Cuánta paciencia, jueves 29 de octubre de 2009
El debate entre las tradiciones canarias y el tema del Halloween es un lote de cuidado. Si usted escucha la opinión común, resulta que todos y cada uno de los canarios cumple escrupulosamente con los ritos habituales de la víspera de todos los santos, una fecha tan religiosa que, como prácticamente todas las de la religión católica, tiene influencias paganas.
En Canarias nos encanta esta versión sesgada y bastante tonta de la tradición. En nombre de la tradición no hacen más que cometerse disparates, mientras que se coge un cacho determinado de la historia, el que nos da más gustirrinín, y se convierte en el referente definitivo de la canariedad. Así, una yunta de bueyes es de lo más canario, pero no lo es un coche tuneado. A los antropólogos les encantan estos debates porque demuestran lo poco que se sabe de todo, sobre todo de antropología.
Heredamos tradiciones por el mero hecho de que nos dicen que esto o aquello se tiene que hacer así, mientras que lo otro no se debe de hacer así. Por el camino de esta defensa irreflexiva, olvidamos que lo mejor es informar para preservar, que lo más idiota que se puede hacer es mantenerse en un inmovilismo arcaico sin justificación, en una herencia de ritos de otros tiempos que ocultan los ritos actuales, con una sociedad totalmente diferente e interconectada.
Mientras tanto, un número importante dedicará la noche de la víspera al rito más aceptado, que es dormir, o dormirla.
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