jueves, 18 de marzo de 2010

Nos vamos a tomar por saco

Cuánta paciencia, martes 16 de marzo de 2010

Pues resulta que el planeta está estresado, que tiene un problema de hiperactividad. Todos sabemos la fórmula: demasiada población, demasiada explotación de recursos, demasiado todo y demasiada poca cabeza. Pero esto lo dice de manera oficial el informe ‘La situación del mundo 2010’, que elabora cada año el Worldwatch Institute de Washington. El informe acojona, por decirlo de manera clara. Expone sobre todo que esta situación de crisis colectiva, natural e individual está en un punto de no retorno. O sea, que o cambiamos o nos vamos todavía más al garete. Otro “o sea”, que de este lío no tienen culpa mayoritaria ni Zapatero, ni Paulino y JotaEme Soria, menos mal.

El informe dice que la culpa de todo la tiene el consumo de todo. Y ahí lo tenemos difícil, porque en el tema del consumo somos un ejemplar animal rumboso, o sea, que nos encanta el tema y que nos hace feliz comprar cosas nuevas. De esto del consumo se quejan todos de vez en cuando, desde los budistas hasta los ecologistas, pasando por los apocalípticos que critican toda clase de consumo, menos el propio. El problema es que cuesta encontrar una solución global porque ya les digo, la sensación global es que el género humano no da para más, que no rige, que no aprende y que no es muy completo.

Cualquier persona que se maneje con un mínimo de responsabilidad digamos que verde en esta vida, se tropieza con múltiples ejemplos de congéneres de especie que actúan como si no hubiera límite, o mejor, como si no existiera un mañana. Problemón, porque esto es como el colesterol o la hipertensión, que están ahí pero no avisan hasta que te da el susto mayúsculo, y parece que estamos esperando a tropezarnos con un cataclismo disparatado, en forma de gran hambruna internacional o de desastre social colectivo, para darnos cuenta. O espera, que somos testigos de la inmigración digamos que ilegal, estamos padeciendo una crisis asfixiante, tenemos al clima algo desbocado. Pues sí, parece que la gran enfermedad está aquí, pero no nos apetece mucho darnos cuenta.

Nos vamos a tomar por saco

Cuánta paciencia, martes 16 de marzo de 2010

Pues resulta que el planeta está estresado, que tiene un problema de hiperactividad. Todos sabemos la fórmula: demasiada población, demasiada explotación de recursos, demasiado todo y demasiada poca cabeza. Pero esto lo dice de manera oficial el informe ‘La situación del mundo 2010’, que elabora cada año el Worldwatch Institute de Washington. El informe acojona, por decirlo de manera clara. Expone sobre todo que esta situación de crisis colectiva, natural e individual está en un punto de no retorno. O sea, que o cambiamos o nos vamos todavía más al garete. Otro “o sea”, que de este lío no tienen culpa mayoritaria ni Zapatero, ni Paulino y JotaEme Soria, menos mal.

El informe dice que la culpa de todo la tiene el consumo de todo. Y ahí lo tenemos difícil, porque en el tema del consumo somos un ejemplar animal rumboso, o sea, que nos encanta el tema y que nos hace feliz comprar cosas nuevas. De esto del consumo se quejan todos de vez en cuando, desde los budistas hasta los ecologistas, pasando por los apocalípticos que critican toda clase de consumo, menos el propio. El problema es que cuesta encontrar una solución global porque ya les digo, la sensación global es que el género humano no da para más, que no rige, que no aprende y que no es muy completo.

Cualquier persona que se maneje con un mínimo de responsabilidad digamos que verde en esta vida, se tropieza con múltiples ejemplos de congéneres de especie que actúan como si no hubiera límite, o mejor, como si no existiera un mañana. Problemón, porque esto es como el colesterol o la hipertensión, que están ahí pero no avisan hasta que te da el susto mayúsculo, y parece que estamos esperando a tropezarnos con un cataclismo disparatado, en forma de gran hambruna internacional o de desastre social colectivo, para darnos cuenta. O espera, que somos testigos de la inmigración digamos que ilegal, estamos padeciendo una crisis asfixiante, tenemos al clima algo desbocado. Pues sí, parece que la gran enfermedad está aquí, pero no nos apetece mucho darnos cuenta.

