Cuánta paciencia, viernes 17 de septiembre de 2010
Hay cosas intolerables y que demandan de una rápida reacción que, desde esta tribuna, no vemos que se produzca por ninguna parte. Nuestro gobierno autonómico, nuestro presidente, están dormidos en los laureles del poder y son incapaces de atender peticiones de la ciudadanía canaria que son un clamor, un grito que desde la cúspide del poder no se oye.
Tampoco los intelectuales de las islas reaccionan por el atropello, y esta claro que no podemos seguir así, viendo pisoteado y mancillado el nombre de las Islas por dondequiera que vamos. Hay una idea equivocada de este archipiélago canario, un tópico absurdo sobre la forma de ser del isleño. Toda esa patraña de que somos aplatanados, y eso peor de que somos simpáticos y afables. Acabemos con ese mito, porque los canarios tenemos mucha mala leche, y ese enfado es duro y directo cuando se da a conocer.
No queremos que nuestra demanda se quede en el negro sobre blanco del papel, ni en un ruido sobre las ondas de radio. Queremos que se haga efectiva, que de una vez se nos escuche. Es hora de dejar de lado esa objetividad y esa contemplación que, dicen algunos, debemos mantener como medio de comunicación público. No, desde aquí decimos que no, y animamos a todos los canarios para que hagan suyas nuestras exigencias. Es la hora de actuar. Resulta que la macrodiscoteca de Águilas, un pueblo del territorio peninsular, pasa de llamarse La Meca, ante las quejas de la comunidad musical, y resulta que ahora se denomina La Isla. Y eso no puede ser, como tampoco puede ser que la España invasora esté llena de bares que se llaman Teide, Tenerife, hoteles Canarias y demás tonterías. Un respeto, oigan, un respeto.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Un capirote mejor
Cuánta paciencia, jueves 16 de septiembre de 2010
El sistema económico es un todo en constante alimentación. Si las instituciones públicas, por ejemplo, deciden suspender las cenas de Navidad para sus trabajadores, como hicieron el año pasado y harán de aquí hasta el fin de los días, resulta que los restaurantes dejan de cobrar, estos le dejan de pagar a sus empleados y proveedores, y así un largo etcétera.
Igual ocurre con los desayunos y cafeles que se toma el trabajador medio español y canario en cualquier día laborable. Si se nos ocurriera cercenar ese derecho no escrito del asalariado, acabaríamos con una red de bares y cafeterías, que a su vez sustentan otra red de distribuidores, hasta llegar a la conclusión de que el mercado del café se iría al garete. O sea, que no nos extrañe que la simpática afirmación del diputado del Común, Manuel Alcaide, de poner un uniforme al funcionario para que se note cuando sale a desayunar o tomar café y que todo el mundo lo señale con el dedo, menos los mancos, quiero y no puedo, esta rimbonbante declaración que hoy es portada en todos los periódicos, afecte de manera directa al precio mundial del café, que seguro que se está desplomando. Porque, ¿qué sería del mercado mundial del café sin el barraquito, el saperoco y el cortado medio canario?
Pues Alcaide se quiere cargar esa realidad, así como la particular idiosincrasia del currela canario, el único del mundo que sale de su casa sin desayunar porque “nada más levantarme, es que no me entra nada”. Esta particularidad del asalariado isleño está en pleno proceso de estudio por endocrinos de todo el mudo.
Pero vayamos más allá, porque aquí no se escaquean solo los funcionarios. Más que un uniforme, le podríamos poner a cualquier curran un capirote de diferentes colores, azul para funcionarios, con tonos variados según la institución a la que pertenezcan, amarillo para trabajadores de empresas privadas, naranja para las personas de baja laboral, y los liberados sindicales… Espera, los nuevos chivos expiatorios que lleven una sirena en la cabeza, para que los tengamos fichados. Aquí no escapa nadie.
El sistema económico es un todo en constante alimentación. Si las instituciones públicas, por ejemplo, deciden suspender las cenas de Navidad para sus trabajadores, como hicieron el año pasado y harán de aquí hasta el fin de los días, resulta que los restaurantes dejan de cobrar, estos le dejan de pagar a sus empleados y proveedores, y así un largo etcétera.
Igual ocurre con los desayunos y cafeles que se toma el trabajador medio español y canario en cualquier día laborable. Si se nos ocurriera cercenar ese derecho no escrito del asalariado, acabaríamos con una red de bares y cafeterías, que a su vez sustentan otra red de distribuidores, hasta llegar a la conclusión de que el mercado del café se iría al garete. O sea, que no nos extrañe que la simpática afirmación del diputado del Común, Manuel Alcaide, de poner un uniforme al funcionario para que se note cuando sale a desayunar o tomar café y que todo el mundo lo señale con el dedo, menos los mancos, quiero y no puedo, esta rimbonbante declaración que hoy es portada en todos los periódicos, afecte de manera directa al precio mundial del café, que seguro que se está desplomando. Porque, ¿qué sería del mercado mundial del café sin el barraquito, el saperoco y el cortado medio canario?
Pues Alcaide se quiere cargar esa realidad, así como la particular idiosincrasia del currela canario, el único del mundo que sale de su casa sin desayunar porque “nada más levantarme, es que no me entra nada”. Esta particularidad del asalariado isleño está en pleno proceso de estudio por endocrinos de todo el mudo.
Pero vayamos más allá, porque aquí no se escaquean solo los funcionarios. Más que un uniforme, le podríamos poner a cualquier curran un capirote de diferentes colores, azul para funcionarios, con tonos variados según la institución a la que pertenezcan, amarillo para trabajadores de empresas privadas, naranja para las personas de baja laboral, y los liberados sindicales… Espera, los nuevos chivos expiatorios que lleven una sirena en la cabeza, para que los tengamos fichados. Aquí no escapa nadie.
La mujer del general
Cuánta paciencia, miércoles 15 de septiembre de 2010
Qué complicado eso de impartir justicia, sobre todo porque nos movemos en unos límites y fronteras difíciles de establecer. Hay una suerte de seres humanos que piensan que en derechos están por encima de los demás, a pesar de que nuestro sistema democrático diga lo contrario. Es eso que llamamos el poder. El poder es difuso, puede ser una persona con mucho dinero, un político con cargo importante o incluso un general de los de toda la vida. En Gran Canaria hay montada una buena por el caso de la mujer del general jefe del Mando de Canarias. Cometió una infracción grave, y de ahí para adelante, todo se lía. Ciertos elementos de la guardia civil por lo visto intentaron ocultar la infracción y que el asunto quedara en nada. Pero un agente de la policía nacional se empeñó en que no, que eso no podía dejarse pasar. La mujer quedó con una importante y justa sanción económica.
El tema es complicado porque la ley debería aplicarse siempre a rajatabla, pero no siempre es bueno que se aplique de manera tan taxativa. Hay veces en que los agentes de las fuerzas de seguridad suben un poco la presión y te dejan pasar cuando ven que, sin intención, cometiste una pequeña falta. Pero, ¿qué hacemos cuando el caso es especialmente grave? ¿De qué clase de polémica estaríamos hablando ahora si la infracción de la mujer del general hubiera causado alguna víctima?
Todo tenemos mangas, todos conocemos a alguien, y todos intentamos emplear esos contactos cuando se da el caso y buscamos algún favor o beneficio. Lo complicado es establecer dónde ponemos el límite entonces, porque a todos nos enseñaron que precisamente la justicia, las leyes y todo ese entramado está para establecer esos límites para evitar que unos pocos se beneficien de otros muchos. Pero en este caso algo queda claro, si quienes deben aplicar esas leyes se las toman al cachondeo, mal andamos.
Qué complicado eso de impartir justicia, sobre todo porque nos movemos en unos límites y fronteras difíciles de establecer. Hay una suerte de seres humanos que piensan que en derechos están por encima de los demás, a pesar de que nuestro sistema democrático diga lo contrario. Es eso que llamamos el poder. El poder es difuso, puede ser una persona con mucho dinero, un político con cargo importante o incluso un general de los de toda la vida. En Gran Canaria hay montada una buena por el caso de la mujer del general jefe del Mando de Canarias. Cometió una infracción grave, y de ahí para adelante, todo se lía. Ciertos elementos de la guardia civil por lo visto intentaron ocultar la infracción y que el asunto quedara en nada. Pero un agente de la policía nacional se empeñó en que no, que eso no podía dejarse pasar. La mujer quedó con una importante y justa sanción económica.
El tema es complicado porque la ley debería aplicarse siempre a rajatabla, pero no siempre es bueno que se aplique de manera tan taxativa. Hay veces en que los agentes de las fuerzas de seguridad suben un poco la presión y te dejan pasar cuando ven que, sin intención, cometiste una pequeña falta. Pero, ¿qué hacemos cuando el caso es especialmente grave? ¿De qué clase de polémica estaríamos hablando ahora si la infracción de la mujer del general hubiera causado alguna víctima?
Todo tenemos mangas, todos conocemos a alguien, y todos intentamos emplear esos contactos cuando se da el caso y buscamos algún favor o beneficio. Lo complicado es establecer dónde ponemos el límite entonces, porque a todos nos enseñaron que precisamente la justicia, las leyes y todo ese entramado está para establecer esos límites para evitar que unos pocos se beneficien de otros muchos. Pero en este caso algo queda claro, si quienes deben aplicar esas leyes se las toman al cachondeo, mal andamos.
Cuidemos la chocolatina
Cuánta paciencia, viernes 10 de septiembre de 2010
Hoy tenemos a Kiko explicándoles a ustedes cómo son esas cosas de volar entre islas. Hace unos días les hablé de que esto de los viajes por avión se está convirtiendo en chiste del que nadie se ríe. Las compañías se dieron cuenta hace tiempo que el proceso de trasladarse nos importa un pimiento, que lo que nos gusta es estar allí. Así que si nos maltratan bastante en ese proceso, no nos vamos a preocupar mucho. El síndrome low cost es así, y por desgracia se está aplicando a muchas facetas de la vida. Se pierde el respeto por la persona que paga. Se entiende que se paga solo porque se le traslade. En todo lo demás, te tratan como la peor basura. Al genial propietario de Ryanair habría que desterrarlo en Marte, y a ser posible en una nave espacial que durante los dos años del trayecto le aplique las mismas medidas con las que él abusa de sus clientes. Dos años de sufrimiento Ryanair, qué bestia me pongo.
Estamos desarrollando una alergia a los aeropuertos. Hay gente que se marea ante la mera idea de que ese día va a coger un barco. Y existen personas que empiezan a tener dolor de cabeza y derrote físico la víspera de coger un largo vuelo hacia unas vacaciones. Encima los canarios pagamos el pato de las famosas conexiones en Madrid en un aeropuerto de Barajas que es una oda al diseño disparatado y al parcheo constante.
Pero contamos con un pequeño refugio. Las compañías interinsulares, entre ellas esa Binter que hoy acoge a Kiko, dan la impresión de que se resisten en caer en esas prácticas, nos siguen tratando como a personas, siguen siendo comprensivos y solucionando problemas con diligencia, se mantienen flexibles en cambios de vuelos. Hacen bien, porque el día en que quiten la chocolatina o el paquete de manises, estará todo perdido.
Hoy tenemos a Kiko explicándoles a ustedes cómo son esas cosas de volar entre islas. Hace unos días les hablé de que esto de los viajes por avión se está convirtiendo en chiste del que nadie se ríe. Las compañías se dieron cuenta hace tiempo que el proceso de trasladarse nos importa un pimiento, que lo que nos gusta es estar allí. Así que si nos maltratan bastante en ese proceso, no nos vamos a preocupar mucho. El síndrome low cost es así, y por desgracia se está aplicando a muchas facetas de la vida. Se pierde el respeto por la persona que paga. Se entiende que se paga solo porque se le traslade. En todo lo demás, te tratan como la peor basura. Al genial propietario de Ryanair habría que desterrarlo en Marte, y a ser posible en una nave espacial que durante los dos años del trayecto le aplique las mismas medidas con las que él abusa de sus clientes. Dos años de sufrimiento Ryanair, qué bestia me pongo.
Estamos desarrollando una alergia a los aeropuertos. Hay gente que se marea ante la mera idea de que ese día va a coger un barco. Y existen personas que empiezan a tener dolor de cabeza y derrote físico la víspera de coger un largo vuelo hacia unas vacaciones. Encima los canarios pagamos el pato de las famosas conexiones en Madrid en un aeropuerto de Barajas que es una oda al diseño disparatado y al parcheo constante.
Pero contamos con un pequeño refugio. Las compañías interinsulares, entre ellas esa Binter que hoy acoge a Kiko, dan la impresión de que se resisten en caer en esas prácticas, nos siguen tratando como a personas, siguen siendo comprensivos y solucionando problemas con diligencia, se mantienen flexibles en cambios de vuelos. Hacen bien, porque el día en que quiten la chocolatina o el paquete de manises, estará todo perdido.
La mujer del general
Cuánta paciencia, martes 14 de septiembre de 2010
Qué complicado eso de impartir justicia, sobre todo porque nos movemos en unos límites y fronteras difíciles de establecer. Hay una suerte de seres humanos que piensan que en derechos están por encima de los demás, a pesar de que nuestro sistema democrático diga lo contrario. Es eso que llamamos el poder. El poder es difuso, puede ser una persona con mucho dinero, un político con cargo importante o incluso un general de los de toda la vida. En Gran Canaria hay montada una buena por el caso de la mujer del general jefe del Mando de Canarias. Cometió una infracción grave, y de ahí para adelante, todo se lía. Ciertos elementos de la guardia civil por lo visto intentaron ocultar la infracción y que el asunto quedara en nada. Pero un agente de la policía nacional se empeñó en que no, que eso no podía dejarse pasar. La mujer quedó con una importante y justa sanción económica.
El tema es complicado porque la ley debería aplicarse siempre a rajatabla, pero no siempre es bueno que se aplique de manera tan taxativa. Hay veces en que los agentes de las fuerzas de seguridad suben un poco la presión y te dejan pasar cuando ven que, sin intención, cometiste una pequeña falta. Pero, ¿qué hacemos cuando el caso es especialmente grave? ¿De qué clase de polémica estaríamos hablando ahora si la infracción de la mujer del general hubiera causado alguna víctima?
Todo tenemos mangas, todos conocemos a alguien, y todos intentamos emplear esos contactos cuando se da el caso y buscamos algún favor o beneficio. Lo complicado es establecer dónde ponemos el límite entonces, porque a todos nos enseñaron que precisamente la justicia, las leyes y todo ese entramado está para establecer esos límites para evitar que unos pocos se beneficien de otros muchos. Pero en este caso algo queda claro, si quienes deben aplicar esas leyes se las toman al cachondeo, mal andamos.
