viernes, 30 de octubre de 2009

El rollo es quejarse

Cuánta paciencia, miércoles 28 de octubre de 2009

En la tele sale el reportaje de un señor recogiendo castañas y se queja por las pocas lluvias. Pero si fueran muchas, también se quejaría de lo excesivo del agua. El rollo es quejarse y con esto de la crisis, la gente se queja que no veas. El otro día se podía leer en un periódico tinerfeño el caso de un señor que emplea una máquina de oxígeno. El señor exigía otra máquina porque la que tenía hacía mucho ruido. La máquina está en camino, pero el señor exigía, insisto, exigía, que llegara más rápido. Cualquier lector serio y con criterio no podía dejar de pensar en las condiciones que llevaron a este sujeto a la condición de necesitar una máquina de oxígeno.

El señor del oxígeno y el buscador de castañas son perfectos ejemplos de una práctica desgraciadamente común entre muchos ciudadanos modernos, que confunden estado con sobreprotección. En lugar de buscar oportunidades propias y trabajarse el futuro, muchos optan por el eterno subvencionismo y que la institución de turno me lo pague todo. Hemos erigido un sistema absurdo donde todo el mundo está convencido de que lo suyo necesita de subvención y apoyo, sin hacer el más mínimo ejercicio de análisis. Así, se apoya hasta el infinito al plátano canario por no sé qué asuntos de las señas de identidad, manteniendo un mercado artificioso en medio de unas organizaciones agrarias de funcionamiento a cual más irregular.

Y si vienen problemas, pues no se preocupen, que como siempre llegará la institución de turna a soltar dinero, y si no lo sueltan les montamos una manifestación o denunciamos el caso en cualquier medio de comunicación, porque siempre existirán periodistas con ganas de creerse la liturgia del pobre desatendido. A todas estas, llegan los cabildos y dicen que no van a devolver nada, y de paso piden un poco de dinero más. A ver si acabamos con esta filosofía del pedigüeño y nos dedicamos más a hacer que a pedir.

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