Cuánta paciencia, viernes 30 de octubre de 2009
El medio es el humor. Muchas veces la mejor manera de exorcizar eso que nos vuelve locos, de dar caña a una polémica que nos abate, es reírnos un poco de eso, y también bastante de nosotros mismos. No hay crítica más dura que un chiste bien parido. Sobre todo si el chiste parte de una broma monumental.
Como el puerto de Granadilla, otro de esos asuntos que se eterniza en la realidad canaria hasta convertirse en una tontería total. Podríamos estar varias horas debatiendo sobre el dichoso puerto sin llegar a una conclusión clara. Que si tal, que si el sebadal, que si hace falta dinamizar la economía y que si el puerto de Arinaga, con media docena de barcos en dos años. Así un rato largo.
El rollo fantástico es cuando cualquier debate entra en la política. La política es el arte donde el representante de un partido político debe defender todo lo que defienda su partido, aunque realmente el caso se la traiga al pairo. Gracias a ese asunto de defender el absurdo, contamos con varias de las perlas recientes de la política canariensis. Como el asunto de Figuereo, que tiene muy mal despertar el hombre y se lía sumando los casos de menores desaparecidos en Canarias, o aquel famoso cruce de aseveraciones científicas entre Luz Reverón, concejal del ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, y Cristina Tavío, diputada regional y muchas cosas más. Se pusieron con el Sebadal y dejaron unas perlas fastuosas, ustedes las pueden encontrar en Internet. Ahora, un grupo de canarios con ganas de montar el pollo, están rematando un cortometraje titulado El Monstruo del Sebadal. Una forma de reírnos todos muchos, pero también de demostrar que la protesta y el enfado se puede encaminar hacia la creatividad. Bienvenida sea y a ver si con estos golpes es como vamos espabilando.
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