Qué complicado eso de impartir justicia, sobre todo porque nos movemos en unos límites y fronteras difíciles de establecer. Hay una suerte de seres humanos que piensan que en derechos están por encima de los demás, a pesar de que nuestro sistema democrático diga lo contrario. Es eso que llamamos el poder. El poder es difuso, puede ser una persona con mucho dinero, un político con cargo importante o incluso un general de los de toda la vida. En Gran Canaria hay montada una buena por el caso de la mujer del general jefe del Mando de Canarias. Cometió una infracción grave, y de ahí para adelante, todo se lía. Ciertos elementos de la guardia civil por lo visto intentaron ocultar la infracción y que el asunto quedara en nada. Pero un agente de la policía nacional se empeñó en que no, que eso no podía dejarse pasar. La mujer quedó con una importante y justa sanción económica.
El tema es complicado porque la ley debería aplicarse siempre a rajatabla, pero no siempre es bueno que se aplique de manera tan taxativa. Hay veces en que los agentes de las fuerzas de seguridad suben un poco la presión y te dejan pasar cuando ven que, sin intención, cometiste una pequeña falta. Pero, ¿qué hacemos cuando el caso es especialmente grave? ¿De qué clase de polémica estaríamos hablando ahora si la infracción de la mujer del general hubiera causado alguna víctima?
Todo tenemos mangas, todos conocemos a alguien, y todos intentamos emplear esos contactos cuando se da el caso y buscamos algún favor o beneficio. Lo complicado es establecer dónde ponemos el límite entonces, porque a todos nos enseñaron que precisamente la justicia, las leyes y todo ese entramado está para establecer esos límites para evitar que unos pocos se beneficien de otros muchos. Pero en este caso algo queda claro, si quienes deben aplicar esas leyes se las toman al cachondeo, mal andamos.
No hay milagros digitales
Cuánta paciencia, lunes 13 de septiembre de 2010
Siempre que les cuenten a ustedes alguna patraña sobre asuntos paranormales, comunicación con los muertos y demás chorradas propias de médiums, respondan con lo que hizo Houdini. Houdini era un escapista, un mago famoso por salir de las más disparatadas situaciones de encadenamiento. Lo tiraban al mar en un baúl rodeado de candados y el hombre salía. Houdini, que sabía que la magia en realidad tenía truco, era un gran perseguidor de las falacias de esos que se manejan en lo que ellos llaman paraciencias. Houdini convino con su esposa una frase secreta para cuando él muriera. La esposa del mago, una vez fallecido el caballero, convocó a médiums para ver si adivinaban la famosa frase secreta. Nadie lo consiguió, obviamente.
La anécdota de la debo a David Trueba en una de sus casi siempre acertadas columnas de el periódico ‘El País’. La comento porque a pesar de los avances de la ciencia, y de que tenemos más o menos establecido que el método científico de ensayo y demostración es el que vale, cada vez más seres humanos creen en cuentistas que nos conectan con el más allá, nos leen el futuro o graban una psicofonía que siempre siempre siempre se oye fatal, y eso en la era del mp3 digital. Al igual que no hay ni una sola imagen nítida de un ovni, y que desde que todo el mundo tiene un móvil con cámara, se acabaron las apariciones de la virgen de turno. Todas estas espiritualidades, como siempre, se dan de bruces con la realidad.
Pero no, porque resulta que hay una personalidad como la princesa Margarita de Noruega, que dijo en una entrevista hace pocos días que es fácil contactar con los muertos y, atención, con los ángeles. Lo mejor fue la reacción de la iglesia noruega. Claro, condenan el tema porque ellos deben tener la exclusiva el contacto con el más allá, no olviden que el Papa Benedicto es la conexión terrenal del Dios en el que ellos creen y que Stephen Hawking no encuentra por ninguna parte. Los curas noruegos dicen que cuidado, que esto de hablar con los muertos puede ser peligroso. No comentan ni condenan la tontería de que alguien diga que puede hablar con los muertos porque claro, ellos llevan viviendo de ese cachondeo desde hace siglos, y no es cuestión de dar ideas terrenales entre tanto abuso a menores.
Siempre que les cuenten a ustedes alguna patraña sobre asuntos paranormales, comunicación con los muertos y demás chorradas propias de médiums, respondan con lo que hizo Houdini. Houdini era un escapista, un mago famoso por salir de las más disparatadas situaciones de encadenamiento. Lo tiraban al mar en un baúl rodeado de candados y el hombre salía. Houdini, que sabía que la magia en realidad tenía truco, era un gran perseguidor de las falacias de esos que se manejan en lo que ellos llaman paraciencias. Houdini convino con su esposa una frase secreta para cuando él muriera. La esposa del mago, una vez fallecido el caballero, convocó a médiums para ver si adivinaban la famosa frase secreta. Nadie lo consiguió, obviamente.
La anécdota de la debo a David Trueba en una de sus casi siempre acertadas columnas de el periódico ‘El País’. La comento porque a pesar de los avances de la ciencia, y de que tenemos más o menos establecido que el método científico de ensayo y demostración es el que vale, cada vez más seres humanos creen en cuentistas que nos conectan con el más allá, nos leen el futuro o graban una psicofonía que siempre siempre siempre se oye fatal, y eso en la era del mp3 digital. Al igual que no hay ni una sola imagen nítida de un ovni, y que desde que todo el mundo tiene un móvil con cámara, se acabaron las apariciones de la virgen de turno. Todas estas espiritualidades, como siempre, se dan de bruces con la realidad.
Pero no, porque resulta que hay una personalidad como la princesa Margarita de Noruega, que dijo en una entrevista hace pocos días que es fácil contactar con los muertos y, atención, con los ángeles. Lo mejor fue la reacción de la iglesia noruega. Claro, condenan el tema porque ellos deben tener la exclusiva el contacto con el más allá, no olviden que el Papa Benedicto es la conexión terrenal del Dios en el que ellos creen y que Stephen Hawking no encuentra por ninguna parte. Los curas noruegos dicen que cuidado, que esto de hablar con los muertos puede ser peligroso. No comentan ni condenan la tontería de que alguien diga que puede hablar con los muertos porque claro, ellos llevan viviendo de ese cachondeo desde hace siglos, y no es cuestión de dar ideas terrenales entre tanto abuso a menores.
Verano a la carbonara
Cuánta paciencia, jueves 9 de septiembre de 2010
La máxima de Warhol debería cumplirse, pero a la bestia, eso de los 15 minutos de fama que se nos garantizaría a todos en el futuro. Warhol no conoció las redes sociales y la popularidad que te otorgan según lo brillante de tu estado del día y del debate que genere.
Pero a todos nos hace falta algo más de fama, nos vendría bien un verano de atención mediática constante o un año entero ante el foco y los micrófonos. Quizá así comprendiéramos mejor la condición humana del famoso, sobre todo la gran dificultad de pasar de ser una persona normal y corriente a convertirte en un ser popular. Y no, no hablo de concursantes de grandes hermanos, ni ‘tronistas’ ni demás idiotas que quieren convertirse en la Belén Esteban de la temporada, luciendo cacha, rimel e ignorancia en esos aburridísimos programas de televisión. Me refiero a una fama de verdad, de esta que te hagan fotos en la quinta puñeta del mundo donde intentas estar de vacaciones.
Todos deberíamos padecer el verano de Sara Carbonero o el año y pico de atención de Jesús Neira, el famoso doctor universitario que una vez se metió en medio de una pelea de pareja, a quien ahora califican ya como un juguete roto y tal y cual. Cuánta severidad, con qué alegría juzgamos a una persona que estuvo al borde de la muerte y que ahora intenta rehacer su vida entremezclado con la puñetera política y con el vapuleo informativo de la jornada, donde los medios que se dicen de izquierdas atacan a lo que ellos consideran que son de derechas y viceversa. Alguien dijo que el señor Neira era de derechas sin esperar a preguntarle. Lo que importa es juzgar, juzgar y juzgar, las fotos de Sara Carbonero durante todo su veraneo y cualquier paso que dé Jesús Neira. Para todos esos opinadores la mejor receta es pasar el verano de Sara Carbonero o el año y pico de Neira, a ver si así nos hacemos un poco más cariñosos.
La máxima de Warhol debería cumplirse, pero a la bestia, eso de los 15 minutos de fama que se nos garantizaría a todos en el futuro. Warhol no conoció las redes sociales y la popularidad que te otorgan según lo brillante de tu estado del día y del debate que genere.
Pero a todos nos hace falta algo más de fama, nos vendría bien un verano de atención mediática constante o un año entero ante el foco y los micrófonos. Quizá así comprendiéramos mejor la condición humana del famoso, sobre todo la gran dificultad de pasar de ser una persona normal y corriente a convertirte en un ser popular. Y no, no hablo de concursantes de grandes hermanos, ni ‘tronistas’ ni demás idiotas que quieren convertirse en la Belén Esteban de la temporada, luciendo cacha, rimel e ignorancia en esos aburridísimos programas de televisión. Me refiero a una fama de verdad, de esta que te hagan fotos en la quinta puñeta del mundo donde intentas estar de vacaciones.
Todos deberíamos padecer el verano de Sara Carbonero o el año y pico de atención de Jesús Neira, el famoso doctor universitario que una vez se metió en medio de una pelea de pareja, a quien ahora califican ya como un juguete roto y tal y cual. Cuánta severidad, con qué alegría juzgamos a una persona que estuvo al borde de la muerte y que ahora intenta rehacer su vida entremezclado con la puñetera política y con el vapuleo informativo de la jornada, donde los medios que se dicen de izquierdas atacan a lo que ellos consideran que son de derechas y viceversa. Alguien dijo que el señor Neira era de derechas sin esperar a preguntarle. Lo que importa es juzgar, juzgar y juzgar, las fotos de Sara Carbonero durante todo su veraneo y cualquier paso que dé Jesús Neira. Para todos esos opinadores la mejor receta es pasar el verano de Sara Carbonero o el año y pico de Neira, a ver si así nos hacemos un poco más cariñosos.
'Controlator aerial'
Cuánta paciencia, miércoles 8 de septiembre de 2010
Los aficionados a los videojuegos estamos esperando ya con ansia la edición de ‘Controlator aerial’, un divertido título donde se simula el trabajo de un controlador aéreo cualquiera. Es un juego extraño, porque solo te permite jugar algo así como ocho horas a la semana y luego tienes que descansar tres días, depende del convenio de los controladores en cada país. Como tantas ficciones, la pasta que ganes de controlador es ficticia, pero da gustito irla acumulando.
La parte más interesante del juego no es la de la pasta que se gana, ni los consejos de belleza del portavoz César Cabo, la demostración de que una cara bonita y una barba de pocos días pueden poner de parte de los controladores a media España. Lo divertido es hacer lo mismo que los controladores. Con esto les digo que si nos sacaran una simulación en ordenador del trabajo de un controlador, nos daríamos cuenta de que es un videojuego bastante sencillo. Nosotros los jugones, que hemos controlado miles de barcos y aviones en la campaña del Pacífico, o que somos capaces de dominar toda la galaxia controlando razas diferentes, sondas de exploración, convoyes de invasión y recursos de cada planeta, seguro que nos aburriríamos soberanamente con el tejemaneje electrónico de los controladores. El único problema es que todo es mentira, o sea, el dinero que ganas en los juegos por desgracia no lo ganas en la realidad, y los errores que cometes jugando de controlador aéreo se quedarían en eso, y ningún avión de realidad se caería al suelo.
Cualquier persona aficionada al videojuego que no tenga una enfermedad mental sabe hacer esa distinción entre la mentira del juego y la realidad de la vida. Pero resulta que hay muchas personas que no, que se empeñan en hacernos ver que esto del tráfico aéreo es un cachondeo. Empezaron quitando controladores de aeropuertos con poco tráfico, como La Gomera y El Hierro, y ahora dicen en Ryanair que van a prescindir de los copilotos de los aviones porque, total, en realidad quien los maneja son los ordenadores, los pilotos están ahí para que todos nos sintamos seguros. Pensábamos que esa manía que tenían ahora las compañías aéreas de maltratarnos era sádica, pero no, resulta que es lúdica, solo falta que ahora nosotros, los pasajeros, entendamos de qué va el jueguito.
Los aficionados a los videojuegos estamos esperando ya con ansia la edición de ‘Controlator aerial’, un divertido título donde se simula el trabajo de un controlador aéreo cualquiera. Es un juego extraño, porque solo te permite jugar algo así como ocho horas a la semana y luego tienes que descansar tres días, depende del convenio de los controladores en cada país. Como tantas ficciones, la pasta que ganes de controlador es ficticia, pero da gustito irla acumulando.
La parte más interesante del juego no es la de la pasta que se gana, ni los consejos de belleza del portavoz César Cabo, la demostración de que una cara bonita y una barba de pocos días pueden poner de parte de los controladores a media España. Lo divertido es hacer lo mismo que los controladores. Con esto les digo que si nos sacaran una simulación en ordenador del trabajo de un controlador, nos daríamos cuenta de que es un videojuego bastante sencillo. Nosotros los jugones, que hemos controlado miles de barcos y aviones en la campaña del Pacífico, o que somos capaces de dominar toda la galaxia controlando razas diferentes, sondas de exploración, convoyes de invasión y recursos de cada planeta, seguro que nos aburriríamos soberanamente con el tejemaneje electrónico de los controladores. El único problema es que todo es mentira, o sea, el dinero que ganas en los juegos por desgracia no lo ganas en la realidad, y los errores que cometes jugando de controlador aéreo se quedarían en eso, y ningún avión de realidad se caería al suelo.
Cualquier persona aficionada al videojuego que no tenga una enfermedad mental sabe hacer esa distinción entre la mentira del juego y la realidad de la vida. Pero resulta que hay muchas personas que no, que se empeñan en hacernos ver que esto del tráfico aéreo es un cachondeo. Empezaron quitando controladores de aeropuertos con poco tráfico, como La Gomera y El Hierro, y ahora dicen en Ryanair que van a prescindir de los copilotos de los aviones porque, total, en realidad quien los maneja son los ordenadores, los pilotos están ahí para que todos nos sintamos seguros. Pensábamos que esa manía que tenían ahora las compañías aéreas de maltratarnos era sádica, pero no, resulta que es lúdica, solo falta que ahora nosotros, los pasajeros, entendamos de qué va el jueguito.
Ni la EGB
Cuánta paciencia, martes 7 de septiembre de 2010
La gente no regresa de vacaciones el 1 de septiembre y se pone en movimiento de inmediato. La gente se toma su buena semana. Te lo dicen en el banco y en los estancos. Que desde ayer lunes, 6 de septiembre, están saturados porque todo el mundo quiere resolver los asuntos que dejó en el aire durante agosto en un día. En estas épocas de paro, aún se paraliza todo por las vacaciones de agosto. Casi nada cambia.
