Cuánta paciencia, martes, 20 de abril de 2010
Hay algo maquiavélico en la erupción del volcán Eyjafjalla, que se escribe así pero más o menos, y es que nos recuerda que nosotros en la vida podremos planificar mucho, hasta que estalle el volcán. La lectura siguiente es qué habría pasado si el volcán lanza sus nubes de ceniza en España. Yo se los cuento, primero que Zapatero tendría la culpa de la falta de previsión de no controlar a un volcán en territorio nacional. Segundo, que el usuario de turno del rollo de turno buscaría la manera de echarle la culpa a algún ministro de no poder salir de su casa por culpa de la marea de lava. La gente exigiría responsabilidades por que su coche quedara sepultado por la ceniza y porque el perro ahora es una estatua de piroclastos. Tercero, como el volcán caiga en alguna frontera autonómica, la liamos con el tema de las competencias, no les cuento ya si, como hace tiempo promulgó esta columna radiofónica, el volcán sale entre Tenerife y Gran Canaria, una de dos, o nos arregla todos los problemas, o los complica aún más.
Alguien por ahí mentó a la bicha de la actividad volcánica en Canarias. Nada nuevo bajo la nube de ceniza. En las islas tenemos tres zonas claras con actividad volcánica: Teneguía, El Teide y Timanfaya, todas empiezan con t de tembleque. Estas zonas se pueden reactivar un día de estos, porque están dormiditas. Recuerden el follón hace unos años porque se empezó a notar un magma rumboso dentro del sistema Teide. Este comentarista tuvo la genial idea de bautizar al volcán que no lo fue como Pancho, sobre todo porque para hacer honor a su nombre, el caballero no se decidía.
Así que no hace falta recordar nada, pero debemos estar pendientes a todo, como que la naturaleza todavía nos la puede liar parda, parda ceniza, y que un simple volcán en Islandia nos manda toda la previsión a tomar por saco, con perdón.
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