Trabaje menos jornada hasta los 67

Cuánta paciencia miércoles 17 de marzo de 2010

Ni idea de si quieren que trabajemos más o menos. O sea, por un lado sacaron aquel tiento de prolongar el curro hasta los 67 años. La consecuencia directa fue una oleada de protestas porque la gente, la verdad, no quiere trabajar, es lo que dicen los viejos habitualmente. Mucha campaña en contra de la jubilación a los 67 años, pero ninguna a favor. Por ningún lado se vio a una agrupación de parados alzar la voz para decir: “Oigan, que nosotros si hace falta, hasta los 67 y hasta los 77 trabajaríamos”. No, ponga usted jubilación a los 67 años en cualquier buscador y verá todos los grupos en contra de Facebook que le salen. Es extraño. Qué mejor que prolongar hasta los 67 años esas múltiples pausas para el cigarrillo a media mañana, ese llegar al trabajo y salir a desayunar, porque ya sabemos que en España nadie desayuna en su casa, esa pausa a las once para bajar otra vez a tomarse algo, esa pausa a la una para el aperitivo, y ese salir escopetado a las menos diez aunque la hora de salida sean las en punto.

Sé de muchos que cuando leen eso de “va a trabajar hasta los 67 años su santa madre” se parten de la risa, porque trabajar, lo que se dice trabajar, poca gente lo hace. El resto vive en un amago de trabajo.

Pero ahora resulta que quieren que trabajemos menos. O sea, esa cosa del contrato alemán que pueden leer ustedes en toda la prensa. El asunto es que el Gobierno de Canarias subvencionará una reducción de jornada. Se busca que los empresarios, en lugar de echar a gente, les hagan trabajar menos horas, que la institución de turno paga la diferencia de sueldo. En fin, que los trabajadores, entre cortado y cigarrito, llevan varias semanas la mar de entretenidos, haciendo unas argollas tremendas en el trabajo mientras discuten en el bar que van a trabajar más, o que ahora van a trabajar menos. Esto no hay quién lo entienda.

Sin luz

Cuánta paciencia, viernes 12 de marzo de 2010

Mira en Cataluña, que llevan ya varios días sin luz eléctrica por el temporal de nieve. Si aquí nos enfadamos por un corte de luz que no llega a un día de duración, no sé cómo estará la gente de Gerona, que llevan varios días sin luz, sin esa cosa que llamamos corriente y que se nota que cada vez es menos corriente. Por cierto, Endesa, la misma empresa de Unelco, intenta resolver los cortes de luz en Cataluña. Pero no entienda esta columna radiofónica como otro ataque contra Endesa, que la pobre ya tiene bastante, sino como una reflexión sobre lo comodones que nos estamos poniendo los usuarios.

Está muy bien tener luz, agua, Internet y televisión en casa, es de lo más normal: abres el grifo pero te bebes el agua de un botellín, y cosas como éstas tan graciosas. Pero cuando algo de esto falla o funciona mal, nos ponemos muy pesados. Vamos, que se nos está pegando esa cosa del lenguaje político de “exijo que me pongan la electricidad pero ya” o “exijo que este servicio sea perfecto las 24 horas del día”.

Ya, vale, todo muy bien, pero hay cosas en este mundo que entienden poco de exigencias. O sea, una lluvia que anega media isla o una nevada que paraliza toda una región. Contra eso poco se puede hacer. Es cierto que condiciones meteorológicas tan desfavorables, todo lo que está mal arreglado se estropea más rápido. Pero no es menos cierto que cuando la cosa se pone muy mala, por muy exigentes que nos pongamos, no hay manera de que enganchen la electricidad antes. Nos hace falta ser más pacientes y comprensivos, dos virtudes que últimamente se practican poco, porque algún día se cometerá el mayúsculo ridículo de pedir dimisiones y exigir que nos pongan Internet después de una erupción volcánica o de que un meteorito arrase la central eléctrica de turno, porque por pasar, puede pasar.

jueves, 11 de marzo de 2010

Eutanasiando

Cuánta paciencia, martes 9 de marzo de 2010

Las palomas son unos animales listos, se aprovechan de cualquier miga que se nos cae para seguir viviendo. Pero las palomas son fuente de enfermedades y sus excrementos destrozan fachadas y esculturas, además de que te fastidian la tarde si te caen encima, el excremento, digo. Por eso, en las ciudades civilizadas de vez en cuando controlan, entre comillas, a la población de palomas. TelevisiónCanaria acaba de emitir una noticia sobre este control. Salía una responsable del asunto diciendo que luego a casi todas las palomas las “eutanasian”, en un extraño requiebro para no decir que se las cargan.

