miércoles, 14 de octubre de 2009

Berlusconia

'Cuánta paciencia', martes 13 de octubre de 2009

Un grupo de periodistas va a colapsar los medios de todo el mundo con noticias optimistas y positivas sobre Italia. Es una medida del ministerio de Turismo italiano para contrarrestar la mala imagen del país por culpa de los líos de Berlusconi. Los italianos se piensan que las informaciones que se publican en todo el mundo sobre el choricero presidente italiano perjudican a la imagen global de Italia. De nuevo la fastuosa ingenuidad política, esa manía de confundir el todo con la parte y de pensar que líder político es el rey del mambo, la representación última de un territorio. De todas maneras, en un mundo donde todavía se piensa que las hijas de Zapatero debían vestir elegantes porque representan a España, cualquier chorrada es posible.

Berlusconi está tan convencido de ser el rey del mambo que hasta se considera un ligón. Su desprestigio cae más rápido de lo que le crece su pelo, o esa mata de pelusilla que luce en la cabeza. Pero es el desprestigio de Berlusconi, la cara de Italia que tengamos cada uno en la cabeza no tiene nada que ver. Ese vínculo es tanto como pensar que el follón de la trama Gürtel y las mentiras de Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valencia, podrían afectar al buen nombre internacional de la paella y de los diferentes arroces levantinos.

El ministerio de Turismo dice que para salvar la imagen de Italia va a emplear periodistas jóvenes, con una edad no superior a los 30 años, para lanzar, y abro comillas, “comunicaciones verdaderas y positivas”. Lo de los periodistas jóvenes solo se justifica en el hecho claro de que el plumilla novato es fácilmente manipulable y entusiasmable con cualquier tontería. También puede ser un indicativo de la total imposiblidad de encontrar periodistas veteranos que sigan siendo eso, periodistas y no cualquier otra cosa. Lo segundo, lo de “comunicaciones verdaderas”, pues oigan, en este cúmulo de trolas que se observa cada día en la práctica política, donde no se dice una verdad ni por error, hasta se agradece que nos cuenten cosas verdaderas, aunque a lo mejor al primero que tienen que corregir es al mismo Berlusconi.

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