lunes, 20 de septiembre de 2010

Gemelos

Cuánta paciencia, lunes 29 de julio de 2010

Estimados oyentes de otras islas, les refiero que en Tenerife tenemos una buena montada con los gastos de los grupos municipales del ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. No sé que ocurre en el chicharro, pero en esta ciudad últimamente es más fácil encontrar un informe de la Intervención del ayuntamiento sobre los gastos particulares de los concejales que a un fulano vestido con una camiseta de la Roja. Los informes fluyen con una facilidad bárbara, a veces por trabajo periodístico, pero sobre todo por intereses políticos.

Lo que se lee en los informes es fantástico. En general, hay gastos disparatados que se intentan colar como propios del trabajo municipal, pero bendita la relación que tienen. Hay de todo, desde regalos a no se sabe quién hasta la compra de grabados sobre Tenerife y el mar, pasando por compras de material tan municipal como ropa interior femenina o lavados constantes de coches particulares, debe ser por la buena imagen del grupo municipal. Por supuesto, está el gran éxito de los gastos municipales: las comidas. En ciertos ámbitos, lo de llevarse el túper de casa al trabajo no está cuajando, pero claro, si la comida no la pagas tú, es más fácil salir a almorzar o cenar fuera. Ya por un viaje inoportuno a Madrid se organizó una buena hace meses en Santa Cruz de Tenerife. Y lo que queda.

Queda una franca preocupación con estas revelaciones, queda la duda de a saber qué estará pasando en las diferentes instituciones públicas de turno con esas cuentas para gastos en general que luego la gente aplica como le parece. Es cierto que los grupos municipales y los concejales tienen asignadas ciertas cantidades para su trabajo diario, pero algunas personas inocentes consideramos que esas cifras deben ir para justamente eso, hacer mejor su trabajo, no para comprarse unos gemelos para la camiseta, por poner un ejemplo. Si algo bueno puede tener la crisis es que esta agobiante observación de los gastos públicos conduzca quizá a que muchos responsables públicos no se dejen llevar ya por la máxima de “porque yo lo valgo”, sino por la de “esto es de todos, gastémoslo de la mejor manera posible en beneficio de todos”. Solo nos queda confiar en que, en el fondo, los concejales y sus equipitos en realidad se tiran al gasto desmedido como una manera de contribuir al desarrollo económico de su cuidad. Eso o que le echan demasiada cara.

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