domingo, 13 de septiembre de 2009

CATH: la virtud de la diversidad

Vivimos una de las mejores épocas de la música alternativa en Canarias, por no decir la mejor. Eso se lo defiendo a usted en un duelo a espada si hace falta. Jamás tantos proyectos alternativos canarios contaron con tanta proyección exterior, jamás tuvimos artistas de impacto alternativo internacional (sí, El Guincho), y todo eso en un momento en el que veteranos de la escena (Ataúd, Coquillos, Pista Búlgara) saben mantenerse en activo con algo más que dignidad. Pero la mayor virtud actual de sonido macaronésico es la tremenda variedad: salen grupos como setas y salvo algunos repentizadores que todavía le están pillando el truco, todos esos grupo son diferentes, de su mami y de su papi.

La edición de Canarias at the Hotel fue una buena muestra de esa diversidad biológica. Si quizá pecó de algo de falta de riesgo en su programación de grupos nacionales, donde primaron los sonidos del pasado, en la selección regional optaron por el asunto heterogéneo. Esta crónica, volcada en la edición del pasado sábado 12 de septiembre porque el 11 al menda le fue imposible acudir, demuestra la tesis de partida, que para algo el blog, la tesis y la crónica son mías.

Canarias at the Hotel (CATH) es una cita que toma un hotel al asalto y lo llena de actividades diversas: conciertos y sesiones de selectores en la piscina, catas de vinos en un jardín con aderezo de la comida paquistaní del señor Tariq (que si se monta un catering paqui, se forra), toda una planta con habitaciones temáticas dedicadas a exposiciones y a muestras de sellos discográficos, y tres espacios para la música en horario nocturno: conciertos, Honky Tonk (para sesiones más o menos pop, que fue más bien menos) y electrónico. Así lució el decadente hotel Panorámica Garden de Los Realejos en Tenerife. No se puede pedir más para un fin de semana completo pues incluso permitía a los asistentes que lo pagaran alquilar habitación. La oferta era jugosa, y solo la ubicación en fechas, no del todo acertada, y también la lejanía del hotel del área metropolitana de Tenerife, donde se concentra más de la mitad de la población de la isla, evitaron un reventón; pero gente para disfrutar y para hacer ambiente había y de sobra.

Del viernes, las ojeras y sonrisas del mediodía siguiente contaban que fue delirante; todos hablaban del directo trepidante de Los Coronas, grupo al que este comentarista le reconoce la pericia instrumental y el gamberrismo, a la vez que les intenta comprender el por qué de tanta atención y éxito para una banda que no deja de hacer surf instrumental, con todo lo que ello supone (que al cuarto tema esté prácticamente todo dicho). El sábado, las ojeras y sonrisas estaban aún más contentas tras la fantástica cata de vinos canarios comandada por Sergio Santos, el sumiller rockabilly, y su equipo. Luego era cuestión de dejarse caer por la piscina donde Robles y Ledesma, Two Mierda DJ, estábamos en nuestro mano a mano particular, tema uno tema otro, y riéndonos un rato. Pena que nos olvidáramos de comentar los cortes en vivo, que esa era la idea, porque a ingenio no hay quién nos gane… o puede que sí.

La ración de Saturday’s Afternoon Lives la abrió Nicotine Swing, primer ejemplo de que quedan pocos estilos en Canarias que no tengan su referente en grupo: gipsy jazz en un grupo que suena a disco de pizarra, con dos guitarras, contrabajo y acordeón: varios componentes de los excitantes Karlovy Vary en la formación, pericia técnica, repertorio algo obvio en algunas versiones pero sensación de buen rollo y muchas ganas de buscar pareja de baile.

Para la noche, después de que Carlos Gamonal y Oliver Behrmann se inventaran la autopsia de un alien de gominola (los pulmones eran sendos trozos de foie, no se lo pierdan) y de la danza de Roberto Torres, que todo el mundo venía como extasiado, el papelón de abrir directos fue para COMSAT, uno de los grupos vencedores del concurso de bandas del CATH. No había mucha gente y los de Pablo nunca entraron en materia. Lo curioso es que, a pesar de las adversidades, una de las promesas más rimbombantes de la temporada alterativa isleña sonó como un cañón. COMSAT son un ejemplo de cómo mover a tu grupo: curro, llamadas y cuando nadie te hace un concierto, te lo montas tú. Es de los pocos grupos que voluntariamente y sin pedírselo mandó por iniciativa propia su maqueta al programa del menda: ‘Canarias ruido’, algo que dice mucho de COMSAT y sobre todo del pasotismo y la falta de profesionalidad con la que se mueven el 75% de los grupos en Canarias: ¿tiene sentido que un grupo se presente a tocar en un festival donde hay sellos, artistas y promotores de la Península, además de público interesado en tu música, sin una puñetera maqueta encima? Pues por desgracia, esa es la norma.