Pero hay cosas que sí. Ahora nos dicen que la depresión post vacacional no existe, y también que el tópico es mentira y que el dinero sí que da la felicidad, cosa que dice otra investigación. Cuanto más dinero tiene uno, más feliz dice que es, pero a partir de cierto nivel de dinero, uno deja de ser feliz, de sonreír y de soltar carcajadas, que son muchos de los indicativos de la felicidad. Eso explica la cara oscura y como gris del empresariado medio en general, y del canario en particular.
Llegamos de un verano como siempre plagado de noticias. Algunas de ellas jugosas. Resulta que la mayoría de los alcaldes acusados de corrupción fueron reelegidos para sus cargos, y que la amplia mayoría de los alcaldes nacionales no pasa de la EGB en sus estudios medios. Nuestro presidente del gobierno de Canarias es precisamente maestro, de la antigua EGB. Esta mañana estaba en la Romería del Socorro en Güímar y esta tarde estará en Teror de romería, caminando desde Las Palmas de Gran Canaria, en una demostración perfecta de lo que es la política actual, sufrimiento en apariencia, pero gozo en el fondo. Parranda tras parranda tenemos al presidente.
Y empezamos donde acabamos, con el dichoso deporte dominándolo todo y con todo un premio Príncipe de Asturias del Deportes dedicado a un grupo de futbolistas que alientan el pack de cervezas, la bolsa de papas fritas, el barreño de cotufas y la postración en general, o sea, que patrocina de todo menos del deporte. Bienvenidos.
La gente no regresa de vacaciones el 1 de septiembre y se pone en movimiento de inmediato. La gente se toma su buena semana. Te lo dicen en el banco y en los estancos. Que desde ayer lunes, 6 de septiembre, están saturados porque todo el mundo quiere resolver los asuntos que dejó en el aire durante agosto en un día. En estas épocas de paro, aún se paraliza todo por las vacaciones de agosto. Casi nada cambia.
Pero hay cosas que sí. Ahora nos dicen que la depresión post vacacional no existe, y también que el tópico es mentira y que el dinero sí que da la felicidad, cosa que dice otra investigación. Cuanto más dinero tiene uno, más feliz dice que es, pero a partir de cierto nivel de dinero, uno deja de ser feliz, de sonreír y de soltar carcajadas, que son muchos de los indicativos de la felicidad. Eso explica la cara oscura y como gris del empresariado medio en general, y del canario en particular.
Llegamos de un verano como siempre plagado de noticias. Algunas de ellas jugosas. Resulta que la mayoría de los alcaldes acusados de corrupción fueron reelegidos para sus cargos, y que la amplia mayoría de los alcaldes nacionales no pasa de la EGB en sus estudios medios. Nuestro presidente del gobierno de Canarias es precisamente maestro, de la antigua EGB. Esta mañana estaba en la Romería del Socorro en Güímar y esta tarde estará en Teror de romería, caminando desde Las Palmas de Gran Canaria, en una demostración perfecta de lo que es la política actual, sufrimiento en apariencia, pero gozo en el fondo. Parranda tras parranda tenemos al presidente.
Y empezamos donde acabamos, con el dichoso deporte dominándolo todo y con todo un premio Príncipe de Asturias del Deportes dedicado a un grupo de futbolistas que alientan el pack de cervezas, la bolsa de papas fritas, el barreño de cotufas y la postración en general, o sea, que patrocina de todo menos del deporte. Bienvenidos.
Gemelos
Cuánta paciencia, lunes 29 de julio de 2010
Estimados oyentes de otras islas, les refiero que en Tenerife tenemos una buena montada con los gastos de los grupos municipales del ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. No sé que ocurre en el chicharro, pero en esta ciudad últimamente es más fácil encontrar un informe de la Intervención del ayuntamiento sobre los gastos particulares de los concejales que a un fulano vestido con una camiseta de la Roja. Los informes fluyen con una facilidad bárbara, a veces por trabajo periodístico, pero sobre todo por intereses políticos.
Lo que se lee en los informes es fantástico. En general, hay gastos disparatados que se intentan colar como propios del trabajo municipal, pero bendita la relación que tienen. Hay de todo, desde regalos a no se sabe quién hasta la compra de grabados sobre Tenerife y el mar, pasando por compras de material tan municipal como ropa interior femenina o lavados constantes de coches particulares, debe ser por la buena imagen del grupo municipal. Por supuesto, está el gran éxito de los gastos municipales: las comidas. En ciertos ámbitos, lo de llevarse el túper de casa al trabajo no está cuajando, pero claro, si la comida no la pagas tú, es más fácil salir a almorzar o cenar fuera. Ya por un viaje inoportuno a Madrid se organizó una buena hace meses en Santa Cruz de Tenerife. Y lo que queda.
Queda una franca preocupación con estas revelaciones, queda la duda de a saber qué estará pasando en las diferentes instituciones públicas de turno con esas cuentas para gastos en general que luego la gente aplica como le parece. Es cierto que los grupos municipales y los concejales tienen asignadas ciertas cantidades para su trabajo diario, pero algunas personas inocentes consideramos que esas cifras deben ir para justamente eso, hacer mejor su trabajo, no para comprarse unos gemelos para la camiseta, por poner un ejemplo. Si algo bueno puede tener la crisis es que esta agobiante observación de los gastos públicos conduzca quizá a que muchos responsables públicos no se dejen llevar ya por la máxima de “porque yo lo valgo”, sino por la de “esto es de todos, gastémoslo de la mejor manera posible en beneficio de todos”. Solo nos queda confiar en que, en el fondo, los concejales y sus equipitos en realidad se tiran al gasto desmedido como una manera de contribuir al desarrollo económico de su cuidad. Eso o que le echan demasiada cara.
Estimados oyentes de otras islas, les refiero que en Tenerife tenemos una buena montada con los gastos de los grupos municipales del ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. No sé que ocurre en el chicharro, pero en esta ciudad últimamente es más fácil encontrar un informe de la Intervención del ayuntamiento sobre los gastos particulares de los concejales que a un fulano vestido con una camiseta de la Roja. Los informes fluyen con una facilidad bárbara, a veces por trabajo periodístico, pero sobre todo por intereses políticos.
Lo que se lee en los informes es fantástico. En general, hay gastos disparatados que se intentan colar como propios del trabajo municipal, pero bendita la relación que tienen. Hay de todo, desde regalos a no se sabe quién hasta la compra de grabados sobre Tenerife y el mar, pasando por compras de material tan municipal como ropa interior femenina o lavados constantes de coches particulares, debe ser por la buena imagen del grupo municipal. Por supuesto, está el gran éxito de los gastos municipales: las comidas. En ciertos ámbitos, lo de llevarse el túper de casa al trabajo no está cuajando, pero claro, si la comida no la pagas tú, es más fácil salir a almorzar o cenar fuera. Ya por un viaje inoportuno a Madrid se organizó una buena hace meses en Santa Cruz de Tenerife. Y lo que queda.
Queda una franca preocupación con estas revelaciones, queda la duda de a saber qué estará pasando en las diferentes instituciones públicas de turno con esas cuentas para gastos en general que luego la gente aplica como le parece. Es cierto que los grupos municipales y los concejales tienen asignadas ciertas cantidades para su trabajo diario, pero algunas personas inocentes consideramos que esas cifras deben ir para justamente eso, hacer mejor su trabajo, no para comprarse unos gemelos para la camiseta, por poner un ejemplo. Si algo bueno puede tener la crisis es que esta agobiante observación de los gastos públicos conduzca quizá a que muchos responsables públicos no se dejen llevar ya por la máxima de “porque yo lo valgo”, sino por la de “esto es de todos, gastémoslo de la mejor manera posible en beneficio de todos”. Solo nos queda confiar en que, en el fondo, los concejales y sus equipitos en realidad se tiran al gasto desmedido como una manera de contribuir al desarrollo económico de su cuidad. Eso o que le echan demasiada cara.
Calle Sara Carbonero
Cuánta paciencia, martes 13 de julio de 2010
Estamos tan contentos o tan enzarzados en las polémicas tras el mundial de fútbol, que nadie se dio cuenta de que es martes y 13. Una chorrada de día, hasta el punto de que para los anglosajones el día de la mala suerte es, como saben, el viernes 13. En fin, que en esto de las supersticiones nos quedamos con los verdaderos supersticiosos, tan suyos que manejan manías individuales en absoluto extensibles.
Pero este martes y 13 se va cerrando con interesantes noticias. Como que se abra por fin el museo de Atapuerca, un verdadero logro Mundial que nos permite conocernos mejor, casi tanto como el fútbol, o que a Enrique Urquijo, que fuera cantante de Los Secretos, le acaban de poner una calle en Vicálvaro, una de esas ciudades donde vive la gente que no vive en Madrid pero que tiene a Madrid a tiro, una frustración o una ventaja, según cómo se mire.
De vez en cuando, algún alcalde se confunde y le pone una calle a alguien lógico, o se la quita a alguien absurdo. Los lelos dicen que no hay que cambiar los nombres de las calles, porque eso es historia. Se equivocan, las calles son homenaje o son cualquier otra cosa. Menos mal que el alcalde de turno de alguna ciudad canaria no tuvo la ocurrencia de dedicarle una calle a Hitler en 1940 tras su victoria contra Francia.
Lo lógico es que las ciudades latinas estén llenas de nombres de personas de las que se sabe poco. En algunas localidades cautas, bajo el cartel de la calle ponen una breve descripción. Luego está la solución menos drástica, como la que cometió hace tiempo Las Palmas de Gran Canaria o hace demasiado poco tiempo Santa Cruz de Tenerife, cuando quitó nombres de la dictadura y puso denominaciones genéricas. Un músico no parece mala solución, hace músicas y si no es tonto, huye de las polémicas. Todo esto a la espera de la nueva moda en las calles: los deportistas. Porque a Iniesta y compañía los usan como nombres de pabellones, a Pedrito ya le colaron uno en Arico, pero por suerte nunca nos acordamos de ellos para nombres de calles, menos mal, porque seguro que es una historia vivir en la calle Sara Carbonero. ¿Cómo, que esta chica no juega al fútbol? Pues entonces no entiendo nada.
Estamos tan contentos o tan enzarzados en las polémicas tras el mundial de fútbol, que nadie se dio cuenta de que es martes y 13. Una chorrada de día, hasta el punto de que para los anglosajones el día de la mala suerte es, como saben, el viernes 13. En fin, que en esto de las supersticiones nos quedamos con los verdaderos supersticiosos, tan suyos que manejan manías individuales en absoluto extensibles.
Pero este martes y 13 se va cerrando con interesantes noticias. Como que se abra por fin el museo de Atapuerca, un verdadero logro Mundial que nos permite conocernos mejor, casi tanto como el fútbol, o que a Enrique Urquijo, que fuera cantante de Los Secretos, le acaban de poner una calle en Vicálvaro, una de esas ciudades donde vive la gente que no vive en Madrid pero que tiene a Madrid a tiro, una frustración o una ventaja, según cómo se mire.
De vez en cuando, algún alcalde se confunde y le pone una calle a alguien lógico, o se la quita a alguien absurdo. Los lelos dicen que no hay que cambiar los nombres de las calles, porque eso es historia. Se equivocan, las calles son homenaje o son cualquier otra cosa. Menos mal que el alcalde de turno de alguna ciudad canaria no tuvo la ocurrencia de dedicarle una calle a Hitler en 1940 tras su victoria contra Francia.
Lo lógico es que las ciudades latinas estén llenas de nombres de personas de las que se sabe poco. En algunas localidades cautas, bajo el cartel de la calle ponen una breve descripción. Luego está la solución menos drástica, como la que cometió hace tiempo Las Palmas de Gran Canaria o hace demasiado poco tiempo Santa Cruz de Tenerife, cuando quitó nombres de la dictadura y puso denominaciones genéricas. Un músico no parece mala solución, hace músicas y si no es tonto, huye de las polémicas. Todo esto a la espera de la nueva moda en las calles: los deportistas. Porque a Iniesta y compañía los usan como nombres de pabellones, a Pedrito ya le colaron uno en Arico, pero por suerte nunca nos acordamos de ellos para nombres de calles, menos mal, porque seguro que es una historia vivir en la calle Sara Carbonero. ¿Cómo, que esta chica no juega al fútbol? Pues entonces no entiendo nada.
Ni en el avión
Cuánta paciencia, miércoles 14 de julio de 2010
Resulta que los móviles ahora se podrán usar ya en el avión. Qué desgracia. Los móviles son uno de los inventos más desastrosos de la historia. Tienen su parte práctica, pero se convierten en un elemento de control. En cierto círculos se va estableciendo ya la norma no escrita de no llamar a los móviles salvo a determinadas horas y determinados días. Es algo complicado, porque en el mundo moderno, ultra rápido, lo queremos todo y lo queremos ahora, y cuando mandamos un correo necesitamos que nos respondan al segundo, y si remitimos un SMS también la respuesta debe ser inmediata. Todos debemos estar disponibles las veinticuatro horas del día.
El problema es el habitual de la novedad, no tenemos sentido de la medida y todavía no tenemos establecido el protocolo habitual para según qué cosas. Miren por ejemplo, ahora parece que por fin ya no suenan móviles en lugares públicos tipo conciertos o exposiciones, aunque aún existe algún gilicuca que deja el móvil puesto. Pues con los correos y SMS y redes sociales varias poco a poco nos tiene que ocurrir lo mismo: que establezcamos un ideal de consulta. Lo que no tiene sentido es meterse en la sociedad de la información pero sin que nos toque. Hay gente que se vanagloria de no consultar el correo electrónico, a pesar de contar con una dirección. Entonces la mejor solución es que no lo tuvieras. Hay gente que lo consulta y no responde. En fin, hay mucho desastre hasta el punto de que, a estas alturas, todavía se publican artículos periodísticos para hacer un buen uso del correo electrónico y evitar malos entendidos.
Igual ocurrirá con los móviles en los aviones. Estaremos un tiempo sin saber cómo usarlos para no darle la tabarra al vecino de asiento. Pero lo peor de todo es que se perderá esa fabulosa excusa de “no recibí tu llamada porque estaba volando”. Aunque sigue siendo muy útil la otra de “me quedé sin batería”.
