jueves, 8 de julio de 2010

Paul el romántico

Cuánta paciencia, miércoles 7 de julio de 2010

La España deportiva y futbolera se juega una de las grandes citas de su historia y todo el mundo pendiente de un pulpo. El famoso ya pulpo Paul vive en el acuario de Oberhausen. Sí, los alemanes tienen a un pulpo en un acuario como una gran atracción. Solo por eso merecen perder esta noche. El famoso pulpo por lo visto lleva acertados los resultados de unos cuantos partidos del Mundial. Pues nada, a ver si el pulpo se pone y nos cuenta todos los resultados de todas las competiciones deportivas del mundo desde aquí hasta el final de los tiempos y así nos ahorramos un montón de tiempo perdido.

La noticia en sí es una soberana estupidez, pero es de las más seguidas, comentadas y sobre todo repetidas por los informativos de medio mundo. Un pulpo que dicen que acierta resultados deportivos. Friker Jiménez tendría mucho trabajo con este nuevo misterio del mundo moderno.

A pesar de la tremenda nadería que oculta la información, hay un hecho romántico. En España somos muy aficionados a comernos a los pulpos: a la gallega, en vinagreta, en ropa vieja, frito, guisado, mira que nos gusta el pulpo. Paul, el pulpo alemán, que es tan listo como para acertar un partido de fútbol, debería conocer del tratamiento que dispensa España a sus congéneres, y aún así, dice que España ganará el partido contra Alemania porque abrió un tarrito, todos firmes, que lucía la bandera nacional. Bandera nacional que campa a sus anchas por media Canarias, para desesperación de los cuatro nacionalistas redivivos que a estas alturas siguen hablando de la colonización de esta tierra. Hablando del nacionalismo, hace años cada vez que se jugaba el Mundial de turno, algunas formaciones políticas nacionalistas sacaban el típico comunicado diciendo eso que ante la nueva cita deportiva no había que apoyar a la pérfida e invasora selección española, sino a selecciones más afines. La lista de simpatías estaba compuesta por cualquier país africano de aquí cerca y por otros que gozaban de las filias nacionalistas, como Irán en su día. El rollo era apoyar a cualquiera con tal de no animar a España. Los nacionalistas no se pronuncian en este Mundial. Por suerte, todavía nos queda el pulpo Paul para tener el medidor de chorradas a tope.

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