Cuánta paciencia, martes 27 de octubre de 2009
Hace falta ser gafe, ni la presencia de cien jóvenes canarios, vástagos de esta tierra con obesidad mórbida, pudo evitar el cierre de McDonald’s en Islandia. Fue llegar la Canarias insurgente vestida de naranja y empezar la definitiva caída de la isla de los 300.000 habitantes. Si cierra McDonald’s, échate a correr, como para pensar en irte de vacaciones a Canarias.
La impresión que da con esta campaña de la Consejería de Rita es similar al tema de Freixenet: que hablen de uno, aunque sea de cualquier manera. El problema de la campaña de los jóvenes embajadores es que se habla, pero solo en Canarias, así que mal enfocada la polémica. Y el problema de la polémica es que, mira tú qué despiste, a la consejería de Turismo no se le ocurrió otra cosa que dejar fuera de la lista de periodistas invitados a un par de periódicos y otro par de webs. Claro, los medios no invitados se dedican ahora a rajar contra la campaña, mientras que los medios invitados escribieron crónicas que iban de lo absurdo a lo entrañable, siempre con ese rejillo de justificar una campaña que no entiende nadie, quizá porque la explicaron muy mal. Está en todos los manuales de la promoción periodística: lo mejor siempre es invitar a los periodistas de viaje con todo pago.
La impresión general que queda con el affaire islandés es la de siempre: buenas ideas sobre el papel se quedan en desastres en la práctica. Llevar a cien jóvenes canarios a Islandia tiene un efecto más de botellón que de promoción. Gastar tanto en estos tiempos de recogimientos está mal visto, sobre todo si usted gasta en unos y se olvida de otros, porque la otra parte del manual de promoción periodística dice que la publicidad acababa con todas las objetividades. No hace falta ir a tanto, a veces simplemente invitar a un periodista puede liquidar toda una línea editorial. Para que se fíen ustedes de los medios de comunicación.
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