Resulta que los móviles ahora se podrán usar ya en el avión. Qué desgracia. Los móviles son uno de los inventos más desastrosos de la historia. Tienen su parte práctica, pero se convierten en un elemento de control. En cierto círculos se va estableciendo ya la norma no escrita de no llamar a los móviles salvo a determinadas horas y determinados días. Es algo complicado, porque en el mundo moderno, ultra rápido, lo queremos todo y lo queremos ahora, y cuando mandamos un correo necesitamos que nos respondan al segundo, y si remitimos un SMS también la respuesta debe ser inmediata. Todos debemos estar disponibles las veinticuatro horas del día.
El problema es el habitual de la novedad, no tenemos sentido de la medida y todavía no tenemos establecido el protocolo habitual para según qué cosas. Miren por ejemplo, ahora parece que por fin ya no suenan móviles en lugares públicos tipo conciertos o exposiciones, aunque aún existe algún gilicuca que deja el móvil puesto. Pues con los correos y SMS y redes sociales varias poco a poco nos tiene que ocurrir lo mismo: que establezcamos un ideal de consulta. Lo que no tiene sentido es meterse en la sociedad de la información pero sin que nos toque. Hay gente que se vanagloria de no consultar el correo electrónico, a pesar de contar con una dirección. Entonces la mejor solución es que no lo tuvieras. Hay gente que lo consulta y no responde. En fin, hay mucho desastre hasta el punto de que, a estas alturas, todavía se publican artículos periodísticos para hacer un buen uso del correo electrónico y evitar malos entendidos.
Igual ocurrirá con los móviles en los aviones. Estaremos un tiempo sin saber cómo usarlos para no darle la tabarra al vecino de asiento. Pero lo peor de todo es que se perderá esa fabulosa excusa de “no recibí tu llamada porque estaba volando”. Aunque sigue siendo muy útil la otra de “me quedé sin batería”.
Y a mí que me gustaba Holanda...
Cuánta paciencia, lunes 12 de julio de 2010
Vamos a acabar el Mundial analizando las capacidades adivinatorias de un pulpo, que son tal elevadas como las de cualquier humano, y el beso de un chico a su novia, solo que el chico es el capitán de la selección, la novia es una reportera de televisión, y el beso fue en directo.
Hay otro elemento que convendría analizar, y es la enorme preocupación de los nacionalismos regionalistas españoles ante el auge de rojo y gualditos por culpa de la selección. Pobrecitos. Una nación es una realidad cultural, y a pesar de esa cosa llamada autonomías, España está unida por el gazpacho, el deporte y una generación que en los setenta y los ochenta creció ante la misma televisión. En fin, que andar justificando tanto las nacionalidades es un poco aburrido. En caso de dudas, estemos del lado de la felicidad, del amor, y del pulpo Paul, que mucho cachondeo pero el bicho siempre se come el mejillón acertado. La noticia triste del día es que Paul no llegará a la Eurocopa de 2012 porque, como sabrán ustedes, la longevidad del pulpo será escasa. Sería una idea preciosa que, antes de morir de viejo o de estrés, sacrificáramos al pulpo Paul y se lo diéramos de comer a Sara Carbonero e Iker Casillas en su banquete de boda. Luego imagínense el debate: que si habría que hacerlo a la gallega, que si mejor frito.
El tema es discutir. ¿Qué no? A estas alturas del mambo, después de estar toda la mañana viendo vídeos y leyendo crónicas y análisis del partido, resulta que varios jugadores neerlandeses se quejan por el trato arbitral en la final. Sí, oyen ustedes bien, después de ver varias coñas en forma de vídeo con la patada de Jong, uno tiene que leer esto. Eso demuestra que España no solo ganó por calidad de juego, sino por esa cosa llamada talante. Nadie entró en polémicas por parte de la selección roja, todos los dimes y diretes se arreglaron con juego, bueno, con goles, pocos, y con un precioso beso para la posteridad. Un pulpo, un beso, pero mejor que todo, un maleficio que nos quitamos de encima y que a ver si ayuda a perder más complejos.
Vamos a acabar el Mundial analizando las capacidades adivinatorias de un pulpo, que son tal elevadas como las de cualquier humano, y el beso de un chico a su novia, solo que el chico es el capitán de la selección, la novia es una reportera de televisión, y el beso fue en directo.
Hay otro elemento que convendría analizar, y es la enorme preocupación de los nacionalismos regionalistas españoles ante el auge de rojo y gualditos por culpa de la selección. Pobrecitos. Una nación es una realidad cultural, y a pesar de esa cosa llamada autonomías, España está unida por el gazpacho, el deporte y una generación que en los setenta y los ochenta creció ante la misma televisión. En fin, que andar justificando tanto las nacionalidades es un poco aburrido. En caso de dudas, estemos del lado de la felicidad, del amor, y del pulpo Paul, que mucho cachondeo pero el bicho siempre se come el mejillón acertado. La noticia triste del día es que Paul no llegará a la Eurocopa de 2012 porque, como sabrán ustedes, la longevidad del pulpo será escasa. Sería una idea preciosa que, antes de morir de viejo o de estrés, sacrificáramos al pulpo Paul y se lo diéramos de comer a Sara Carbonero e Iker Casillas en su banquete de boda. Luego imagínense el debate: que si habría que hacerlo a la gallega, que si mejor frito.
El tema es discutir. ¿Qué no? A estas alturas del mambo, después de estar toda la mañana viendo vídeos y leyendo crónicas y análisis del partido, resulta que varios jugadores neerlandeses se quejan por el trato arbitral en la final. Sí, oyen ustedes bien, después de ver varias coñas en forma de vídeo con la patada de Jong, uno tiene que leer esto. Eso demuestra que España no solo ganó por calidad de juego, sino por esa cosa llamada talante. Nadie entró en polémicas por parte de la selección roja, todos los dimes y diretes se arreglaron con juego, bueno, con goles, pocos, y con un precioso beso para la posteridad. Un pulpo, un beso, pero mejor que todo, un maleficio que nos quitamos de encima y que a ver si ayuda a perder más complejos.
Recuperando el tiempo perdido
Vaya, alguno que sigue este blog me dice que lo tengo abandonado. Es totalmente cierto. Me gustaría pulir más entradas, incluir más enlaces, hipervínculos, fotos, vídeos, olores y esas cosas tan 2.0, pero se hace lo que se puede.
Ahora mismo, recuperar las columnas pendientes de publicaciones desde julio hasta ahora. A mediados de aquel mes, cerramos columna radiofónica y la retomamos hace semana y pico, de ahí el vacío.
Cuánta paciencia, jueves 8 de julio de 2010
Vaya con el pulpo, resulta que va acertando. Igual que los nacionalistas. Conozco a varios que con cada partido de España, van en contra de España, o sea, que tienen una depresión importante. No deja de ser un estrés encontrarle simpatías a selecciones tan aburridas e insustanciales como Chile, Suiza, Portugal, Honduras o Paraguay, pero una de las grandes ventajas de este mundo es ir a la contra, al menos tienes el objetivo claro. Lo de ir a favor va según el tiempo. Si ahora la cosa pinta bien, es fácil, pero lo complicado es apoyar algo cuando nadie lo entiende. En esta vida moderna, por desgracia, lo sencillo es la negación continua, lo difícil es ser asertivo. Cuando alguien nos dice que algo no les gusta, nos parece que sienta cátedra, en cambio si afirma que tal cosa le gusta y le parece fantástica, pensamos que es un ñoño. Lo realmente complicado es dar argumentos a favor de algo. Criticar y hundir, los dos deportes nacionales, es de lo más sencillo.
En estos días hablamos un poco de los nacionalismos y el fútbol. Yo no me preocuparía bastante, ni en un sentido ni en otro. La gente luce banderas porque se gana, ya las guardarán cuando se pierda. No creo que la gente sea más cívica después de que se gane el mundial. La gente es como es, o sea, que mucho esplendor, pero poca acción. Por eso me gusta Pedro Rodríguez Ledesma, al que se empeñan en seguir llamando Pedrito, porque atesora algunos de los valores más destacados de una forma de ser canaria. Pedro es modesto, se centra en hacer lo suyo lo mejor posible y que los resultados demuestren su valor. Mucho cuestionaron su convocatoria en la selección y ayer demostró otra vez el gran talento que tiene como pelotero.
Como a tantos canarios antes, tiene que demostrar el doble de lo que vale para que muchos descubran lo bueno que es. En Canarias padecemos de eso, que nos vendemos fatal, al contrario que otras nacionalidades, que te sueltan un rollo, te dicen que son los mejores haciendo algo pero luego es todo mentira. En lo que te das cuenta del bulo, viven del cuento un rato. El señor Rodríguez Ledesma está creando su cuento sobre varias verdades, pero sobre todo encima de la parsimonia, la simpatía y el buen hacer. Y es por eso, queridos, por lo que nos gusta el fútbol, porque es un pibe que peloteaba en los solares de Abades, en el sur de Tenerife, y que está ahora haciendo tantas cosas grandes de forma calmada, sin filosofías, solo con magia. Ni más ni menos.
Ahora mismo, recuperar las columnas pendientes de publicaciones desde julio hasta ahora. A mediados de aquel mes, cerramos columna radiofónica y la retomamos hace semana y pico, de ahí el vacío.
Cuánta paciencia, jueves 8 de julio de 2010
Vaya con el pulpo, resulta que va acertando. Igual que los nacionalistas. Conozco a varios que con cada partido de España, van en contra de España, o sea, que tienen una depresión importante. No deja de ser un estrés encontrarle simpatías a selecciones tan aburridas e insustanciales como Chile, Suiza, Portugal, Honduras o Paraguay, pero una de las grandes ventajas de este mundo es ir a la contra, al menos tienes el objetivo claro. Lo de ir a favor va según el tiempo. Si ahora la cosa pinta bien, es fácil, pero lo complicado es apoyar algo cuando nadie lo entiende. En esta vida moderna, por desgracia, lo sencillo es la negación continua, lo difícil es ser asertivo. Cuando alguien nos dice que algo no les gusta, nos parece que sienta cátedra, en cambio si afirma que tal cosa le gusta y le parece fantástica, pensamos que es un ñoño. Lo realmente complicado es dar argumentos a favor de algo. Criticar y hundir, los dos deportes nacionales, es de lo más sencillo.
En estos días hablamos un poco de los nacionalismos y el fútbol. Yo no me preocuparía bastante, ni en un sentido ni en otro. La gente luce banderas porque se gana, ya las guardarán cuando se pierda. No creo que la gente sea más cívica después de que se gane el mundial. La gente es como es, o sea, que mucho esplendor, pero poca acción. Por eso me gusta Pedro Rodríguez Ledesma, al que se empeñan en seguir llamando Pedrito, porque atesora algunos de los valores más destacados de una forma de ser canaria. Pedro es modesto, se centra en hacer lo suyo lo mejor posible y que los resultados demuestren su valor. Mucho cuestionaron su convocatoria en la selección y ayer demostró otra vez el gran talento que tiene como pelotero.
Como a tantos canarios antes, tiene que demostrar el doble de lo que vale para que muchos descubran lo bueno que es. En Canarias padecemos de eso, que nos vendemos fatal, al contrario que otras nacionalidades, que te sueltan un rollo, te dicen que son los mejores haciendo algo pero luego es todo mentira. En lo que te das cuenta del bulo, viven del cuento un rato. El señor Rodríguez Ledesma está creando su cuento sobre varias verdades, pero sobre todo encima de la parsimonia, la simpatía y el buen hacer. Y es por eso, queridos, por lo que nos gusta el fútbol, porque es un pibe que peloteaba en los solares de Abades, en el sur de Tenerife, y que está ahora haciendo tantas cosas grandes de forma calmada, sin filosofías, solo con magia. Ni más ni menos.
jueves, 8 de julio de 2010
Paul el romántico
Cuánta paciencia, miércoles 7 de julio de 2010
La España deportiva y futbolera se juega una de las grandes citas de su historia y todo el mundo pendiente de un pulpo. El famoso ya pulpo Paul vive en el acuario de Oberhausen. Sí, los alemanes tienen a un pulpo en un acuario como una gran atracción. Solo por eso merecen perder esta noche. El famoso pulpo por lo visto lleva acertados los resultados de unos cuantos partidos del Mundial. Pues nada, a ver si el pulpo se pone y nos cuenta todos los resultados de todas las competiciones deportivas del mundo desde aquí hasta el final de los tiempos y así nos ahorramos un montón de tiempo perdido.
La noticia en sí es una soberana estupidez, pero es de las más seguidas, comentadas y sobre todo repetidas por los informativos de medio mundo. Un pulpo que dicen que acierta resultados deportivos. Friker Jiménez tendría mucho trabajo con este nuevo misterio del mundo moderno.
A pesar de la tremenda nadería que oculta la información, hay un hecho romántico. En España somos muy aficionados a comernos a los pulpos: a la gallega, en vinagreta, en ropa vieja, frito, guisado, mira que nos gusta el pulpo. Paul, el pulpo alemán, que es tan listo como para acertar un partido de fútbol, debería conocer del tratamiento que dispensa España a sus congéneres, y aún así, dice que España ganará el partido contra Alemania porque abrió un tarrito, todos firmes, que lucía la bandera nacional. Bandera nacional que campa a sus anchas por media Canarias, para desesperación de los cuatro nacionalistas redivivos que a estas alturas siguen hablando de la colonización de esta tierra. Hablando del nacionalismo, hace años cada vez que se jugaba el Mundial de turno, algunas formaciones políticas nacionalistas sacaban el típico comunicado diciendo eso que ante la nueva cita deportiva no había que apoyar a la pérfida e invasora selección española, sino a selecciones más afines. La lista de simpatías estaba compuesta por cualquier país africano de aquí cerca y por otros que gozaban de las filias nacionalistas, como Irán en su día. El rollo era apoyar a cualquiera con tal de no animar a España. Los nacionalistas no se pronuncian en este Mundial. Por suerte, todavía nos queda el pulpo Paul para tener el medidor de chorradas a tope.
La España deportiva y futbolera se juega una de las grandes citas de su historia y todo el mundo pendiente de un pulpo. El famoso ya pulpo Paul vive en el acuario de Oberhausen. Sí, los alemanes tienen a un pulpo en un acuario como una gran atracción. Solo por eso merecen perder esta noche. El famoso pulpo por lo visto lleva acertados los resultados de unos cuantos partidos del Mundial. Pues nada, a ver si el pulpo se pone y nos cuenta todos los resultados de todas las competiciones deportivas del mundo desde aquí hasta el final de los tiempos y así nos ahorramos un montón de tiempo perdido.
La noticia en sí es una soberana estupidez, pero es de las más seguidas, comentadas y sobre todo repetidas por los informativos de medio mundo. Un pulpo que dicen que acierta resultados deportivos. Friker Jiménez tendría mucho trabajo con este nuevo misterio del mundo moderno.
