Cuánta paciencia, viernes 9 de abril de 2010
Hay un club de fumadores por la tolerancia. Es uno de los mejores chistes que leí en mi vida de no fumador, un club de fumadores por la tolerancia. Desde la perspectiva de este no fumador, les voy a explicar cómo sería un fumador tolerante. Sería uno que no es que pida permiso cada vez que quiera fumar, sino que se de perfecta cuenta de cuándo puede o no puede fumar. Si tiene personas cerca que no fuman y no muestran intención de hacerlo, no hace falta ni pedir permiso. Si está en un restaurante rodeado de mesas ocupadas, no hace falta pedir permiso, ni siquiera debe pedir permiso a sus compañeros de mesa. Si ve niños, mayores, mujeres embarazadas, se puede guardar de fumar aunque el recinto lo permita. Eso es un fumador tolerante. Y esos fumadores, sencillamente, no existen.
La culpa no es de ellos, sino de la puñetera nicotina. Los fumadores son adictos y enfermos, están dominados por una droga muy adictiva. Esa adicción les lleva a ser maleducados y desconsiderados, puede que esa adicción les lleve incluso a montar asociaciones como el famoso club de fumadores por la tolerancia, que hace falta ser hipócrita. Los fumadores son tan pero que tan tolerantes que la única manera de que los no fumadores respiremos un poco en paz es mediante leyes. Y los no fumadores seguiremos respirando mejor si las leyes prosperan y, de una vez por todas, se prohíbe fumar en cualquier lugar público. Porque el vicio de fumar será peligroso para la persona que lo consume, pero por desgracia también lo es para las otras personas, que no tienen nada que ver. Y de eso hablamos, no de tolerancia, sino de peligros. Y la ley lo que quiere es evitarnos esos peligros. No nos vengan con clubes de fumadores tolerantes porque eso no hay quién se lo crea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario