martes, 17 de noviembre de 2009

El precipicio del periodismo (con caca de conejo)

'Cuánta paciencia', lunes 16 de noviembre de 2009.

La gente sana sin patologías previas se sigue muriendo por la gripe A. También se muere y se moría un montón de gente por la gripe de toda la vida, la llamada gripe estacional, pero eso no lo cuentan. Curiosamente, justo cuando arranca la campaña de vacunación, salen más noticias de muertes por la gripe A. A lo mejor es que nosotros también le prestamos más atención al asunto, no sé, pero sobre el tratamiento informativo de la realidad les remito a la columna de hoy en ‘El País’ del genial Enric González, donde escribe que el Pentágono falsificó la información sobre el militar que asesinó a más de una decena de personas en un cuartel de Estados Unidos. Las primeras informaciones decían que una mujer policía, una heroína, abatió al militar. Pero luego se supo que no, que la mujer actuó de manera coordinada con otro policía, solo que varón y negro. La realidad es así, pero los titulares quedan mejor con una heroína mujer que con un héroe negrata.

El periodismo es esa habilidad para intentar hacer noticia de donde no hay con la idea de vender cada día un periódico más o un noticiero más. Hace pocos días tuvimos varios ejemplos claros con el famoso tabaco falsificado chino. Un agente policial dijo que en el tabaco había incluso restos de excrementos de conejo. No se aportaron más datos sobre el porcentaje de estas deposiciones en el tabaco de marras, pero la manera como el agente dijo esto, sus palabras y sus gestos dejaban claro que eran indicios pequeños de la caquita de conejo. Pero para qué, titulares desde el cauto “Detenidos varios empresarios canarios por vender tabaco falso elaborado con excremento de conejo” hasta “Mierda de tabaco” alegraron nuestras vidas durante un par de días.

Luego nos rasgaremos las vestiduras diciendo que esta profesión está desprestigiada y que Internet acabará con el periodismo y que tal y que cual. Cada día, aventurarse a comprar un periódico canario es entregarse a la melancolía de saber que el euro o euro y algo gastado tendrá poca recompensa informativa, formativa y divertida. Entregando prensa vacía y titulares forzados no se salva una profesión, pero como siempre, la batalla por sobrevivir mañana les impide enfrentarse a la guerra de la necesaria reinvención.

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