El verbo eutanasiar no existe, lo dice la RAE, pero da igual, porque si por algo se caracteriza el mundo de lo políticamente correcto es por buscar el palabro imposible para esconder la palabra real. Con tal de no decir que matan a las palomas, se larga esa burrada del eutanasiamiento. Porque resulta que hay mucha gente que da de comer a las palomas callejeras, incluso hace tiempo llegaron varias quejas a TelevisiónCanaria por la emisión de otra noticia similar sobre la captura y eutanasiamiento de animales.

Esto entra de lleno en el famoso debate sobre el sufrimiento animal, el asunto de los toros. El hombre es un ser omnívoro al que le gusta bastante la carne y los productos de origen animal. Para conseguir estos productos de origen animal, hay que matar a esos animales. El ser humano se caracteriza también porque muchas veces siente más cariño por otros animales que por sus propios congéneres. No digo de hacer el bestia con las bestias, pero como siempre, habría que buscar un punto de equilibro, un cierto control contra el maltrato animal innecesario, pero también un cierto control con algunas tonterías mayúsculas, como esa de ponerle un abogado da los animales, una medida que pusieron en referendo en Suiza y que, curiosamente, no salió adelante. Y por cierto, cargarse no unas cuantas, sino bastantes palomas de nuestras ciudades no vendría nada mal.

Basura digital terrestre

Cuánta paciencia, lunes 8 de marzo de 2010

Un señor con barba dice que la TDT trae más interactividad, más canales y mejor imagen. En el mismo medio de Internet que publica el encuentro digital con José Antonio Quintinela, que es uno de los muchos responsables gubernamentales en esa cosas llamada TDT, saca un listado de las peores presentadores de esa cosa llamada Call TV.

Ganó Begoña Alonso, que escribió canguro con j, o sea, canjuro, y pingüino, pues bueno, como si fuera pingueneo. Insuperable, como aquel momento en el que un concursante acertó un premio pero, sobre la marcha, inventaron una regla nueva para no darle unos miles de euros al ganador.

Porque así es la TDT, un montón de tertulias metiéndose con Zapatero y un montón más de esa cosa llamada Call TV, o sea, teóricos concursos que ocupan toda la noche donde se plantean pruebas sencillísimas que nadie acierta. Este tipo de concursos son tan fraudulentos que el gobierno ya los reguló al menos dos veces, y siguen haciendo el quinqui. Los concursos son tan desastre que consiguen que cada madrugada, todo el mundo vea cualquier otra cosa menos estos famosos concursos.

Entonces, ¿para esto montamos el pollo de la TDT? Pues sí, para tener muchísima más televisión, pero qué televisión. La TDT en realidad fue el descubrimiento para muchos empresarios de que la televisión no es esa panacea que nos dijeron, que hacer televisión medianamente digna es muy caro, y mantener un canal con programación propia es tan complicado como para que ahora la parrilla esté llena de Call TV y de consultorios del tarot, de muchísimas tertulias, eso sí, todo ello en con más canales, con mejor imagen y con muchísima interactividad, tanta como que ellos nos intentan engañar y nosotros cambiamos rapidísimo de canal.

No sean pesados

Cuánta paciencia viernes, 5 de marzo de 2010

Oigan, por más que escucho las posiciones de las partes enfrentadas en esto de los toros, soy absolutamente incapaz de adoptar una postura clara. Si es por sufrimiento animal, deberíamos dejar de comer chuletones, porque no me dirán ustedes que a los bueyes en los mataderos se los cepillan a besos. Si es por arte, pues tampoco se entiende que necesidad tenemos de andar haciendo el tonto delante de un toro mientras la sangre sale a borbotones del animal. Tampoco entiendo esas comparaciones excesivas con la ablación genital. Pero cada vez se descubren nuevas investigaciones que hablan sobre el sufrimiento animal, y ciertamente, podemos considerar que el ser humano tiene un camino recorrido desde aquel ser de las estepas que corría detrás de los mamuts.

En fin, que podríamos considerar que la evolución se basa en eso, en vivir sin tocarle mucho las narices a los demás, aunque sea un toro, en no ser una persona insoportable, en conseguir que nuestra actividad diaria consista en ponerle las cosas fáciles a los demás y no ser pesado. Porque, como bien decía El Gañán de La hora chanante, en esta vida de puede ser de todo, menos pesado.

