Cuánta paciencia, viernes 7 de mayo de 2010
Si usted es de esas personas que se cuidan, que come sano, hace deporte, no se endroga y, sobre todo, no fuma ni ve ‘Sálvame’, le recomiendo que se abstenga de seguir la sección económica de las informaciones diarias, y sobre todo de escuchar a los entendidos en información económica en los medios de comunicación: da todo mucho miedito.
De todas maneras, los entendidos últimamente no dan una, en cualquier sentido. Miren en el Reino Unido de la Gran Bretaña de la pérfida Albión, todos daban al tal Clegg como revelación y al final resulta que hasta perdió escaños el líder liberal demócrata. La culpa dicen que la tiene el sistema electoral británico que es un poco desastre, como el sistema electoral canario y como casi todos los sistemas electorales, buenos para una cosa y malos para otra. Insisto en una idea, el desarrollo tecnológico debería permitir el comicio constante y que cambiáramos los políticos una vez cada seis meses, así no habría manera de que por un lado tomaran medidas electoralistas y, por otra parte, se acostumbraran mucho al cargo. Esto de la política debería ser como la presidencia de esta nuestra comunidad de vecinos, que tarde o temprano le termine tocando a todo el mundo.
Y sobre las noticias económicas, todo es una monumental patraña. La economía española sale de la recesión, pero las bolsas caen. Un fulano se equivoca al poner una letra en un ordenador y causa una caída estrepitosa de Wall Street. Dicen ahora que algunos especuladores forzaron el tema para beneficiarse de la caída de las bolsas. Grecia es un desastre que puede contagiar a todo el mundo, incluso puede desaparecer el sistema euro, que parecía tan mono él. Definitivamente, si hacemos caso a todo este caos, la conclusión es que la economía es un tema demasiado serio como para dejarlo en nuestras manos. Por suerte, fuera hace un sol que te cambas.
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