A pesar de la tremenda nadería que oculta la información, hay un hecho romántico. En España somos muy aficionados a comernos a los pulpos: a la gallega, en vinagreta, en ropa vieja, frito, guisado, mira que nos gusta el pulpo. Paul, el pulpo alemán, que es tan listo como para acertar un partido de fútbol, debería conocer del tratamiento que dispensa España a sus congéneres, y aún así, dice que España ganará el partido contra Alemania porque abrió un tarrito, todos firmes, que lucía la bandera nacional. Bandera nacional que campa a sus anchas por media Canarias, para desesperación de los cuatro nacionalistas redivivos que a estas alturas siguen hablando de la colonización de esta tierra. Hablando del nacionalismo, hace años cada vez que se jugaba el Mundial de turno, algunas formaciones políticas nacionalistas sacaban el típico comunicado diciendo eso que ante la nueva cita deportiva no había que apoyar a la pérfida e invasora selección española, sino a selecciones más afines. La lista de simpatías estaba compuesta por cualquier país africano de aquí cerca y por otros que gozaban de las filias nacionalistas, como Irán en su día. El rollo era apoyar a cualquiera con tal de no animar a España. Los nacionalistas no se pronuncian en este Mundial. Por suerte, todavía nos queda el pulpo Paul para tener el medidor de chorradas a tope.
miércoles, 7 de julio de 2010
Cómo se mide el nacionalismo
Cuánta paciencia, martes 6 de julio de 2010
El verdadero problema de esta vida moderna es que hay ciertos elementos que no se pueden medir. No podemos medir el amor, a pesar de que nuestras parejas a veces nos asalte con esa pregunta de “¿cuánto me quieres?”, que a ver quién es el gracioso que la responde. No podemos medir la ética y la moral, a pesar de que intentemos perseguir a golpe de leyes a aquellos que se las saltan, se las intentan saltar o parece que se las saltan, y más si son nuestros representantes públicos.
Tampoco se puede medir esa soberana chorrada que es el patriotismo, la españolidad o en la versión más cercana, la canariedad. Existen personas que se rasgan mucho las vestiduras con eso del patriotismo, y más ahora gracias a los triunfos deportivos. Esas personas luego no muestran mucho patriotismo práctico, o sea, que ni siquiera pagan sus impuestos de manera correcta. Es mejor dejar estas cosas del cariño por la patria en el trabajo diario más que en las demostraciones deportivas. Porque como ya dijimos en esta columna radiofónica, una de las cosas más complicadas en esta vida es ser coherente.
Pero existen seres humanos que acuden prestos a resolver nuestros problemas, como es el caso de un juzgado de Puerto del Rosario, en Fuerteventura, que hace un test de españolidad, canariedad y majoreridad, por este orden, a las personas que solicitan la nacionalidad española. Del test se conoce poco, pero es una idea brillante que ya aplican otros jueces muertos del aburrimiento del resto de la geografía, sí, Española. La cuestión es que, a los 18 años, en lugar de la Selectividad, la PAU o como se llame, nos aplicaran a todos los nacionales un test de marras. Inclusive, sería bueno que a partir de ahora, por sorpresa y con preguntas aleatorias, todos y cada uno de los españoles, canarios y majoreros, pasáramos por este examen, y al suspendido lo echamos fuera y así creamos puestos de trabajo. Pero las preguntas son inquietantes: ¿saben ustedes cuáles son los colores de la bandera de Fuerteventura? Sinceramente, a todos nos debería importar un pimiento, menos al juez majorero, que le parece un asunto de enorme preocupación, españolidad, canariedad y majoreridad. La bandera es blanca y verde, lo pueden saber en un segundo gracias a Internet. Hasta en eso los jueces son antiguos.
El verdadero problema de esta vida moderna es que hay ciertos elementos que no se pueden medir. No podemos medir el amor, a pesar de que nuestras parejas a veces nos asalte con esa pregunta de “¿cuánto me quieres?”, que a ver quién es el gracioso que la responde. No podemos medir la ética y la moral, a pesar de que intentemos perseguir a golpe de leyes a aquellos que se las saltan, se las intentan saltar o parece que se las saltan, y más si son nuestros representantes públicos.
Tampoco se puede medir esa soberana chorrada que es el patriotismo, la españolidad o en la versión más cercana, la canariedad. Existen personas que se rasgan mucho las vestiduras con eso del patriotismo, y más ahora gracias a los triunfos deportivos. Esas personas luego no muestran mucho patriotismo práctico, o sea, que ni siquiera pagan sus impuestos de manera correcta. Es mejor dejar estas cosas del cariño por la patria en el trabajo diario más que en las demostraciones deportivas. Porque como ya dijimos en esta columna radiofónica, una de las cosas más complicadas en esta vida es ser coherente.
Pero existen seres humanos que acuden prestos a resolver nuestros problemas, como es el caso de un juzgado de Puerto del Rosario, en Fuerteventura, que hace un test de españolidad, canariedad y majoreridad, por este orden, a las personas que solicitan la nacionalidad española. Del test se conoce poco, pero es una idea brillante que ya aplican otros jueces muertos del aburrimiento del resto de la geografía, sí, Española. La cuestión es que, a los 18 años, en lugar de la Selectividad, la PAU o como se llame, nos aplicaran a todos los nacionales un test de marras. Inclusive, sería bueno que a partir de ahora, por sorpresa y con preguntas aleatorias, todos y cada uno de los españoles, canarios y majoreros, pasáramos por este examen, y al suspendido lo echamos fuera y así creamos puestos de trabajo. Pero las preguntas son inquietantes: ¿saben ustedes cuáles son los colores de la bandera de Fuerteventura? Sinceramente, a todos nos debería importar un pimiento, menos al juez majorero, que le parece un asunto de enorme preocupación, españolidad, canariedad y majoreridad. La bandera es blanca y verde, lo pueden saber en un segundo gracias a Internet. Hasta en eso los jueces son antiguos.
martes, 6 de julio de 2010
A la gente le gusta trabajar
Cuánta paciencia, lunes 5 de julio de 2010
Oigan, que más de la mitad de los trabajadores de España dicen que están felices con sus trabajos. En concreto, estirando mucho el porcentaje, tres de cada cuatro empleados españoles afirma que está entre muy satisfecho y satisfecho con su empleo. Es una encuesta internacional y faltan detalles, o mejor matices, como siempre en una encuesta. Porque la verdadera sensación que da es que la gente está muy satisfecha o satisfecha simplemente con tener un empleo, con la que está cayendo. E igual, con la que está cayendo, mucho trabajarían hasta limpiando fosas sépticas con tal de tener un puesto de trabajo. Por la televisión ponen un anuncio de una persona que dice que todas las mañanas acude feliz a su puesto, que es en una planta de reciclaje de basuras. Una de dos, o el ser humano tiene más aguante del que pensamos, o es muy hipócrita o, lo que es peor, en realidad le gusta trabajar.
Un horror, puede resultar que nos guste trabajar y todo. Que no se enteren los empresarios. Justo hace unos días se escuchaba por la radio a una filósofa decir que la verdadera revolución humana para esta década es recuperar nuestro tiempo, y que el tiempo personal nos lo roban de muchas maneras, sobre todo con el trabajo organizado, con su horario, su estancia en los puestos de trabajo y estas cosas simpáticas. Oigan, qué gran afirmación, esta señora filósofa es una santa. O eso o este comentarista que colma su paciencia cada día está rodeado de gente disparatada o de gente que miente en las encuestas porque que uno sepa, a nadie cercano le gusta trabajar. En esto, como todo, hay dos preguntas clave: la primera es si mientras estás trabajando se te ocurren diez sitios mejores donde gastar ese instante, la segunda es más puñetera, y consiste en plantearte si tu trabajo te gusta tanto como para hacerlo gratis o cobrando menos. De nuevo que no se enteren ni los jefes ni los empresarios.
Pero tranquilos, lo sabemos todos y lo corroboraremos en septiembre: que trabaje Rita. Ojalá pudiéramos vivir sin dar un palo al agua y ocupados en otros menesteres más graciosos, y también ojalá que pudiéramos hacer tantas cosas que nos gustan, como esta columna, o el programa de radio de Kiko Barroso, cuando nos apeteciera y sin que nadie se viera en la obligación de pagar por ello. Y ojalá que el champán fuera gratis.
Nota: estuve de vacaciones entre el jueves 24 de junio y el lunes, de ahí que falten las columnas correspondientes.
Oigan, que más de la mitad de los trabajadores de España dicen que están felices con sus trabajos. En concreto, estirando mucho el porcentaje, tres de cada cuatro empleados españoles afirma que está entre muy satisfecho y satisfecho con su empleo. Es una encuesta internacional y faltan detalles, o mejor matices, como siempre en una encuesta. Porque la verdadera sensación que da es que la gente está muy satisfecha o satisfecha simplemente con tener un empleo, con la que está cayendo. E igual, con la que está cayendo, mucho trabajarían hasta limpiando fosas sépticas con tal de tener un puesto de trabajo. Por la televisión ponen un anuncio de una persona que dice que todas las mañanas acude feliz a su puesto, que es en una planta de reciclaje de basuras. Una de dos, o el ser humano tiene más aguante del que pensamos, o es muy hipócrita o, lo que es peor, en realidad le gusta trabajar.
Un horror, puede resultar que nos guste trabajar y todo. Que no se enteren los empresarios. Justo hace unos días se escuchaba por la radio a una filósofa decir que la verdadera revolución humana para esta década es recuperar nuestro tiempo, y que el tiempo personal nos lo roban de muchas maneras, sobre todo con el trabajo organizado, con su horario, su estancia en los puestos de trabajo y estas cosas simpáticas. Oigan, qué gran afirmación, esta señora filósofa es una santa. O eso o este comentarista que colma su paciencia cada día está rodeado de gente disparatada o de gente que miente en las encuestas porque que uno sepa, a nadie cercano le gusta trabajar. En esto, como todo, hay dos preguntas clave: la primera es si mientras estás trabajando se te ocurren diez sitios mejores donde gastar ese instante, la segunda es más puñetera, y consiste en plantearte si tu trabajo te gusta tanto como para hacerlo gratis o cobrando menos. De nuevo que no se enteren ni los jefes ni los empresarios.
Pero tranquilos, lo sabemos todos y lo corroboraremos en septiembre: que trabaje Rita. Ojalá pudiéramos vivir sin dar un palo al agua y ocupados en otros menesteres más graciosos, y también ojalá que pudiéramos hacer tantas cosas que nos gustan, como esta columna, o el programa de radio de Kiko Barroso, cuando nos apeteciera y sin que nadie se viera en la obligación de pagar por ello. Y ojalá que el champán fuera gratis.
Nota: estuve de vacaciones entre el jueves 24 de junio y el lunes, de ahí que falten las columnas correspondientes.
Curemos la tontería
Cuánta paciencia, miércoles 22 de junio de 2010
Qué manía con el asunto de curar la homosexualidad. La lógica es sencilla. Algún integrista homosexual podría decir que al contrario, que la heterosexualidad tiene cura y que dejemos sacar al gay que llevamos dentro. Incluso hay una corriente de pensamiento filosófico que buscar derribar las barreras de los límites sexuales impuestos por la sociedad, lo llaman la revolución contrasexual. Dicen que no deberíamos ser ni homo ni heterosexuales, sino todo lo contrario, y que en realidad aceptamos estas parcelas hetero y homo porque son correctas dentro de nuestro entramado social.
Parece claro que la homosexualidad todavía no está muy aceptada, en vista del revuelo causado por la famosa clínica de Barcelona que dice curar la homosexualidad, y reacciones como la del político de Convergencia Durán i Lleida, que pide respeto y ayuda para las personas que de la homosexualidad se pasan al rollo hetero. Se medio escandaliza Durán i Lleida porque cada vez que alguien sale del armario, se monte una fiesta, pero que en el sentido contrario, nadie se ponga contento. Durán se olvidó ya de que hace pocas décadas las homosexualidad estaba penada con cárcel en muchos países democráticos, y que incluso hoy en día, en ciertos estados es delito. Así que el signo de la celebración parece claro. Menos mal que Durán no califica la homosexualidad como enfermedad, hombre, feo estaría.
Todo esto deja la sensación habitual de que cierta parte heterosexual de esta sociedad se siente atacada por las reivindicaciones homosexuales, y que de vez en cuando saltan estupideces del tipo de que la homosexualidad se puede curar, curiosamente rezando. No queda otra que soportar estas salidas de tono, y protestar contra ellas, en eso está basada nuestra democracia, en aguantar las muestras de intransigencia de todos. En Israel tienen que soportar las demandas de los ultraortodoxos judíos, que entre otras gracias solicitan la prohibición de los trajes de baño, que las mujeres viajen separadas de los hombres en los transportes públicos y que todas las tiendas cierren en Sabat. Por desgracia, tenemos que dejarlos que se quejen, pero no podemos tolerar que consigan ninguna de sus reinvindicaciones.
Qué manía con el asunto de curar la homosexualidad. La lógica es sencilla. Algún integrista homosexual podría decir que al contrario, que la heterosexualidad tiene cura y que dejemos sacar al gay que llevamos dentro. Incluso hay una corriente de pensamiento filosófico que buscar derribar las barreras de los límites sexuales impuestos por la sociedad, lo llaman la revolución contrasexual. Dicen que no deberíamos ser ni homo ni heterosexuales, sino todo lo contrario, y que en realidad aceptamos estas parcelas hetero y homo porque son correctas dentro de nuestro entramado social.
Parece claro que la homosexualidad todavía no está muy aceptada, en vista del revuelo causado por la famosa clínica de Barcelona que dice curar la homosexualidad, y reacciones como la del político de Convergencia Durán i Lleida, que pide respeto y ayuda para las personas que de la homosexualidad se pasan al rollo hetero. Se medio escandaliza Durán i Lleida porque cada vez que alguien sale del armario, se monte una fiesta, pero que en el sentido contrario, nadie se ponga contento. Durán se olvidó ya de que hace pocas décadas las homosexualidad estaba penada con cárcel en muchos países democráticos, y que incluso hoy en día, en ciertos estados es delito. Así que el signo de la celebración parece claro. Menos mal que Durán no califica la homosexualidad como enfermedad, hombre, feo estaría.
