jueves, 11 de marzo de 2010

Eutanasiando

Cuánta paciencia, martes 9 de marzo de 2010

Las palomas son unos animales listos, se aprovechan de cualquier miga que se nos cae para seguir viviendo. Pero las palomas son fuente de enfermedades y sus excrementos destrozan fachadas y esculturas, además de que te fastidian la tarde si te caen encima, el excremento, digo. Por eso, en las ciudades civilizadas de vez en cuando controlan, entre comillas, a la población de palomas. TelevisiónCanaria acaba de emitir una noticia sobre este control. Salía una responsable del asunto diciendo que luego a casi todas las palomas las “eutanasian”, en un extraño requiebro para no decir que se las cargan.

El verbo eutanasiar no existe, lo dice la RAE, pero da igual, porque si por algo se caracteriza el mundo de lo políticamente correcto es por buscar el palabro imposible para esconder la palabra real. Con tal de no decir que matan a las palomas, se larga esa burrada del eutanasiamiento. Porque resulta que hay mucha gente que da de comer a las palomas callejeras, incluso hace tiempo llegaron varias quejas a TelevisiónCanaria por la emisión de otra noticia similar sobre la captura y eutanasiamiento de animales.

Esto entra de lleno en el famoso debate sobre el sufrimiento animal, el asunto de los toros. El hombre es un ser omnívoro al que le gusta bastante la carne y los productos de origen animal. Para conseguir estos productos de origen animal, hay que matar a esos animales. El ser humano se caracteriza también porque muchas veces siente más cariño por otros animales que por sus propios congéneres. No digo de hacer el bestia con las bestias, pero como siempre, habría que buscar un punto de equilibro, un cierto control contra el maltrato animal innecesario, pero también un cierto control con algunas tonterías mayúsculas, como esa de ponerle un abogado da los animales, una medida que pusieron en referendo en Suiza y que, curiosamente, no salió adelante. Y por cierto, cargarse no unas cuantas, sino bastantes palomas de nuestras ciudades no vendría nada mal.

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