Ocurre justo lo contrario. Nos tropezamos cada día a un montón de gente pesada, un montón de gente cansina empeñada en comernos la oreja, en que no dejemos de fijarnos en ellos, gente que no para de hacerte la vida imposible en diferentes grados. Claro, todo esto tiene el mismo peligro que conducir un coche. Cuando uno conduce un coche, está convencido de que el resto de la humanidad conduce fatal. Cuando uno piensa que la humanidad está compinchada para volverlo loco, a lo mejor es ese uno el que vuelve loco al resto de la humanidad. Oigan, piensen en ello. ¿No serán ustedes unos pesados?

Con los niños en el curro

Cuánta paciencia, jueves 4 de marzo de 2010

Qué mal organizado está el mundo. Acaban de suspender de su puesto de trabajo a un controlador aéreo que se llevó a los niños al currele. El caballero no solo se los llevó, sino que dejó que sus hijos le dieran un par de instrucciones por radio a aviones que despegaban y aterrizaban. El asunto no debería ser muy preocupante porque a los propios pilotos que recibieron los mensajes el tema no les pareció en absoluto peligroso.

Curiosamente, en los ciento y pico comentarios de la noticia en el medio digital más leído del país, el tema genera más reacciones favorables al controlador implicado que otra cosa. Seguro que son padres de familia. Los padres de familia son esas personas que cuentan con hijos en edad escolar, hijos que acuden a centros escolares que se empeñan en ponerse de vacaciones justo cuando sus padres no se pueden tomar unos días libres. Así, en Carnavales, Semana Santa, en un mes y pico del verano y en Navidad, así como en el dichoso día del maestro, uno se tiene que buscar la vida con sus hijos. La alternativa está en, como dijo uno, casarse con un maestro o profesor, para que así coincidan las libranzas. Es otra manera de ver las relaciones de pareja.

Luego hay otro problema al que deben enfrentarse los padres: cuando pasa algo gordo y se suspenden las clases, pero no todo lo demás. Eso fue lo que ocurrió en Nueva York el pasado mes de febrero, el controlador se vio a los niños sin clases por una fuerte nevada, pero él sí que tuvo que acudir a su puesto de trabajo. Allí tenía al niño y para entretenerlo, lo dejó hablar por la radio. La polémica la monta otra vez la prensa. Resulta curioso, pero cada vez da más la sensación de que la misma prensa monta y desmonta polémicas, mientras que a los ciudadanos corrientes y molientes estos asuntos tan preocupantes se la traen sin cuidado. En algo nos estamos equivocando.

Con los niños en el curro

Cuánta paciencia, jueves 4 de marzo de 2010

Qué mal organizado está el mundo. Acaban de suspender de su puesto de trabajo a un controlador aéreo que se llevó a los niños al currele. El caballero no solo se los llevó, sino que dejó que sus hijos le dieran un par de instrucciones por radio a aviones que despegaban y aterrizaban. El asunto no debería ser muy preocupante porque a los propios pilotos que recibieron los mensajes el tema no les pareció en absoluto peligroso.

Curiosamente, en los ciento y pico comentarios de la noticia en el medio digital más leído del país, el tema genera más reacciones favorables al controlador implicado que otra cosa. Seguro que son padres de familia. Los padres de familia son esas personas que cuentan con hijos en edad escolar, hijos que acuden a centros escolares que se empeñan en ponerse de vacaciones justo cuando sus padres no se pueden tomar unos días libres. Así, en Carnavales, Semana Santa, en un mes y pico del verano y en Navidad, así como en el dichoso día del maestro, uno se tiene que buscar la vida con sus hijos. La alternativa está en, como dijo uno, casarse con un maestro o profesor, para que así coincidan las libranzas. Es otra manera de ver las relaciones de pareja.

Luego hay otro problema al que deben enfrentarse los padres: cuando pasa algo gordo y se suspenden las clases, pero no todo lo demás. Eso fue lo que ocurrió en Nueva York el pasado mes de febrero, el controlador se vio a los niños sin clases por una fuerte nevada, pero él sí que tuvo que acudir a su puesto de trabajo. Allí tenía al niño y para entretenerlo, lo dejó hablar por la radio. La polémica la monta otra vez la prensa. Resulta curioso, pero cada vez da más la sensación de que la misma prensa monta y desmonta polémicas, mientras que a los ciudadanos corrientes y molientes estos asuntos tan preocupantes se la traen sin cuidado. En algo nos estamos equivocando.

jueves, 4 de marzo de 2010

Gris claro o gris oscuro

Cuánta paciencia, miércoles 3 de marzo de 2010

Un día cualquiera te tropiezas con frases gloriosas, de esas que deberían pasar al segundo a los libros de citas que emplean los snobs para hacer una columna o escribir medio libro. Hablar con citas de otros dices poco de la inteligencia de uno, y está claro que no le tenemos mucho aprecio a nuestro raciocinio. La frase decía: “Nada es o blanco o negro. Yo no podría ser activista y defender una sola postura”. Lo dijo Jane A. Legget, que tiene un trabajo de lo más democrático: coordina la información que sobre el cambio climático le piden los senadores de Estados Unidos, e intenta que esa información sea lo más amplia y objetiva posible, para que luego critiquemos el sistema político estadounidense.