Todo esto deja la sensación habitual de que cierta parte heterosexual de esta sociedad se siente atacada por las reivindicaciones homosexuales, y que de vez en cuando saltan estupideces del tipo de que la homosexualidad se puede curar, curiosamente rezando. No queda otra que soportar estas salidas de tono, y protestar contra ellas, en eso está basada nuestra democracia, en aguantar las muestras de intransigencia de todos. En Israel tienen que soportar las demandas de los ultraortodoxos judíos, que entre otras gracias solicitan la prohibición de los trajes de baño, que las mujeres viajen separadas de los hombres en los transportes públicos y que todas las tiendas cierren en Sabat. Por desgracia, tenemos que dejarlos que se quejen, pero no podemos tolerar que consigan ninguna de sus reinvindicaciones.
La neurona de Ozzy
Cuánta paciencia, martes 22 de junio de 2010
Qué tendrá Ozzy Osbourne dentro de su cuerpo. Lo que hay dentro de su mente está claro, y así lo manifiesta en cada edición del programa ‘ The Osbournes’. Ozzy vive en una especie de nebulosa, y repta como si fuera un anciano de 90 años. Pero bueno, es que Ozzy, a pesar de su melena, de su querencia por el rimel y de seguir aupado en el trono del heavy metal, tiene nada menos que 61 años de edad.
Hace mucho, mucho tiempo, allá por finales de la década de los ochenta, todos los aficionados a la música rarita nos preguntábamos que cómo podría envejecer esto del rock and roll. Era un debate recurrente, ¿esta muerto el rock? Si echamos ahora la vista atrás nos entra un poco de risa con ese lío, porque el rock es como el jazz, un estilo con subidas y bajadas, pero siempre presente porque siempre será emocionante ver a un fulano con una guitarra y el amplificador al diez. Como dicen los rockeros, el rock es cuestión de actitud, y de eso andan sobrados muchos artistas hoy en día. Ozzy demuestra que el rock de geriátrico es fantástico.
La duda es si para el rock hace falta una genética especial. Sabíamos que los grandes de la música necesitan, además de condiciones estrictamente musicales como buen oído, sentido del ritmo y una voz más o menos llamativa para los cantantes, otros elementos como el carisma y sobre todo la belleza. Lo que nadie explica a los pibes que empiezan en esto de la música es que para aguantar en el tema del rock y de la música nocturna, hace falta tener un cuerpo de paracaidista del ejército israelí. Los músicos suelen actuar por las noches, y la noche es muy peligrosa. Incluso rancios cantantes de boleros cayeron en su día en las tentaciones de las drogas divertidas, como el alcohol. No les digo ya los rockeros. Se meten en un tren de vida que pasa una dura factura sobre sus cuerpos. La historia del rock está sobrecargada de muertes prematuras. Ahora la ciencia se mete en el vicio. Varios científicos van a estudiar el genoma de Ozzy Osbourne para ver cómo es posible que este hombre haya soportado tantos años de excesos y siga vivo. 40 años de juerga, dice el propio Ozzy. Oigan, de repente de los resultados de este estudio salen nuevos beneficios para la humanidad como el remedio contra la resaca y la pastilla que nos devuelva la alegría después de una noche de juerga, porque yo no sé ustedes, pero con los años, uno sale el sábado y está toda la semana siguiente malo.
Qué tendrá Ozzy Osbourne dentro de su cuerpo. Lo que hay dentro de su mente está claro, y así lo manifiesta en cada edición del programa ‘ The Osbournes’. Ozzy vive en una especie de nebulosa, y repta como si fuera un anciano de 90 años. Pero bueno, es que Ozzy, a pesar de su melena, de su querencia por el rimel y de seguir aupado en el trono del heavy metal, tiene nada menos que 61 años de edad.
Hace mucho, mucho tiempo, allá por finales de la década de los ochenta, todos los aficionados a la música rarita nos preguntábamos que cómo podría envejecer esto del rock and roll. Era un debate recurrente, ¿esta muerto el rock? Si echamos ahora la vista atrás nos entra un poco de risa con ese lío, porque el rock es como el jazz, un estilo con subidas y bajadas, pero siempre presente porque siempre será emocionante ver a un fulano con una guitarra y el amplificador al diez. Como dicen los rockeros, el rock es cuestión de actitud, y de eso andan sobrados muchos artistas hoy en día. Ozzy demuestra que el rock de geriátrico es fantástico.
La duda es si para el rock hace falta una genética especial. Sabíamos que los grandes de la música necesitan, además de condiciones estrictamente musicales como buen oído, sentido del ritmo y una voz más o menos llamativa para los cantantes, otros elementos como el carisma y sobre todo la belleza. Lo que nadie explica a los pibes que empiezan en esto de la música es que para aguantar en el tema del rock y de la música nocturna, hace falta tener un cuerpo de paracaidista del ejército israelí. Los músicos suelen actuar por las noches, y la noche es muy peligrosa. Incluso rancios cantantes de boleros cayeron en su día en las tentaciones de las drogas divertidas, como el alcohol. No les digo ya los rockeros. Se meten en un tren de vida que pasa una dura factura sobre sus cuerpos. La historia del rock está sobrecargada de muertes prematuras. Ahora la ciencia se mete en el vicio. Varios científicos van a estudiar el genoma de Ozzy Osbourne para ver cómo es posible que este hombre haya soportado tantos años de excesos y siga vivo. 40 años de juerga, dice el propio Ozzy. Oigan, de repente de los resultados de este estudio salen nuevos beneficios para la humanidad como el remedio contra la resaca y la pastilla que nos devuelva la alegría después de una noche de juerga, porque yo no sé ustedes, pero con los años, uno sale el sábado y está toda la semana siguiente malo.
España va chachi, y no solo en deporte
Cuánta paciencia, viernes, 21 de junio de 2010
España está mejor de lo que decimos, a pesar del fútbol. En fútbol también está bien, en fin, contra Suiza jugó bastante bien, pero hay partidos de ese tipo, bastante insufribles, donde no hay manera de ganar ni jugando dos días seguidos. La mejoría saldrá esta tarde o no, porque el fútbol es así de impredecible y por eso nos gusta.
Pero España va bien, y no porque lo diga este comentarista. Resulta que en riqueza media estamos por encima de la media europea y mejor que los italianos. A ver si los especuladores de medio mundo se dedican a atacar a la Italia de Berlusconi. Pero el dinero internacional es así, necesita rentabilidades altas y fuertes, y si por el camino hay que cargarse un país, pues les importa un pimiento. El problema es lo poco que pueden hacer los países para evitar que un grupo de especuladores con ganas de ganar más pasta se los cepille. Eso es lo que quedó pendiente cuando, al comienzo de la crisis, nos dijeron eso de que iban a refundar el capitalismo y patatín patatán.
Otro dato para la esperanza. España es el país favorito para los estudiantes europeos del programa Erasmus del próximo curso, programa que este año bate su récord histórico de participantes. Los estudiantes prefieren venirse a España antes que a Francia, a pesar de su buena cocina, y de Alemania, por encima de la buena fama de su economía y sus empresas. Qué tendrá este país, además de bares, horarios de cierre disparatados, la simpatía de sus gentes y todo eso. Quizá tiene algo que no se puede comprar ni especular, algo que entre todos deberíamos recuperar con esfuerzo, y son esas ganas de vivir y pasarlo bien que con tanta noticia económica tremenda nos están quitando cada día.
España está mejor de lo que decimos, a pesar del fútbol. En fútbol también está bien, en fin, contra Suiza jugó bastante bien, pero hay partidos de ese tipo, bastante insufribles, donde no hay manera de ganar ni jugando dos días seguidos. La mejoría saldrá esta tarde o no, porque el fútbol es así de impredecible y por eso nos gusta.
Pero España va bien, y no porque lo diga este comentarista. Resulta que en riqueza media estamos por encima de la media europea y mejor que los italianos. A ver si los especuladores de medio mundo se dedican a atacar a la Italia de Berlusconi. Pero el dinero internacional es así, necesita rentabilidades altas y fuertes, y si por el camino hay que cargarse un país, pues les importa un pimiento. El problema es lo poco que pueden hacer los países para evitar que un grupo de especuladores con ganas de ganar más pasta se los cepille. Eso es lo que quedó pendiente cuando, al comienzo de la crisis, nos dijeron eso de que iban a refundar el capitalismo y patatín patatán.
Otro dato para la esperanza. España es el país favorito para los estudiantes europeos del programa Erasmus del próximo curso, programa que este año bate su récord histórico de participantes. Los estudiantes prefieren venirse a España antes que a Francia, a pesar de su buena cocina, y de Alemania, por encima de la buena fama de su economía y sus empresas. Qué tendrá este país, además de bares, horarios de cierre disparatados, la simpatía de sus gentes y todo eso. Quizá tiene algo que no se puede comprar ni especular, algo que entre todos deberíamos recuperar con esfuerzo, y son esas ganas de vivir y pasarlo bien que con tanta noticia económica tremenda nos están quitando cada día.
Que viva el escáner
Cuánta paciencia, viernes 19 de junio de 2010
Queridos conciudadanos, queridos patriotas, queridos canarios, pero sobre todo, queridos tinerfeños, chicharreros de pro. Llega una de las horas decisivas para la tierra que hace años, no tantos, vio nacer a este pesado que cada tarde les habla. Les proclamo que sí, soy chicharrero de nacimiento, no sé tanto si de convicción. Y les proclamo que, a pesar de esa incertidumbre en la motivación nacional insularista, sí que considero que hay momentos en la vida cuando una persona debe mostrar la pasta de que está hecha, debe dejar a un lado las timideces y los temores para gritar a los cuatro vientos ante la injusticia y la opresión.
Porque mañana sábado será una de esas jornadas gloriosas en la historia de esta bendita tierra guanche, en la crónica canaria, tinerfeña y sobre todo santacrucera. En moldes se grabará este día, junto con aquella derrota gloriosa al pérfido Nelson, hace siglos ya. Porque una vez más el pueblo chicharrero saldrá a la calle en demanda de lo que es suyo. Ya lo hicimos otras veces, conocemos el mecanismo. Conocemos que no se puede tocar a ninguno de nuestros símbolos porque reaccionamos todos a una. Encabezados por nuestros políticos, y quizá por un tranvía, recorreremos las calles de Santa Cruz en la exigencia de un futuro mejor, con la vista puesta en un mañana que, de alcanzar el logro que nos proponemos, se abrirá luminoso y esperanzador para hacer de esta ciudad, pero sobre todo de esta tierra, un lugar mejor y más grande, un lugar que no puede dejarse maltratar ni humillar.
Por eso todos saldremos en la calle gritando con una sola voz, demostrando que con las cosas de Tenerife no se juega, que solo por el peso de nuestro grito y de nuestro enfado somos capaces de lograr todo lo que nos propongamos. Hoy es el día de pedir esa cosa para el puerto, eso… ¿cómo se llama? El escáner ese. ¿Qué, que para qué sirve el escáner? Pues ni idea, pero queremos el escáner y lo queremos ya.
Queridos conciudadanos, queridos patriotas, queridos canarios, pero sobre todo, queridos tinerfeños, chicharreros de pro. Llega una de las horas decisivas para la tierra que hace años, no tantos, vio nacer a este pesado que cada tarde les habla. Les proclamo que sí, soy chicharrero de nacimiento, no sé tanto si de convicción. Y les proclamo que, a pesar de esa incertidumbre en la motivación nacional insularista, sí que considero que hay momentos en la vida cuando una persona debe mostrar la pasta de que está hecha, debe dejar a un lado las timideces y los temores para gritar a los cuatro vientos ante la injusticia y la opresión.
Porque mañana sábado será una de esas jornadas gloriosas en la historia de esta bendita tierra guanche, en la crónica canaria, tinerfeña y sobre todo santacrucera. En moldes se grabará este día, junto con aquella derrota gloriosa al pérfido Nelson, hace siglos ya. Porque una vez más el pueblo chicharrero saldrá a la calle en demanda de lo que es suyo. Ya lo hicimos otras veces, conocemos el mecanismo. Conocemos que no se puede tocar a ninguno de nuestros símbolos porque reaccionamos todos a una. Encabezados por nuestros políticos, y quizá por un tranvía, recorreremos las calles de Santa Cruz en la exigencia de un futuro mejor, con la vista puesta en un mañana que, de alcanzar el logro que nos proponemos, se abrirá luminoso y esperanzador para hacer de esta ciudad, pero sobre todo de esta tierra, un lugar mejor y más grande, un lugar que no puede dejarse maltratar ni humillar.
Por eso todos saldremos en la calle gritando con una sola voz, demostrando que con las cosas de Tenerife no se juega, que solo por el peso de nuestro grito y de nuestro enfado somos capaces de lograr todo lo que nos propongamos. Hoy es el día de pedir esa cosa para el puerto, eso… ¿cómo se llama? El escáner ese. ¿Qué, que para qué sirve el escáner? Pues ni idea, pero queremos el escáner y lo queremos ya.
La lengua de Carbonero
Cuanta paciencia, jueves 17 de junio (ojo, después de que España perdiera contra Suiza).
Ohh, ya no vamos a ganar el Mundial. España recupera la tradición, el jugar como nunca y perder como siempre, el apuro y la falta de confianza. Como dice el gran Enric González, la selección española es ahora normal. El fútbol es un juego, veintidós tipos corriendo en torno a una pelota. Nada más que eso. La clave está en que una pelota entre en el espacio formado por tres palos. Ahí hay una combinación de factores. De esa combinación de factores se intenta hacer una ciencia, y hoy leemos un montón de análisis de por qué España perdió ayer contra esa potencia balompédica que es Suiza.
Desde el Reino Unido, ese faro del periodismo que es el periódico ‘The Times’ aporta su punto. Dice que la culpa de la derrota es de Sara Carbonero. Les pongo en antecedentes, aunque si ustedes son personas que leen un par de webs al día, estarán al tanto del asunto. Sara Carbonero es periodista de Deportes en Telecinco, la cadena que emite los partidos de la selección española para este país. Sara Carbonero es también novia de Iker Casillas, portero de la selección española. Dicen que la presencia de Carbonero, distrae a Casillas. Por ahora no se dice nada de lo contrario, de si la Carbonero ve su trabajo afectado por la presencia de su novio en el equipo nacional. De todas maneras, a los periodistas deportivos se les agradece, e incluso se les obliga a una pérdida total de la objetividad que no toleraríamos en otros periodistas. Bueno, hoy en día, en este país, se estila el periodista previsible, que sabes que cargará contra tal orientación política y siempre defenderá tal otra. Qué tiempos aquellos cuando era casi imposible conocer la orientación política de un periodista opinador. Con el fútbol pasa casi lo mismo, pero no hay periodista deportivo que no vaya con España.
