calle y una persona dice que usted cometió un delito. A pesar de contar con pruebas en contra, a usted lo meten en la cárcel porque aquí hay que meter a todo el mundo en la cárcel. Si me apuran, hasta a usted le podría caer una cadena perpetua, si este país sigue ese rumboso movimiento, porque nos creemos que todo es tan perfecto como un capítulo de CSI, pero no, el sistema es tremendamente imperfecto, la faena es cuando la imperfección le toca a uno.

jueves, 4 de febrero de 2010

El Ipad de los co****s

Cuánta paciencia, jueves 28 de enero de 2010.

Jolín con el Ipad, el cacharro ese que acaba de presentar Apple. Yo no sé ustedes, pero o se ponen de acuerdo, o dentro de poco tendremos que ir con cuarenta aparatos revolucionarios que nos cambiarán la vida encima, y casi todos con la I, o la ai, por delante. Que si libro electrónico, que si móvil, que si Mp3, que si netbook. Ahora dicen que el Ipad va a solucionar parte de eso, pero tampoco es un teléfono móvil ni tiene cámara digital. Así que, a ver si evoluciona ya la tecnología, nos implantan un chip en la oreja, otro en el ojo y se dejan de chorradas.

En realidad todo esto forma parte del gran juego infantiloide de la sensación de la temporada. Los frikis tecnológicos, impulsados por ese niño que nos queda dentro y que cada vez da menos vergüenza sacar fuera, deben comprarse ese Ipad como sea, deben conseguirlo, sí, sí, sí, para luego darse cuenta de que su vida sigue igual con el cacharro nuevo, o no. Es el síndrome de los diseñadores. No sé la razón, pero los diseñadores gráficos son Appleadictos, para mayor gloria de la cuenta corriente de mi tocayo Steve Jobs. Una cosa, el señor Jobs tiene más perras que el señor Job Ledesma porque su nombre es trabajo en plural, mientras que el mío es singular, y con eso está explicado todo.

Los diseñadores gráficos removerán todo para hacerse con el primer Ipad que llegue a Canarias, seguramente pidiéndolo directamente a Estados Unidos. Y así estarán, entretenidísimos, hasta que mi tocayo u otro lumbrera descubra el chisme electrónico que nos va a arreglar definitivamente la vida el próximo semestre pero que en realidad, solo conseguirá que tengamos otra fuente de alimentación más para enchufar en la corriente, que para arreglar eso todavía no descubrieron nada.

Bulli Bulli

Cuánta paciencia, miércoles 27 de enero de 2010

El revuelo causado por el cierre temporal de El Bulli durante los años 2012 y 2013 demuestra que el gran espectáculo culinario al final logró el impacto que buscaba. Me quedo con el comentario de Santi Santamaría: es todo un rollo mediático. Y tanto. Todo ahora es un rollo mediático. Adriá tiene muchos méritos, y no tiene la culpa de los miles de malos imitadores que surgen en cualquier lugar del mundo. A Adriá se le cita más por esnobismo que por conocimiento. Pocas son las personas que pasaron por el Bulli, y de hacerlo, más de uno se llevaría una mayúscula decepción. Adriá es la punta de lanza de una cocina española moderna y atractiva, pero es un elemento más de una revolución que comenzó hace bastante tiempo y en la que están metidos muchos cocineros.

Cargar toda la fuerza de una gastronomía tan importante como la española en un único chef o un único restaurante es bastante mezquino. Realmente los buenos profesionales tienden a alejarse de la revolución de Adriá, aunque bien que se apropian de algunos de sus hallazgos.

Lo curioso es el momento escogido para su retirada, justo cuando esta crisis económica devuelve el protagonismo a una cocina tradicional pero bien elaborada, a los platos de cuchara de toda la vida, para entendernos. Mientras tanto, en Canarias seguimos lastrados por una ignorancia gastronómica enorme, donde la labor de unos pocos esforzados en la necesaria remodelación de la tradición isleña tropieza con una masa consumidora que solo buscar entullo, poca calidad y precios mínimos. Nos falta la cultura suficiente como para considerar un dinero gastado en una cena, aunque sea cara, como una grata inversión en nuestra felicidad. Porque al final los cocineros trabajan sobre todo para nuestra felicidad. Y es hora de que el señor Adriá saque tiempo para ser algo más feliz.

El sentido de la vida

Cuánta paciencia. Martes, 26 de enero de 2010

Entre las muchas razones por las que España va a salir más tarde que nadie de la crisis, algunos apuntan la culpa hacia el sentido de la vida nacional. El sentido de la vida, toma ya. Ese sentido de la vida indica que todos los españoles queremos ser funcionarios y que ante cualquier problema, siempre buscaremos el auxilio del estado o de la institución pública de turno para que nos ahorren el disgusto. Varios escritores de pluma alta, como Julián Marías o Julio Llamazares, escribieron en estos días columnas como esta, hablando de que cuando hay lío, como cuando se secuestra un atunero en Somalia, se hunde un barco con turistas españoles en el mar Rojo, o Al Qaeda pilla a tres cooperantes españoles en Mauritania, ya está una colección de familiares, partidos políticos y asociaciones varias pidiéndole al estado que resuelva el asunto, pero cuanto antes, por favor.

Y la suma de noticias con la institucionitis como eje no paran, como los datos que llegan sobre la particular conducción de los periodistas españoles en la base del aeropuerto de Puerto Príncipe, en Haití. Resulta que varios aviones españoles con ayuda en lugar de llevar medicamentos, agua o comida, en lugar de cargar con más bomberos, médicos o enfermeras, llevaron a periodistas a tutiplén. Se entiende que esos periodistas trabajan para empresas privadas que debían buscarse la vida y la manera de llegar a Haití, pero si papá estado puede llevarnos y mantenernos gratis en Haití, pues mejor todavía.

Ahora llega la noticia de que varios vecinos de Fuencaliente, en La Palma, se dedicaron el pasado viernes a hacerle una limpieza a la carretera del barrio de Los Llanos, afectada por las lluvias del pasado mes de diciembre, según informa el periódico digital ‘El Apurón’. La limpieza no fue una iniciativa colectiva y privada para demostrar que hay actividad más allá del cabildo o el ayuntamiento de turno. La limpieza dicen que fue una manera de protestar ante la inactividad del Cabildo, dicen los afectados. Qué lástima, perdieron una ocasión fantástica de celebrar la limpieza como un monumento a la actividad privada, espontánea, emprendedora y al margen del politiqueo habitual. Pero no, dejemos que de nuevo nuestros problemas los resuelvan otros.