Cuánta paciencia, miércoles 24 de febrero de 2010
Hay que ver con eso de la moral, últimamente no damos una con la moral. Está el famoso párroco de Noez y Totanés, que se gastó el dinero del cepillo pues ya no se sabe en qué, que si en prostitutas, que si en líneas eróticas, que todavía existe eso, el cura famoso que incluso se ofrecía para prostituto para parejas, con foto incluida, menudo párroco. En fin, es lo de siempre, la iglesia se afana tanto en vender su irrealidad que no para de tropezarse con los golpes de la verdadera realidad. A lo mejor el día en que alguna iglesia intente comprender más al ser humano que imponerle una serie de moralinas baratas, llegaremos a algún lado.
Luego resulta que el presidente de las Nuevas Generaciones del PP, que también es vocal del comité de Seguridad Vial del Congreso, tuvo un accidente el otro día a las siete de la mañana del viernes porque iba borracho en la muy repija calle Serrano de Madrid, que menuda calle fue a escoger el muchacho. Pues les digo lo mismo: los partidos políticos se esfuerzan tanto en vender ciertas cosas que cuando hacen lo contrario, dan bastante risa y mucha pena. Así tenemos a partidos que se dicen nacionalistas que prefieren contratar primero a empresas de fuera de su adorada patria para ciertos trabajos regionales. Tenemos a partidos que se dicen socialistas apretandole las clavijas a los trabajadores para ver hasta dónde pueden llegar, tenemos a partidos que dicen defender la rectitud, el trabajo y la familia mandados por una legión de divorciados y tal y cual.
La conclusión es que, a estas alturas, ya va siendo hora de que caigan las grande verdades y que nos vayamos adaptando a la realidad tal y como es, esa realidad que podemos ir modificando poco a poco, no a trompicones, pero sobre todo esa realidad que por desgracia nunca es como nosotros queremos que sea, sino todo lo contrario. Así evitaremos caer en las redes de la incongruencia.
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