Sara Carbonero intuimos que también, que deseará la victoria nacional sobre cualquier otra cosa. Cualquier tontería sobre si influye o no en el juego de la selección oculta lo de siempre, ese machismo que no nos sacamos de encima, esa mente apalancada en otros tiempos que intuye que Carbonero y Casillas, estos jovenzuelos, son tan idiotas y tan poco profesionales como para mostrarse incapaces de olvidarlo todo por la pelota. Que esta tontería la diga cualquiera, pues vale, pero que venga de un medio que hasta el otro día era serio, como ‘The Times’, evidencia que la batalla contra la estupidez colectiva cada día está más perdida.
Ohh, ya no vamos a ganar el Mundial. España recupera la tradición, el jugar como nunca y perder como siempre, el apuro y la falta de confianza. Como dice el gran Enric González, la selección española es ahora normal. El fútbol es un juego, veintidós tipos corriendo en torno a una pelota. Nada más que eso. La clave está en que una pelota entre en el espacio formado por tres palos. Ahí hay una combinación de factores. De esa combinación de factores se intenta hacer una ciencia, y hoy leemos un montón de análisis de por qué España perdió ayer contra esa potencia balompédica que es Suiza.
Desde el Reino Unido, ese faro del periodismo que es el periódico ‘The Times’ aporta su punto. Dice que la culpa de la derrota es de Sara Carbonero. Les pongo en antecedentes, aunque si ustedes son personas que leen un par de webs al día, estarán al tanto del asunto. Sara Carbonero es periodista de Deportes en Telecinco, la cadena que emite los partidos de la selección española para este país. Sara Carbonero es también novia de Iker Casillas, portero de la selección española. Dicen que la presencia de Carbonero, distrae a Casillas. Por ahora no se dice nada de lo contrario, de si la Carbonero ve su trabajo afectado por la presencia de su novio en el equipo nacional. De todas maneras, a los periodistas deportivos se les agradece, e incluso se les obliga a una pérdida total de la objetividad que no toleraríamos en otros periodistas. Bueno, hoy en día, en este país, se estila el periodista previsible, que sabes que cargará contra tal orientación política y siempre defenderá tal otra. Qué tiempos aquellos cuando era casi imposible conocer la orientación política de un periodista opinador. Con el fútbol pasa casi lo mismo, pero no hay periodista deportivo que no vaya con España.
Sara Carbonero intuimos que también, que deseará la victoria nacional sobre cualquier otra cosa. Cualquier tontería sobre si influye o no en el juego de la selección oculta lo de siempre, ese machismo que no nos sacamos de encima, esa mente apalancada en otros tiempos que intuye que Carbonero y Casillas, estos jovenzuelos, son tan idiotas y tan poco profesionales como para mostrarse incapaces de olvidarlo todo por la pelota. Que esta tontería la diga cualquiera, pues vale, pero que venga de un medio que hasta el otro día era serio, como ‘The Times’, evidencia que la batalla contra la estupidez colectiva cada día está más perdida.
jueves, 17 de junio de 2010
El trabajador y sus herramientas
Cuánta paciencia, miércoles 16 de junio de 2010
Los paracas británicos tienen una larga historia. Churchill creo las unidades paracaidistas del ejército británico en los primeros años de la segunda guerra mundial. Y de ahí en adelante, participaron de manera activa en la liberación de Europa del yugo nazi. Estuvieron en Sicilia, en la invasión de la Italia continental, en el famoso día D, en la fallida operación Market Garden, con una épica batalla en una ciudad de los Países Bajos llamada Arnhem, lugar que visité engañando a mi señora en un viaje en Amsterdam para ver de cerca aquello. Toda una batalla por un puente, que fue lo que fue. Los paracas británicos también saltaron al otro lado del Rhin. En fin, que se cubrieron de merecida gloria.
Pero los soldados sirven para todo, para liberar, para llevar ayuda humanitaria, y también para oprimir. Los paracaidistas del ejército británico fueron una pieza esencial de la ocupación británica de Irlanda del Norte. Y fueron los herederos de esos paracaidistas gloriosos los que cometieron el disparate de la matanza de Londonderry. En 1972, disparos de paracaidistas británicos mataron a 14 personas durante una manifestación Por fin se supo ayer, tras nada menos que 12 años de investigación, que la matanza fue injustificada, no hubo provocación de los manifestantes. Tampoco hubo, según la comisión de investigación, uno de esos complots de los grandes poderes que tanto gustan a las personas que prefieren la información simple a la información profunda.
Todo es bueno. Dejar que una comisión investigue durante tanto tiempo, aceptar unas conclusiones que contentan a casi todas las partes, sobre todo mostrar que eso de la teoría conspirativa era mentira, a pesar de que nos encanten. Pero lo importante es que al final, como el asalto de la flotilla de Israel, todo se reduce es un soldado que se deja llevar por el miedo y emplea las herramientas de su trabajo. Solo son personas contra personas, unas disparan y otras mueren. A veces no hace falta complicarse tanto con las respuestas.
Los paracas británicos tienen una larga historia. Churchill creo las unidades paracaidistas del ejército británico en los primeros años de la segunda guerra mundial. Y de ahí en adelante, participaron de manera activa en la liberación de Europa del yugo nazi. Estuvieron en Sicilia, en la invasión de la Italia continental, en el famoso día D, en la fallida operación Market Garden, con una épica batalla en una ciudad de los Países Bajos llamada Arnhem, lugar que visité engañando a mi señora en un viaje en Amsterdam para ver de cerca aquello. Toda una batalla por un puente, que fue lo que fue. Los paracas británicos también saltaron al otro lado del Rhin. En fin, que se cubrieron de merecida gloria.
Pero los soldados sirven para todo, para liberar, para llevar ayuda humanitaria, y también para oprimir. Los paracaidistas del ejército británico fueron una pieza esencial de la ocupación británica de Irlanda del Norte. Y fueron los herederos de esos paracaidistas gloriosos los que cometieron el disparate de la matanza de Londonderry. En 1972, disparos de paracaidistas británicos mataron a 14 personas durante una manifestación Por fin se supo ayer, tras nada menos que 12 años de investigación, que la matanza fue injustificada, no hubo provocación de los manifestantes. Tampoco hubo, según la comisión de investigación, uno de esos complots de los grandes poderes que tanto gustan a las personas que prefieren la información simple a la información profunda.
Todo es bueno. Dejar que una comisión investigue durante tanto tiempo, aceptar unas conclusiones que contentan a casi todas las partes, sobre todo mostrar que eso de la teoría conspirativa era mentira, a pesar de que nos encanten. Pero lo importante es que al final, como el asalto de la flotilla de Israel, todo se reduce es un soldado que se deja llevar por el miedo y emplea las herramientas de su trabajo. Solo son personas contra personas, unas disparan y otras mueren. A veces no hace falta complicarse tanto con las respuestas.
miércoles, 16 de junio de 2010
Poder y ojeras
Cuánta paciencia, martes 15 de junio
Dicen que el presidente Zapatero tiene ojeras. Oigan, qué menos. Por mucho que digamos de los políticos, hay ciertos cargos que son un sufrir y en general avejentan, sobre todo si el cargo es de presidente. Sí, querido público, muestren un poco de empatía, por favor. Piensen por un momento que un presidente de gobierno regional o nacional tiene que mandar sobre un conjunto de ministros, directores generales, consejeros y viceconsejeros, o sea, que tiene que controlar a un montón de políticos a su cargo. ¿No es un horror? Es como si fuera la mami de todos los políticos, y encima siempre tendrá la culpa de todo. Por ahí se ven carteles con ofertas sobre la crisis donde se coloca una imagen de Zapatero. ¿Cómo se lucha contra eso? La crisis global, internacional, iniciada por una banca desbocadísima y con muchas ganas de hacer dinero a toda pastilla, continuada por una clase media que se creyó eso de que la felicidad estaba en el consumo constante, la burbuja inmobiliaria, en fin, de todo eso la culpa es de un solo señor. Seguro que a ustedes también se les escapó algún chiste sobre Zapatero y la crisis.
Pues lo mismo, y de todos los males de Canarias, tiene la culpa el señor Paulino Rivero. Nunca te lo contará ningún presidente de nada, pero seguro que muchas veces ellos mismos tienen la sensación de estar al frente de un atajo de toletes, toletes en sus equipos de gobierno, pero también toletes en su ciudadanía. Es simpático imaginar que, a cierta hora de la noche, cuando se acaba la agenda, nuestros presidentes se sirven una copita a lo Margaret Tatcher, sueltan la lengua y dirán las cuatro cosas que de verdad piensan sobre todo, sobre todo que están al frente de un atajo de toletes. ¿Ustedes no pensarían lo mismo?
El peso del poder es complicado, de ahí que en ciertos países se limiten los cargos de responsabilidad a solo dos legislaturas. No es una manera de evitar que el poder quede en manos siempre de los mismos, se trata más bien de una prescripción médica. Ms de dos legislaturas de presidente terminarían con cualquiera. Felipe González sobrevivió gracias a los bonsáis y a su bodeguilla. Siempre entre los periodistas y los cronistas políticos se comenta el desgaste facial que sufre el presidente canario de turno en su ejercicio, lo dijimos de Adán Martín, lo mencionamos ahora con Paulino Rivero, lo dice Felipe González de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero mira, nunca lo mencionamos de otros presidentes, y no conviene dar nombres. Porque el poder avejenta solo cuando te lo tomas en serio.
Dicen que el presidente Zapatero tiene ojeras. Oigan, qué menos. Por mucho que digamos de los políticos, hay ciertos cargos que son un sufrir y en general avejentan, sobre todo si el cargo es de presidente. Sí, querido público, muestren un poco de empatía, por favor. Piensen por un momento que un presidente de gobierno regional o nacional tiene que mandar sobre un conjunto de ministros, directores generales, consejeros y viceconsejeros, o sea, que tiene que controlar a un montón de políticos a su cargo. ¿No es un horror? Es como si fuera la mami de todos los políticos, y encima siempre tendrá la culpa de todo. Por ahí se ven carteles con ofertas sobre la crisis donde se coloca una imagen de Zapatero. ¿Cómo se lucha contra eso? La crisis global, internacional, iniciada por una banca desbocadísima y con muchas ganas de hacer dinero a toda pastilla, continuada por una clase media que se creyó eso de que la felicidad estaba en el consumo constante, la burbuja inmobiliaria, en fin, de todo eso la culpa es de un solo señor. Seguro que a ustedes también se les escapó algún chiste sobre Zapatero y la crisis.
Pues lo mismo, y de todos los males de Canarias, tiene la culpa el señor Paulino Rivero. Nunca te lo contará ningún presidente de nada, pero seguro que muchas veces ellos mismos tienen la sensación de estar al frente de un atajo de toletes, toletes en sus equipos de gobierno, pero también toletes en su ciudadanía. Es simpático imaginar que, a cierta hora de la noche, cuando se acaba la agenda, nuestros presidentes se sirven una copita a lo Margaret Tatcher, sueltan la lengua y dirán las cuatro cosas que de verdad piensan sobre todo, sobre todo que están al frente de un atajo de toletes. ¿Ustedes no pensarían lo mismo?
El peso del poder es complicado, de ahí que en ciertos países se limiten los cargos de responsabilidad a solo dos legislaturas. No es una manera de evitar que el poder quede en manos siempre de los mismos, se trata más bien de una prescripción médica. Ms de dos legislaturas de presidente terminarían con cualquiera. Felipe González sobrevivió gracias a los bonsáis y a su bodeguilla. Siempre entre los periodistas y los cronistas políticos se comenta el desgaste facial que sufre el presidente canario de turno en su ejercicio, lo dijimos de Adán Martín, lo mencionamos ahora con Paulino Rivero, lo dice Felipe González de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero mira, nunca lo mencionamos de otros presidentes, y no conviene dar nombres. Porque el poder avejenta solo cuando te lo tomas en serio.
martes, 15 de junio de 2010
Molesta y es estúpido: se pondrá de moda
Cuánta paciencia, lunes 14 de junio de 2010
Horror. Dicen las crónicas de las puñeteras vuvuzelas, esas cornetas que serán la principal aportación del moderneo del mundial de Sudáfrica, están aquí para quedarse. Los blogs cuentan que más que el público sudafricano, quien le pega a la puñetera vuvuzela cosa mala es el extranjero que en realidad llena las gradas de los partidos del Mundial. Los sudáfricanos ya le pegaban de antes. El Mundial es así, por ahora tan aburrido y plomizo, porque no hay casi nada en juego, que se habla en realidad de otras cosas, como de las puñeteras vuvuzelas.
Eduardo Galeano, el genial escritor uruguayo, tiene una costumbre consensuada curiosamente con su mujer. Cada cuatro años, cuando se celebra una cita mundalista, confeccionan un cartel que dice “cerrado por fútbol” y lo cuelgan en la puerta de su casa, para que no les den la matraca. Por ahora, el cartel del señor Galeano es irreal, porque debería decir “Cerrado por poco fútbol”. A pesar del tedio generalizado, lo extraño es que resulta más interesante ver un Alemania – Australia por la tele que otro programa más de gente rica y glamourosa que nos enseña su vida como una posibilidad lejana para nosotros, pobre clase media. En estos programas se pasan fases, como en el duelo por la muerte de un ser querido: del desconsuelo a la aceptación, pasando por el sentimiento de culpa. Ante el ricas y famosas de turno es igual, las millonarias borrachas te llevan de la curiosidad a la envidia, hasta caer en el sopor y en el odio visceral que podría acabar en una revolución con barricadas a las puertas de las boutiques más exclusivas, de no ser porque puedes cambiar de canal, hacer zapping y a otra cosa.
A otra cosa como un fantástico Camerún – Japón. Por ahora, lo mejor del mundial son, como siempre, los anuncios publicitarios previos, en especial los argentinos. No se vivirá tanto fútbol ni tanta pasión por el fútbol en ningún campo. Lo que si se paladeará es el graznido de las vuvuzelas, que convierte a cada partido en una especie de Parque de Doñana en época de cría, algo verdaderamente insoportable y estúpido, tan estúpido que prepárense, porque la moda no tardará nada en llegar a nuestros campos de fútbol.
Horror. Dicen las crónicas de las puñeteras vuvuzelas, esas cornetas que serán la principal aportación del moderneo del mundial de Sudáfrica, están aquí para quedarse. Los blogs cuentan que más que el público sudafricano, quien le pega a la puñetera vuvuzela cosa mala es el extranjero que en realidad llena las gradas de los partidos del Mundial. Los sudáfricanos ya le pegaban de antes. El Mundial es así, por ahora tan aburrido y plomizo, porque no hay casi nada en juego, que se habla en realidad de otras cosas, como de las puñeteras vuvuzelas.