La afirmación no es del todo exacta, porque en esta vida te tropiezas asuntos que son de un gris oscuro tremendo, o de un gris pálido llamativo. La duda es cuándo y cómo conviene posicionarse. Lo digo por el actor Willy Toledo, que por ver ciertas cosas blancas y otras grises, se está metiendo en un follón importante. El señor Toledo se mojó mucho con la huelga de hambre de Aminatu Haidar, eso lo voy en perfecto blanco y negro, pero le dio un poco igual la muerte por huelga de hambre de Orlando Zapata, un fallecimiento de tecnigris la de ese disidente cubano al que sentenció como delincuente común. El señor Toledo condenó el fallecimiento de Zapata, pero metió la pata, quizá metió la pata cuando se convirtió en el adalid de las huelgas de hambre.

Es lo que siempre les repito, que una de las cosas más complicadas de esta vida es ser coherente, pero la vida nos ayuda poco en esa coherencia. Podemos pedir respeto por los derechos humanos, pero no que se vulneren los derechos humanos en la lucha por los derechos humanos. En todo hay matices, para algunos el famoso Che Guevara es un idealista, para otros un terrorista que se dejó llevar por una visión sesgada de la realidad. El tiempo, curiosamente, le da la razón en unas cosas y se la quita en otras. Por suerte, nuestra lucha no debe estar en el activismo, sino en el conocimiento, en buscar siempre toda la información para acercarnos lo más posible a la verdad, una verdad que casi siempre es, sí, totalmente gris.

El reloj del eje de la play

Cuánta paciencia, martes 2 de marzo de 2010

La naturaleza te reorganiza las jornadas, y la PlayStation 3 te la complica. El reloj de la supermáquina se pensó que 2010 era bisiesto, con lo que la tiene liada parda en las consolas de medio mundo. Los jugones no pueden jugar, igual que muchas personas con televisión no la pueden ver con esto del apagón analógico. La TDT es fantástica, un viaje para ofrecer más televisión mala pero con mejor calidad de imagen: en la parrilla coinciden cuatro concursos televisivos a cual más aburrido y tres tertulias cuya única máxima es meterse con Zapatero, algo tan rematadamente obvio como muchas letras de murgas del carnaval que ya pasó.

Ahora nos enteramos de que el terremoto de Chile movió el eje de la tierra varios centímetros y que retrasó la duración del día un milisegundo y pico. Estamos con un mareo de cifras, con un cuarto de millón de parados de mentira, porque con ese dato, estaríamos al borde de la rebelión social, y encima con otra nueva alerta meteorológica que no lo es. Otra de cifras, resulta que los suicidios superan a los fallecimientos en carretera como causa de muerte en España. Eso lleva a una duda: ¿plantearán macrocampañas con psicólogos y psiquiatras, con su ración de mensaje sensiblero en televisión para reducir la cantidad de suicidios? Recuerdo un concierto de Maná en Tenerife donde dedicaron toda una canción al tema, con mensajes tan claros y espabilados como “el suicidio no es la solución”, les ahorro el chiste, o más bien los diferentes chistes fáciles porque esto es una radio pública.

Entonces, tenemos relojes de máquinas que se equivocan ellos solos y terremotos que cambian el reloj. Apagones analógicos y de corriente para los que nadie tiene la solución, pero para los que todo el mundo busca la culpa ajena, que de eso trata la política, de echarle la culpa a otro. Tenemos alertas de colores que no son alertas y a unos accidentes de tráfico que por suerte bajan, pero suben los suicidios. No respiren tranquilos, porque las primeras causas de muerte son las enfermedades vasculares, el cáncer de bronquios y el de pulmón. O sí, respiren tranquilos, pero alejados del humo del puñetero cigarrillo, que encima apesta.

martes, 2 de marzo de 2010

Hágase concejal

Cuánta paciencia, jueves 25 de febrero de 2010

Aquí estamos, a vueltas con lo de ayer, o sea, con la conveniencia de la congruencia: El político que estaba en una comisión de seguridad vial juzgado por conducir borracho, el cura que se ofrecía como prostituto pero sin caer en el sadomaso, y hoy nuevo capítulo con los gastos de los políticos con cargo electo.

