Cuánta paciencia, lunes 25 de enero de 2010
La sociedad más obesa es la sociedad más obsesionada por el deporte, los obesos obsesos. El deporte es cómodo de ver avituallado de comida basura, pero es menos grato de practicar. La obsesión de la sociedad obesa por el deporte llega a tal extremo que cualquier noticia negativa del deporte se convierte en un gran drama. En España, el deporte es sobre todo el fútbol y luego cualquier cosa en la que un español gane algo, desde el tenis hasta el rally Dakkar que se disputa a miles de kilómetros de Dakkar.
Llevamos dos días con la historia de un pibe que se rompió un hueso. Todos los fines de semana cientos de pibes se rompen un hueso, alguno en disputas deportiva. Algunos de ellos quedan con su vida deportiva arruinada por la factura. El tema es romperse el hueso en un partido de primera con las cámaras en directo. Entonces conocemos todas las versiones del drama, que si el pibe era de tal familia, que si el que le rompió el hueso fue a verlo al hospital, una noticia que demuestra de nuevo que lo normal es noticioso, que si todo el mundo está hecho polvo, en fin, que parece que más que romperse un hueso, el famoso pibe está ya no está entre nosotros.
Forma parte de una verdad desmedida cierta desde hace años: la expulsión de Cristiano Ronaldo, el pie roto del tal Filipe Luis, cualquier estúpida información deportiva colapsa la atención, mientras vamos viendo cómo bajan las noticias de Haití en los portales informativos, mientras miramos sin ver a una niña ensangrentada por otro atentado en Bagdad, mientras haya deporte, no importa que mientras tanto pasen cosas.
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