martes, 6 de abril de 2010

Maradona no muerde a un perro

Cuánta paciencia, lunes 30 de marzo de 2010

Qué día de noticias absurdas. A Maradona no le muerde un periodista, sino un perro. Eso lleva al eterno debate de siempre sobre la importancia de una noticia. Los periodistas viejunos les dicen a los jóvenes que noticia no es que un hombre muerda a un perro, sino que un perro muerda a un hombre. Cuánta ingenuidad. Como tantas frases magistrales, el reduccionismo no vale, porque noticia es que un perro muerda a según qué hombre y sobre todo si el perro se come a ese hombre. Si el hombre mordido es Maradona, no te cuento.

El debate sobre el interés de la noticia llega a la revelación de Ricky Martin. Por si no lo saben, el cantante por fin decidió hacer pública su homosexualidad. Y decimos lo de “por fin” porque este pobre chico vivía en una mentira como la gran bomba latina para las hembras latinas. Ahora, es la bomba latina a secas y genera una duda sobre buena parte de su repertorio porque, ¿a qué María se refería el caballero con lo del pasito pa’lante? Después de escuchar la canción, la lectura que arrojo ahora es que se trata de un alegato antidrogas y anti marijuana. Y ‘La bomba’, tres cuartos de lo mismo, sube sube que la bomba va. Y el She Bangs, y lo otro y lo de más allá. Decenas de vídeos de Ricky Martin rodeado de señoritas que menean el pandero. O sea, todo mentira o todo una interpretación en pos de un sueño, el de convertirse en sueño húmedo de la mitad de las mujeres del globo terráqueo. Esas mujeres ahora están sumidas en la pena, pero a la vez agradecidas porque, en ese arquetipo del mejor amigo homosexual de toda mujer, ¿a que señora no le gustaría tener a Ricky Martin como compañeros de confidencia de cama, él con sus líos y tú con los tuyos? En fin, que como alguna se ponga, puede demandar a Ricky Martin por desengaño de fan. Ver los vídeos de Ricky en plan rompebragas da un poco de pena, pero bueno, el hombre también ganó su pasta con el engaño, así que devuelva una parte y que siga viviendo feliz con lo que le queda.

Al que no parece que le queda mucho de pasta para vivir es a Jaume Matas. El juez está muy enfadado con él y le cascó tres millones de euros de fianza. Es una faena. Nadie quiere ir a la cárcel, e intuyo que el señor Matas estará haciendo todo lo posible por pagar la pasta, pero si reúne los tres millones, le lanza al mundo el mensaje de que es culpable y que trincó. El juez de Mallorca es un señor muy puñetero.

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