Cumbia Ebria fueron los triunfadores de la noche: cumbia casposa, corridos, sonidos balcánicos, disparates varios y sobre todo unas insanas ganas de montar el pollo. Seis cafres desde Lanzarote que se lo pasan de muerte sobre el escenario y que igual le regalan una botella del licor al respetable (“La queremos de vuelta, pero vacía”, dijeron) o montan una conga con el público. En algunos momentos suenan trasnochados y se lían bastante con las estructuras de las canciones, pero son excelentes músicos y sobre todo son unos grandísimos payasos (yo le tengo muchísimo respeto al término payaso, me encanta la gente que hace el payaso y este mundo iría mejor si hiciéramos más payasadas). Hacía mucho tiempo que no me reía a carcajadas en un concierto canario por la intención del grupo de hacerme reír, no por su desastre artístico.

Lo de Indier es un hecho casi metafísico: el primer grupo canario con look, como los bautizó Carlos Robles. Pues sí, un grupo que se viste para subir al escenario, acaba el concierto y sale en chándal a tomarse una cerveza. Lo del vestuario fue motivo de debate: ¿dónde se comprarán esa ropa? Este Ledesma concluyó que se la cogieron a sus padres. Indier practican el primer rock progresivo de la segunda mitad de los sesenta, se miran en Jimi Hendrix aunque a veces terminen pareciéndose a Iron Butterfly. Y van vestidos precisamente de eso, como si alguien abriera una cápsula del tiempo fechada en San Francisco, año 1969. Tienden a ser repetitivos pero se notan que están absolutamente convencidos de la contundencia de su propuesta. Al sonido, aunque correcto, le faltó peso y rotundidad. Otra muestra más de diversidad canaria.

La parte fuerte de la noche llegaba con Sex Museum: profesionalidad, sonidazo, actitud, imagen… y pare usted de contar. Uno de los mejores músicos canarios en activo los sentenció al tercer tema: “No todo puede ser actitud, la música siempre debe ser lo más importante”. Rigurosamente cierto, a pesar de su veteranía, dejaron la sensación de que les faltan canciones.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Para ser una crónica sin opinión leo demasiada subjetividad.

Job dijo...

Hombre, la crónica siempre tiene un componente subjetivo importante. Así lo dicen los manuales.

Anónimo dijo...

todo muy lindo, pero habría que decirles a los organizadores que en tiempo de crisis los precios no deberian ser tan altos, sino estamos negándole la posibilidad a las personas que no cuentan con una cartera gorda, lo veo injusto, sé que algunas bandas cobran mucho, y que para montar todo este especatáculo hay que "conseguir" muchas cosas, pero...
UN POQUITO DE POR FAVOR

Job dijo...

Sinceramente, los precios de la venta previa me parecen bastante ajustados para lo que ofrecía el festeival. 20 euros la entrada de día es un precio más que asumible. Y los precios de los bonos con habitación eran la mar de interesantes.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo con lo de Los Coronas, ¿cómo puede tener tanto éxito aquí un grupo así?
Lo de las fiestas CATH está bien pero se le debería dar más importancia a las actuaciones. Pero ya sabemos que donde haya fiesta a la gente le importa una mierda la música. A ver si Victor y cía. se deciden a hacer un festival en un buen sitio y con un buen escenario, ¡ay, mi añorado OCA!
Otra cosa Job, ¿sigues haciendo Canarias Ruido los sábados? Es que después de agosto he intentado descargarme el podcast y no aparece. ¿Habrá que oirlo en directo?

Job dijo...

Cierto lo de Los Coronas y lo defiendo si hace falta. Podrán ser divertidos, técnicamente fantásticos, pero musicalmente me parece que no dan mucho más de sí. Ahora, la gente habla maravillas de su actuación del viernes pero, como soy así de pejiguera, seguro que la veía y me aburría un montón.

Sobre las actuaciones, considero que el CATH cuenta con bastante oferta de directos, esta edición con la novedad de meter dos en la zona electrónica.

Sobre el programa, sigue los sábados de 20:00 a 22:00, y cuando hay fúrgor, de 21:00 a 23:00, dos horas completitas. En cuanto al podcast, ya se los comenté varias veces a los responsables de la web y no me hace mucho caso, está claro, pero insistiré.

Ro.Ro dijo...

Poniendo los dientes largos...buena la crónica y buenos seguro que fueron los palikes del Robles y de Usted...Para la próxima a ver si coincidimos que esta vez pillaba un poco lejos!!Y si para la próxima necesitan un comentarista algo más casposo y melindroso (véase criticón)cuenten conmigo! Abrazos Job!