Dicen que José Bono, presidente del Congreso, se reunió con varios directivos de prensa para que redujeran las críticas sobre los sueldos y gastos de los diputados porque la gente ya los estaba insultando por la calle. Lógico, la gente no tiene curro y comprueba que la casta política dispone de demasiados privilegios que no cuadran con el nivel de trabajo de esos representantes. Por ejemplo, el diputado pillado borracho, resulta que otro diputado que pertenece a la comisión de seguridad vial dijo que a este que se chocó con un coche medio pedo lo veía poco por la comisión.

Ahora tenemos en Canarias otra polémica montada con los gastos de una concejal de Santa Cruz de Tenerife, que se mandó varios viajes a Madrid con el gasto un poco disparado y el objetivo un poco difuso. Y digo yo, ¿hay que enfadarse por esto? En esta sociedad moderna, una persona corriente y moliente solo tiene una manera de llevar una vida de lujo y esplendor, y es hacerse político y conseguir un cargo público. Ahí aparecen los viajes en primera y las noches de hotel en Madrid a cargo de la caja municipal, con cenas opíparas incluidas. En circunstancias normales, y con el sueldo medio canario por encima de los 1.200 euros, todos nosotros deberíamos ahorrar todo el año y parte del otro para hacer frente a un viaje de estas características, pero un político se lo marca porque así, porque él lo vale, y lo mejor es que todos podemos hacerlo, todos podemos aspirar a eso, a ser concejal y viajar de muerte. Bueno, también podemos trabajar mucho, ser emprendedores, tener una buena idea, un poco de suerte y dar con la fórmula para lograr dinero, de manera legal, por nuestros propios medios, pero chicos, eso es muy cansado.

El diputado borracho y cura puto

Cuánta paciencia, miércoles 24 de febrero de 2010

Hay que ver con eso de la moral, últimamente no damos una con la moral. Está el famoso párroco de Noez y Totanés, que se gastó el dinero del cepillo pues ya no se sabe en qué, que si en prostitutas, que si en líneas eróticas, que todavía existe eso, el cura famoso que incluso se ofrecía para prostituto para parejas, con foto incluida, menudo párroco. En fin, es lo de siempre, la iglesia se afana tanto en vender su irrealidad que no para de tropezarse con los golpes de la verdadera realidad. A lo mejor el día en que alguna iglesia intente comprender más al ser humano que imponerle una serie de moralinas baratas, llegaremos a algún lado.

Luego resulta que el presidente de las Nuevas Generaciones del PP, que también es vocal del comité de Seguridad Vial del Congreso, tuvo un accidente el otro día a las siete de la mañana del viernes porque iba borracho en la muy repija calle Serrano de Madrid, que menuda calle fue a escoger el muchacho. Pues les digo lo mismo: los partidos políticos se esfuerzan tanto en vender ciertas cosas que cuando hacen lo contrario, dan bastante risa y mucha pena. Así tenemos a partidos que se dicen nacionalistas que prefieren contratar primero a empresas de fuera de su adorada patria para ciertos trabajos regionales. Tenemos a partidos que se dicen socialistas apretandole las clavijas a los trabajadores para ver hasta dónde pueden llegar, tenemos a partidos que dicen defender la rectitud, el trabajo y la familia mandados por una legión de divorciados y tal y cual.

La conclusión es que, a estas alturas, ya va siendo hora de que caigan las grande verdades y que nos vayamos adaptando a la realidad tal y como es, esa realidad que podemos ir modificando poco a poco, no a trompicones, pero sobre todo esa realidad que por desgracia nunca es como nosotros queremos que sea, sino todo lo contrario. Así evitaremos caer en las redes de la incongruencia.

El vago como ejemplo

Cuánta paciencia, martes 23 de febrero de 2010

El sistema moderno de ayudas en un país democrático avanzado está preparado para todo, menos para los vagos. Vamos a ver, un vago con habilidad y con ganas de informarse sobre las diferentes ayudas que puede recibir, si se lo propone y tiene unas necesidades vitales mínimas, puede vivir del cuento casi toda su vida. Miren en Alemania, el caso de Arno Dúbel, lleva 36 años en el paro viviendo de las ayudas del estado germánico, y bastante orgulloso. Se hizo famoso en 2004 cuando celebró una fiesta por su trigésimo aniversario como parado. Por más que las oficinas de empleo alemanas le buscan un trabajo, el caballero no dura, se pone malo, es lo que por Canarias llamamos un flojo, un tipo sin sangre, y orgulloso de serlo.

