Cuánta paciencia, jueves 9 de septiembre de 2010
La máxima de Warhol debería cumplirse, pero a la bestia, eso de los 15 minutos de fama que se nos garantizaría a todos en el futuro. Warhol no conoció las redes sociales y la popularidad que te otorgan según lo brillante de tu estado del día y del debate que genere.
Pero a todos nos hace falta algo más de fama, nos vendría bien un verano de atención mediática constante o un año entero ante el foco y los micrófonos. Quizá así comprendiéramos mejor la condición humana del famoso, sobre todo la gran dificultad de pasar de ser una persona normal y corriente a convertirte en un ser popular. Y no, no hablo de concursantes de grandes hermanos, ni ‘tronistas’ ni demás idiotas que quieren convertirse en la Belén Esteban de la temporada, luciendo cacha, rimel e ignorancia en esos aburridísimos programas de televisión. Me refiero a una fama de verdad, de esta que te hagan fotos en la quinta puñeta del mundo donde intentas estar de vacaciones.
Todos deberíamos padecer el verano de Sara Carbonero o el año y pico de atención de Jesús Neira, el famoso doctor universitario que una vez se metió en medio de una pelea de pareja, a quien ahora califican ya como un juguete roto y tal y cual. Cuánta severidad, con qué alegría juzgamos a una persona que estuvo al borde de la muerte y que ahora intenta rehacer su vida entremezclado con la puñetera política y con el vapuleo informativo de la jornada, donde los medios que se dicen de izquierdas atacan a lo que ellos consideran que son de derechas y viceversa. Alguien dijo que el señor Neira era de derechas sin esperar a preguntarle. Lo que importa es juzgar, juzgar y juzgar, las fotos de Sara Carbonero durante todo su veraneo y cualquier paso que dé Jesús Neira. Para todos esos opinadores la mejor receta es pasar el verano de Sara Carbonero o el año y pico de Neira, a ver si así nos hacemos un poco más cariñosos.
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