lunes, 26 de abril de 2010

Los peligros del Evo asado

Cuánta paciencia, jueves 22 de abril de 2010

Evo Morales, todo el presidente de un país. Democráticamente elegido, como Berlusconi. Que alguien explique la manera en que se las arreglan para engañarnos. Pero lo mejor es leer las palabras de Evo Morales, esas que le echan la culpa a la calvicie y la homosexualidad de Europa al consumo de productos trasgénicos, mientras se escucha ese megajitazo que es ‘En tus tierras bailaré’, con la conjunción del terror vallenato: Delfín hasta el Fin, la Tigresa de Oriente y la niña Wendy Sulca. Digamos que es una cumbia escrita e interpretada por estos tres faros de la música latinoamericana dedicada, nada menos, que a Israel. El estribillo dice: “Israel, Israel, qué bonito es Israel”. Para que nos entendamos, y hasta que encuentren el vídeo en el YouTube, es como estos clips caspa canarios que nos asolaron hace un tiempo, que si orquestas canarias, que si mariachis a tutiplén, pero en peor.

Entonces podremos analizar todo de manera conveniente. Tiene razón Evo Morales, hay causas en el ambiente que influyen en según qué cosas. No sé si la gente se queda calva por mandarle al millo transgénico o si la gente se puede hacer o no gay así de repente, igual que esas personas que empiezan en un partido político y de repente terminan en otro que no tiene nada que ver. O esas personas que parecen correctas pero luego tienen cuenta en paraíso fiscal llena de dinero público. O esas personas que parecen listas hasta que deben aplicar su listeza y resulta que son tontas.

Pero hay causas medioambientales para que existan cosas como Evo Morales y sus fantásticas declaraciones. Todo conduce a lo mismo, a la tecno cumbia, el rollo Evo Morales y Delfín sin Fin, que se llama así de verdad. Pero hay una cuestión irrevocable, el tema de los mandatos políticos. Si usted lo hace algo mal en su trabajo, lo echan (a no ser que tenga buenos padrinos o sea el hijo del jefe); si lo hace mal en su relación, lo dejan; si es mala persona, no lo querrán; pero si es mal cargo público, como no suceda un cataclismo, lo tendremos que aguantar durante casi cuatro años. Normalmente, los cargos desconocidos en año y medio de mandato empiezan a dejar muestras de su incapacidad. A otros les lleva algo más de tiempo, normalmente encontrarse en una situación complicada para enseñar que no dan más de sí, pero no deja de ser injusto que los tengamos que aguantar durante tantísimo tiempo. Lo bueno de líderes como Evo es que los aguantamos en la distancia. A los de más cerca sí que tenemos que soportarlos.

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