lunes, 26 de abril de 2010

No quiero ser tesorero

Cuánta paciencia, miércoles 7 de abril de 2010

Qué fantásticos los detalles del famoso sumario de la trama Gürtel. Está el rollo del tesorero. Casi todos los seres humanos hemos participado en las directivas de pequeñas asociaciones o colectivos, que tienen su presidente, su secretario y el famoso tesorero. Ciertas personas prefieren no ser tesoreros, por eso de las complicaciones de andar con la caja de todos. El tesorero del PP está metido hasta las trancas en el tema, pero el PP por ahora hace que no se entera, una práctica deliciosamente común en los partidos políticos, que se empeñan en meterse con sus contrarios, pero disimulan muy bien sus errores. Es una moda esta la de políticos que no actúan donde deben actuar, sino que prefieren hablar de otras cosas.

La lucha partidista evita ver que estamos ante uno de los mayores escándalos de la democracia, y de nuevo con varios elementos repetidos de fondo. Primero, la alegría con la que políticos y cargos públicos aceptan regalos y dádivas, sin tener en cuenta de dónde vienen los regalos, o tomando muchísima nota del autor del obsequio. El periódico ‘El Mundo’, en absoluto sospechoso de ser contrario a los intereses políticos del PP, publica un jugoso listado con todos los gastos que le pagaron al ex diputado en Madrid Benjamín Martín Vasco. El hombre vivía a todo trapo y no gastaba mucho, porque pagaban por él. Si con esta propaganda no aumentamos las vocaciones políticas, mal andamos. La de político con cargo es una profesión tremenda, te pagan bastante más de lo que conseguirías por tus méritos propios en la empresa privada, dispones de un montón de privilegios que ningún cargo privado puede soñar, encima te blindan en según qué cargos con jugosas pensiones tras dos legislaturas en el poder, y de paso, hay personas dispuestas a pagarles viajes, presuntos amigos que dan regalos, hasta que los jueces rompen con esas amistades.

Otro de los elementos repetidos en todas estas tramas de corrupción está en la manía que tienen ciertas empresas en cobrarle un montón de más a las administraciones públicas. Justo cuando debería ser al contrario, si esas empresas ofrecen un servicio para una entidad pública, que es dinero de todos, deberían que cobrar menos por responsabilidad, porque no conviene enriquecerse del dinero de todos nosotros. Hace poco me contaron que cierta empresa que acaba de hacer cierta reforma para cierta institución regional, cobró un dinero desorbitado por un enmoquetado. Si a todos nos parece tan normal mamar de la teta colectiva, entonces es que debemos de hacer algo gordo para arreglar este gran y colectivo disparate.

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