lunes, 30 de noviembre de 2009

Los raros ganarán

Cuánta paciencia, jueves 27 de noviembre de 2009

Cada vez que miran a un grupo de jóvenes, de pibes, de adolescentes, quédense con aquellos que destacan. Esos moverán el mundo. De cualquier clase de cuatro de la ESO de veinticinco alumnos, solo dos de ellos harán cosas diferentes y se esforzarán por diferenciarse, el resto buscarán moverse con la masa para no desentonar y sentirse aceptados. Hace falta tener mucho valor para saltarse la norma y ser diferente. Por eso hay que adorar a las hijas de Zapatero, porque podrían ser modositas y Corte Inglés, pero optaron por ser de Tokio Hotel, que tampoco es que se pasen de raras.

Hay varias citas en los libros de frases que dicen lo mismo: evolucionamos gracias a esos locos que creen en lo imposible. Lo fácil sería quedarse en casa y aceptar nuestra mediocridad. Lo difícil es salir a la calle y buscar la diferencia. Por eso, solo unos pocos locos marcan la pauta, se atreven a hacer lo que nadie planteó por la sencilla razón de que ellos lo plantearon primero. A veces la gente pregunta por qué tal persona se atrevió a hacer tal cosa. Muchas veces la respuesta es simple: porque nadie se atrevió a hacerla antes, porque nadie la propuso, porque nadie dio el paso adelante, one step beyond.

Es como la enorme polémica en torno a una mujer que, curiosamente, luce pañuelo árabe, no sé cómo definirlo con exactitud, hiyab o algo así, pero demuestra un valor incomparable. Se saben el nombre, Aminatu Haidar. Todo empezó porque al volver a Marruecos, se negó a poner en la hoja de ingreso en el país en el apartado de nacionalidad, la palabra marroquí. Sí, las excusas del gobierno zapateril son ciertas, no se ajusta a la legalidad vigente, rompe el status quo y todo lo que ustedes quieran. Pero hace falta tener mucho valor, hacen falta ganas para distinguirse, hace falta tener, con perdón, cojones para dar ese paso contra la legalidad internacional y convertirse en un símbolo. Personas como Aminatu mueven el mundo. Podremos estar a favor o en contra de sus demandad, pero siempre deberemos apoyar su manera de afrontar las puñterías de la vida.

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