jueves, 10 de junio de 2010

De cómo no ayudar al conflicto

Cuánta paciencia, lunes 7 de junio de 2010

Israel es una democracia. Israel acaba de montar un gabinete para investigar el desastroso asalto a la llamada como flotilla de la libertad. Por cierto, ¿puede decirse libre un pueblo mandado por un grupo terrorista? Digo todo esto porque en España vivimos desde siempre una extraña ola de pro palestinismo que se convierte en un chas de dedos en anti israelismo. Ya les puse el mismo ejemplo hace unos días, en caso de duda, debemos estar siempre con la democracia y el sistema más igualitario. El sistema más igualitario de oriente próximo es Israel. Es además el sistema que más se parece al nuestro. Cualquier simpatizante o miliciano de Hamás no duraría en atentar contra nuestro modelo de vida, en cambio Israel lo protegería.

Pero nos metemos entonces en esa complicada lucha de la cusa Palestina, llena de tantos matices y tan tendente a la información sesgada. Por ejemplo, apenas nos enteramos cuando las luchas entre diferentes facciones paliestinas dejan miles de muertos, pero conocemos todas las baja civiles que provocan las acciones de Israel. Es como tantas otras cosas, solo le prestamos atención a lo que queremos escuchar, y no indagamos en lo que no queremos saber. Al final tendemos al disparate, a buscar una posición sesgada de un pueblo ciertamente oprimido, pero que no es capaz de dar pasos para superar esa opresión. En su lugar, deberíamos mirar al pueblo superviviente y que cuenta con una democracia garantizada, con medios de comunicación críticos y voces altisonantes en contra de la propia política de Israel contra los palestinos. ¿Saben cuánto duraría un palestino de los territorios ocupados que se mostrara en contra de la política de Hamás hacia Israel?

Ahora varios grupos de música dicen que no tocan en Israel en oposición de un asalto a una flotilla que por ahora obligó al gobierno a pasar una moción de censura, que ya tiene una comisión de investigación y que seguramente terminará con alguna dimisión. De paso, vetan a la representación de Israel que iba a participar en España en la celebración del Día del Orgullo Gay, confundiendo de nuevo todo y mostrando con nuestra actitud sesgada que nosotros, alejados y tendenciosos, en lugar de ayudar a la solución, alimentamos el conflicto.

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