lunes, 23 de noviembre de 2009

La generación mimada

Cuánta paciencia, jueves 19 de noviembre de 2009

Nadal dice que está muy afectado por el divorcio de sus padres, que se pasó algo así como un mes fuera de este mundo por culpa de la separación, que el tema afectó a su juego. Una amiga cercana se ríe bastante con el tema y dice que Nadal no es un estudiante de bachillerato que esté en el final de curso, sino un hombre hecho y derecho que se recorre el mundo ganándose la vida bastante bien jugando al tenis.

Hay un futbolista, Jesús Navas, que durante un tiempo pidió no ir a la selección española porque decía que no podía con esa responsabilidad, que su cabeza no daba para tanto. No era un deje de chulería, porque el pibe juega tan bien entró en la selección, ahora mismo que dice que su cabeza lo puede soportar.

Todo esto se hace pensar por un lado que no hay que despreciar los desajustes y limitaciones de nuestra psicología, una corriente muy de moda que es bastante pesada porque justifica un día raro, que hagamos el idiota, que nos comportemos como niños o que incluso no nos comportemos. Pero por el otro lado, hay que asustarse por la blandura de seres humanos que son estos señores, no diré que hombres para no caer en una apreciación machista. Nadal y Navas parecen la muestra de aquella generación de la que se anunció todo esto: una generación mimada que se daría un piñazo guapo cuando se tropezara con la realidad. Todas las generaciones son mimadas y todos los jóvenes de ahora son rebeldes, o al menos eso era hasta antes de ayer. Ahora, todos los jóvenes son unos pobretones indefensos que van llorando por las esquinas, visto el Nadal y el Navas. Si estos son los ejemplos que se quiere dar la juventud, unos pibes incapaces de afrontar los retos de su vida por pura debilidad mental, pues no nos queda nada.

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