lunes, 7 de junio de 2010

Bolsas ya no

Cuánta paciencia, jueves 6 de mayo de 2010

Si siguen esta columna con asiduidad, sabrán que uno de los temas le apasiona es ese rollo de las noticias más vistas en las webs informativas de postín. En estos días, tiene mucha aceptación entre los internautas el asunto de que la gran multinacional de la oferta, Carrefour, decide ahora volver a regalar las bolsas de la compra.

Por si tienen alguna duda, los internautas son las personas que navegan cada día en su puesto de trabajo y durante su horario laboral. Y no lo digo con malicia anti funcionarial, sino porque las estadísticas de cualquier web reflejan que la mayor masa de visitas se produce entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde, o sea, justo en horario funcionario.

Lo de Carrefour es una eficaz adaptación a la realidad del euro. Nos pueden sacar reportajes sobre la gran masa de plástico que flota en un lugar perdido del océano Pacífico, sobre estos mares de bolsas de plástico que se ven en las inmediaciones de los vertederos de turno, nos sacan datos sobre la de años que tarda en degradarse una bolsa de plástico normal y corriente y sobre el escaso uso secundario que se le brinda en los hogares. Nos marean con el coste que tiene fabricar una de las famosas bolsas de plástico, mientras que se mueren de la risa alternativas simpáticas como elaborar bolsas con fécula de papa. Pero nada, si el consumidor se mosquea, entonces volvemos a regalar con alegría las bolsas de plástico. Y eso que las cobraban a un precio de risa.

Es perfecto. Ya vendrán luego a decirnos que ahorremos luz, que nos cortemos con el uso doméstico del agua, que empleemos el transporte público y que reciclemos basura. ¿Para qué? Para nada. Si una multinacional como Carrefour no puede con sus clientes, entonces es que realmente todo está perdido. Porque la naturaleza y el planeta serán importantes, pero la pela es la pela.

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