En cualquier país civilizado abundan los especímenes así; en Canarias los tenemos a espuertas con una actitud similar, enganchan tal paga con tal otra, trabajan lo mínimo para garantizarse el desempleo y lo mínimo para asegurarse de que jamás les renovarán el contrato, y viven tan ricamente, en casa de sus padres y con lo suficiente para unas cervezas y unos cigarritos el viernes por la noche. No solo lo hacen, sino que te lo dicen.

Por eso digo que cualquier estado de derecho, a pesar del capitalismo que nos invade, tiene que buscar mecanismos que den un espacio para estos vagos, para esta gente floja cuyo fin en la vida no es trabajar, sino todo lo contrario. Es complicado, porque habría que buscarles un medio de vida sin que los currantes, que con nuestros impuestos pagamos sus vicios, sintamos que hacemos un poco el ridículo al mirar las retenciones de la nómina. Podríamos liquidarlos en un campo de concentración o al estilo Mossad, pero la sociedad no puede prescindir de estas personas, porque siempre hará falta alguien para dar la tabarra desde una barra del bar, para dar indicaciones a los obreros en las obras y para contar con ese amigo que puede salir de marcha cualquier día de la semana. Y sobre todo, necesitamos esas personas para darnos cuenta de que todo este rollo de trabajar y trabajar, a lo mejor es una gran mentira.

Cuatro te busca la pilila

Cuánta paciencia, lunes 22 de febrero de 2010

El mirón mirado, bienvenidos a la televisión basura. La mejor manera de detectar televisión basura, y cualquier forma de periodismo basura, es que hable de un tema que uno conoce. Por ejemplo, los carnavales, en concreto los carnavales de Santa Cruz de Tenerife. Un chapucero y tendencioso reportaje, por llamarlo de alguna manera, de la cadena Cuatro, mostró un compendio de lo que ellos llaman “la otra cara de los Carnavales”. El revuelo que se causa es importante, pero no es ingenuo. En cualquier fiesta multitudinaria hay drogas, hay sexo de aquí te pillo aquí te mato, hay vacilón y gente afectada por el vacilón. Si eso lo coges y lo pegas todo seguido, te sale lo que sale, que es una interpretación torpe e interesada.

Algunos ven en la chapuza de Cuatro una maniobra para atacar al carnaval de Santa Cruz de Tenerife. No se equivoquen, la única maniobra de Cuatro es la de rascar audiencia. La semana pasada, se hacía público un reportaje en un medio digital sobre cómo la parrilla de Cuatro se está llenando de sexo, sexo y más sexo, con un poquito de droga, si puede ser, detrás de esas puñeteras décimas de share. La Sexta se les acerca y están de los nervios, así que recurren al todo por la audiencia, en definitiva, aunque por el camino caiga la poca dignidad que le queda al periodismo y acaben con el prestigio de una fiesta que se esfuerza por venderse como segura y ejemplar.

Como bien decía un comentario en Internet, los carnavales no son una convención de Pocoyó, no, es cierto, pero de eso a poner en fila india una colección de imágenes conseguidas de manera poco profesional y hasta ilegal, con la bendita cámara oculta, va un trecho que solo se recorre si lo que se busca es sacar cuota de pantalla. Lo mejor del reportaje, el escándalo con los mirones del parque García Sanabria, o sea, el vouyeur asustado con el vouyeur mientras se lo muestra a otros vouyeurs, los que están detrás de la pantalla entre muertos de la risa e indignados.

Todos con Marichalar

Cuánta paciencia, jueves 11 de febrero de 2010.

Lo que está ocurriendo con Jaime de Marichalar no tiene nombre. En cualquier país serio, en cualquier democracia exigente, se pedirían responsabilidades por el maltrato público a este caballerete.

Primero lo quitan de todas las fotos oficiales porque se divorcia de la Infanta de Limón, luego le retiran el título nobiliario, conde de no sé qué, en una fantástica demostración de lo que hay que hacer en España para convertirse en noble, que no es otra cosa que dar un braguetazo. Hay instituciones insostenibles que en cada decisión demuestran su condición absurda, en España tenemos dos de ellas: monarquía e iglesia, dos de los más antiguas.

Lo siguiente para el señor Marichalar fue que le retiraron la estatua de cera del museo de Madrid. Hay pocas cosas más espeluznantes que un museo de cera, hasta el punto de que se hizo una película de serie B al respecto que ahora es objeto de culto, ‘Los crímenes del museo de cera’. Todas las figuras de cera son más feas que los originales, salvo en el caso de Marichalar, que salió favorecido, y lo raro es que no haya elevado una queja porque le quiten la estatua donde sale guapo.

Pero toda esta sucesión de agravios sin respuesta tiene un inicio, un punto de partida que muestra las grandes exigencias que tu patria, eso en lo que se sustentan las monarquías. El primer abuso cometido con el señor Marichalar fue conseguir que se casara con la Infanta Elena, oigan, eso sí que fue duro.

El escáner de las pelotas

Cuánta paciencia, miércoles 10 de febrero de 2010

Jolín con la seguridad en los aeropuertos. Lo último, resulta que un guarida de seguridad del Aeropuerto de Gran Canaria se dedicó a usar las cámaras de vigilancia para centrarse sobre todo en las zonas de las nalgas y los pectorales de las pasajeras. El caballero se dedicó a recopilar el material en varios archivos. Cuando nos decían que cada vez estábamos más controlados, no alcanzábamos a ver que el control llegaba a esto, a que una persona esté calibrando si tu culo, con perdón, merece quedar registrado para la posteridad en los archivos particulares de un vigilante demasiado aburrido como para vigilar.

Justo ayer les contaba que uno de los últimos etarras detenidos cayó a lo CSI, porque lo pillaron las cámaras de un gran centro de ferretería. Imaginen que en lugar de grabar al etarra de marras, que por cierto tenía muy mala cara, el vigilante de turno se pusiera a seguir a otra persona con mejor cuerpito. No tendíamos detenidos. Este despiste de los vigilantes puede explicar también que una persona se subiera a un avión con una bomba metida en los calzoncillos, o que los aviones del 11-S fueran secuestrados por unos simples cutres, como los que vienen en cualquier caja de herramientas. Mientras a usted le tocan las narices por una botellita de agua o por un cortaúñas, el tema es tocar las narices, pero cuando les parece.

Ahora resulta que van a poner esos escáners horribles donde aparecemos como si fuéramos un espíritu con michelines, y todo el mundo parece tan tranquilo porque, en fin, por la seguridad, que sea bienvenido todo. No se preocupen que lo próximo será la exploración anal, para ello solo nos falta que un al qaedo de turno se meta una bomba por salva sea la parte. Mientras tanto, nos preocupa mucho que un segurita aburrido se dedique a grabar escotes, pero nos parece fantástico que nos hagan pasar por un escáner en el que salimos horribles. A ver si trazamos de manera más clara la frontera entre vergüenza propia y seguridad colectiva.

La roja de ETA

Cuánta paciencia, martes 9 de febrero de 2010

Qué peligro las redes sociales. Acaban de detener a un portero de discoteca por violar a una menor en una de estas redes sociales, lo que dice bien poco de los porteros de discoteca, uno de los colectivos con más poder y menos analizados de este país. Una de las grandes frustraciones de la juventud es enfrentarse con los porteros de discoteca y con su habilidad para dejar pasar o no según le dé. Con la edad, o dejas de salir, o los porteros te ven cara de que vas a gastar dinero o, lo que es mejor, resulta que al final terminas conociendo a los porteros y los dueños, y que no te pille un divorcio con esa agenda de amigos, que te dejas del hígado en tanto local nocturno.

El otro peligro de las redes sociales, y de ese control al que estamos sometidos por otra parte. Una de las presuntas etarras detenidas recientemente resulta que hasta tenía perfil en FaceBook, con su nombre y todo. Mira tú. Y a otro de los etarras lo pillaron porque dejó una factura de unas alcayatas con fecha y todo. La policía miró en las cámaras de seguridad del centro comercial en cuestión y pilló la identidad del caballero.

Conclusión, malos tiempos para ser cualquier tipo de terrorista que no sea el suicida. Que se lo digan a la ETA, que no hace más que ver cómo caen sus comandos y cómo no hay manera de conseguir terroristas más o menos decentes. Los relatos de los tropiezos y fallos de los últimos detenidos por pertenecer, presuntamente, a la banda terrorista, darían bastante risa si no hablara sobre unos sujetos capaces de matar para mantener sus vanas ideas. Los etarras de ahora son bastante torpes, y esas torpezas se recogen en Internet y en las cámaras de seguridad. Conclusión, malos tiempos para ser topres, te pillan al momento, o te montan un grupo en FaceBook.