Eduardo Galeano, el genial escritor uruguayo, tiene una costumbre consensuada curiosamente con su mujer. Cada cuatro años, cuando se celebra una cita mundalista, confeccionan un cartel que dice “cerrado por fútbol” y lo cuelgan en la puerta de su casa, para que no les den la matraca. Por ahora, el cartel del señor Galeano es irreal, porque debería decir “Cerrado por poco fútbol”. A pesar del tedio generalizado, lo extraño es que resulta más interesante ver un Alemania – Australia por la tele que otro programa más de gente rica y glamourosa que nos enseña su vida como una posibilidad lejana para nosotros, pobre clase media. En estos programas se pasan fases, como en el duelo por la muerte de un ser querido: del desconsuelo a la aceptación, pasando por el sentimiento de culpa. Ante el ricas y famosas de turno es igual, las millonarias borrachas te llevan de la curiosidad a la envidia, hasta caer en el sopor y en el odio visceral que podría acabar en una revolución con barricadas a las puertas de las boutiques más exclusivas, de no ser porque puedes cambiar de canal, hacer zapping y a otra cosa.
A otra cosa como un fantástico Camerún – Japón. Por ahora, lo mejor del mundial son, como siempre, los anuncios publicitarios previos, en especial los argentinos. No se vivirá tanto fútbol ni tanta pasión por el fútbol en ningún campo. Lo que si se paladeará es el graznido de las vuvuzelas, que convierte a cada partido en una especie de Parque de Doñana en época de cría, algo verdaderamente insoportable y estúpido, tan estúpido que prepárense, porque la moda no tardará nada en llegar a nuestros campos de fútbol.
lunes, 14 de junio de 2010
El preso debe huír
Cuánta paciencia, jueves 10 de junio de 2010
El principal cometido de un preso es fugarse. Se habla mucho de la reinserción y estas cosas, pero pónganse ustedes en la situación de una persona que vive en un lugar sórdido y no puede salir de allí. El único escape es la fuga. Los isleños sabemos muy bien de esa sensación, porque a veces estas Canarias parecen cárceles gigantescas de las que escapan aquellos que se quieren sentir más libres. No sé ustedes, pero los espíritus más locos cercanos a este pesado están casi todos haciendo el loco fuera de Canarias, qué manera de perder capital humano. A veces nos centramos tanto en hacer las islas más agradables para los de fuera que nos olvidamos de los que vivimos aquí todo el año.
El preso tiene tendencia a huir. Todos los prisioneros de guerra siempre expresaban la obligación moral de huir de sus enemigos para seguir combatiendo. Lo sabían bien los prisioneros aliados en la segunda guerra mundial, y de ese ánimo, nacieron un montón de buenas películas y de grandes gestas. Por eso, es de lo más normal esta noticia que sale hoy de un preso que huyó corriendo en una visita a la universidad. Hay mucha coña hoy con esto, justo hoy mismo que se publica un interesantísimo reportaje sobre el sistema penal español, de los más duros de Europa, encima con una población presa también de las más numerosas en porcentaje de Europa. Nos pasamos con las penas, la gente va a la cárcel por poner un disco pirata encima de una manta, por llevar un fisco de droga encima. Incluso se comenta que las penas de cárcel por abusos sexuales son exageradas.
Pero mira, es lo que pedimos cada vez que un escándalo sexual salta a los medios. Cadena perpetua para él. Finalmente está conseguido, las cárceles a tope, pero los presos con ganas de escapar de cualquier manera, o sea, la perfecta solución a la saturación carcelaria. Cuidado, porque cualquier demagogo puede proponer la pena de muerte como el arreglo para el hacinamiento.
El principal cometido de un preso es fugarse. Se habla mucho de la reinserción y estas cosas, pero pónganse ustedes en la situación de una persona que vive en un lugar sórdido y no puede salir de allí. El único escape es la fuga. Los isleños sabemos muy bien de esa sensación, porque a veces estas Canarias parecen cárceles gigantescas de las que escapan aquellos que se quieren sentir más libres. No sé ustedes, pero los espíritus más locos cercanos a este pesado están casi todos haciendo el loco fuera de Canarias, qué manera de perder capital humano. A veces nos centramos tanto en hacer las islas más agradables para los de fuera que nos olvidamos de los que vivimos aquí todo el año.
El preso tiene tendencia a huir. Todos los prisioneros de guerra siempre expresaban la obligación moral de huir de sus enemigos para seguir combatiendo. Lo sabían bien los prisioneros aliados en la segunda guerra mundial, y de ese ánimo, nacieron un montón de buenas películas y de grandes gestas. Por eso, es de lo más normal esta noticia que sale hoy de un preso que huyó corriendo en una visita a la universidad. Hay mucha coña hoy con esto, justo hoy mismo que se publica un interesantísimo reportaje sobre el sistema penal español, de los más duros de Europa, encima con una población presa también de las más numerosas en porcentaje de Europa. Nos pasamos con las penas, la gente va a la cárcel por poner un disco pirata encima de una manta, por llevar un fisco de droga encima. Incluso se comenta que las penas de cárcel por abusos sexuales son exageradas.
Pero mira, es lo que pedimos cada vez que un escándalo sexual salta a los medios. Cadena perpetua para él. Finalmente está conseguido, las cárceles a tope, pero los presos con ganas de escapar de cualquier manera, o sea, la perfecta solución a la saturación carcelaria. Cuidado, porque cualquier demagogo puede proponer la pena de muerte como el arreglo para el hacinamiento.
jueves, 10 de junio de 2010
Desengáñese: vuelve el cerrojazo
Cuánta paciencia, miércoles 9 de junio de 2010
Ustedes seguro que ven la lista de favoritos para el Mundial, una lista en la que está España, oigan, ¡está España1 Pero resulta que España ganó una Eurocopa, el mismo trofeo que cierta vez se llevaron Dinamarca y Grecia, sin ir muy lejos. España era más o menos favorita, pero después de masacrar ayer a la tristona Polonia, un país que tiende a la lágrima y al desastre, es ¡más favorita que nunca! En los titulares de prensa hay un disparate total. España va bien en Deporte, pero fatal en economía, lo que quiere decir que el deporte no sirve para nada más allá que para alegrarnos un poco el espíritu. O sea, que entre deporte y alcohol, tenemos el ánimo controlado.
Entonces, tenemos que España es favorita, Brasil también, como siempre, y por primera vez con juego tosco, nada de dar la tabarra con el toque y el ‘jogo bonito’, Argentina porque tiene a Messi y con ganas de que Maradona no destroce mucho, y bueno, por ahí anda Inglaterra, también algo apenada pero con ganas de hacer algo.
Y resulta que la selección italiana viaja hasta Sudáfrica, y ya todos nos olvidamos de que la ‘azurra’ es la vigente campeona del mundo. ¿Y saben quiénes están también en el Mundial?, pues Alemania y Francia, dos selecciones muy aguafiestas. Así que, dentro de unas semanas recuerden este vaticinio: en fin, todos queremos que gane España, pero la cosa va a quedar como casi siempre, y veremos a Italia y Alemania dando la vara hasta el final. Porque una cosa es eso bonito que nos sacan en los anuncios de publicidad sobre el fútbol, con un montón de regates, cabriolas y gracietas varias, pero ya lo demostró Moruinho, el fútbol es un deporte donde gana el que más goles mete, pero también el que menos recibe, y tras el esplendor de Barça y la Roja, se ciernen nubes en el horizonte y regresa el entramado defensivo, prepárense para el aburrimiento.
Ustedes seguro que ven la lista de favoritos para el Mundial, una lista en la que está España, oigan, ¡está España1 Pero resulta que España ganó una Eurocopa, el mismo trofeo que cierta vez se llevaron Dinamarca y Grecia, sin ir muy lejos. España era más o menos favorita, pero después de masacrar ayer a la tristona Polonia, un país que tiende a la lágrima y al desastre, es ¡más favorita que nunca! En los titulares de prensa hay un disparate total. España va bien en Deporte, pero fatal en economía, lo que quiere decir que el deporte no sirve para nada más allá que para alegrarnos un poco el espíritu. O sea, que entre deporte y alcohol, tenemos el ánimo controlado.
Entonces, tenemos que España es favorita, Brasil también, como siempre, y por primera vez con juego tosco, nada de dar la tabarra con el toque y el ‘jogo bonito’, Argentina porque tiene a Messi y con ganas de que Maradona no destroce mucho, y bueno, por ahí anda Inglaterra, también algo apenada pero con ganas de hacer algo.
Y resulta que la selección italiana viaja hasta Sudáfrica, y ya todos nos olvidamos de que la ‘azurra’ es la vigente campeona del mundo. ¿Y saben quiénes están también en el Mundial?, pues Alemania y Francia, dos selecciones muy aguafiestas. Así que, dentro de unas semanas recuerden este vaticinio: en fin, todos queremos que gane España, pero la cosa va a quedar como casi siempre, y veremos a Italia y Alemania dando la vara hasta el final. Porque una cosa es eso bonito que nos sacan en los anuncios de publicidad sobre el fútbol, con un montón de regates, cabriolas y gracietas varias, pero ya lo demostró Moruinho, el fútbol es un deporte donde gana el que más goles mete, pero también el que menos recibe, y tras el esplendor de Barça y la Roja, se ciernen nubes en el horizonte y regresa el entramado defensivo, prepárense para el aburrimiento.
De cómo no ayudar al conflicto
Cuánta paciencia, lunes 7 de junio de 2010
Israel es una democracia. Israel acaba de montar un gabinete para investigar el desastroso asalto a la llamada como flotilla de la libertad. Por cierto, ¿puede decirse libre un pueblo mandado por un grupo terrorista? Digo todo esto porque en España vivimos desde siempre una extraña ola de pro palestinismo que se convierte en un chas de dedos en anti israelismo. Ya les puse el mismo ejemplo hace unos días, en caso de duda, debemos estar siempre con la democracia y el sistema más igualitario. El sistema más igualitario de oriente próximo es Israel. Es además el sistema que más se parece al nuestro. Cualquier simpatizante o miliciano de Hamás no duraría en atentar contra nuestro modelo de vida, en cambio Israel lo protegería.
Pero nos metemos entonces en esa complicada lucha de la cusa Palestina, llena de tantos matices y tan tendente a la información sesgada. Por ejemplo, apenas nos enteramos cuando las luchas entre diferentes facciones paliestinas dejan miles de muertos, pero conocemos todas las baja civiles que provocan las acciones de Israel. Es como tantas otras cosas, solo le prestamos atención a lo que queremos escuchar, y no indagamos en lo que no queremos saber. Al final tendemos al disparate, a buscar una posición sesgada de un pueblo ciertamente oprimido, pero que no es capaz de dar pasos para superar esa opresión. En su lugar, deberíamos mirar al pueblo superviviente y que cuenta con una democracia garantizada, con medios de comunicación críticos y voces altisonantes en contra de la propia política de Israel contra los palestinos. ¿Saben cuánto duraría un palestino de los territorios ocupados que se mostrara en contra de la política de Hamás hacia Israel?
Ahora varios grupos de música dicen que no tocan en Israel en oposición de un asalto a una flotilla que por ahora obligó al gobierno a pasar una moción de censura, que ya tiene una comisión de investigación y que seguramente terminará con alguna dimisión. De paso, vetan a la representación de Israel que iba a participar en España en la celebración del Día del Orgullo Gay, confundiendo de nuevo todo y mostrando con nuestra actitud sesgada que nosotros, alejados y tendenciosos, en lugar de ayudar a la solución, alimentamos el conflicto.
Israel es una democracia. Israel acaba de montar un gabinete para investigar el desastroso asalto a la llamada como flotilla de la libertad. Por cierto, ¿puede decirse libre un pueblo mandado por un grupo terrorista? Digo todo esto porque en España vivimos desde siempre una extraña ola de pro palestinismo que se convierte en un chas de dedos en anti israelismo. Ya les puse el mismo ejemplo hace unos días, en caso de duda, debemos estar siempre con la democracia y el sistema más igualitario. El sistema más igualitario de oriente próximo es Israel. Es además el sistema que más se parece al nuestro. Cualquier simpatizante o miliciano de Hamás no duraría en atentar contra nuestro modelo de vida, en cambio Israel lo protegería.
Pero nos metemos entonces en esa complicada lucha de la cusa Palestina, llena de tantos matices y tan tendente a la información sesgada. Por ejemplo, apenas nos enteramos cuando las luchas entre diferentes facciones paliestinas dejan miles de muertos, pero conocemos todas las baja civiles que provocan las acciones de Israel. Es como tantas otras cosas, solo le prestamos atención a lo que queremos escuchar, y no indagamos en lo que no queremos saber. Al final tendemos al disparate, a buscar una posición sesgada de un pueblo ciertamente oprimido, pero que no es capaz de dar pasos para superar esa opresión. En su lugar, deberíamos mirar al pueblo superviviente y que cuenta con una democracia garantizada, con medios de comunicación críticos y voces altisonantes en contra de la propia política de Israel contra los palestinos. ¿Saben cuánto duraría un palestino de los territorios ocupados que se mostrara en contra de la política de Hamás hacia Israel?
Ahora varios grupos de música dicen que no tocan en Israel en oposición de un asalto a una flotilla que por ahora obligó al gobierno a pasar una moción de censura, que ya tiene una comisión de investigación y que seguramente terminará con alguna dimisión. De paso, vetan a la representación de Israel que iba a participar en España en la celebración del Día del Orgullo Gay, confundiendo de nuevo todo y mostrando con nuestra actitud sesgada que nosotros, alejados y tendenciosos, en lugar de ayudar a la solución, alimentamos el conflicto.
lunes, 7 de junio de 2010
El lobón que se comió a Hannah
Cuánta paciencia, lunes 7 de junio de 2010
La paternidad mete a las personas a un campo de conocimiento desconocido para aquellos sujetos sin un ser menor de cinco años en la cercanía de sus vidas. Sí, hay que ser padre, tío o abuelo para saber quién es la Pequeña Princesa, los Little Einsteins o los habitantes de Lazy Town. De vez en cuando, algunos de estos figurones de la infancia trasciende las fronteras de la edad, y no, no les hablo del psicodélico Bob Esponja, sino del caso de Hannah Montana, un personaje que ya no existe, se lo comió una joven alocada llamada Mylie Cirus.
En la trasmisión por la tele del festival Rock in Río algunos padres iban buscando a una cándida jovencita que canta alegres y bobaliconas tonadas, y se encontraron un pivón melenudo enfundada en un body imposible para cualquiera que no opte a la talla 32 cantando rock aullador pero poco convincente. El debate está servido. Hannah Montana era muy Disney, Mylie Cirus quiere ser la nueva diva erótica del rock acelerado. Divas eróticas hay a montones en el mundo de la música popular actual. En el Rock in Río se vieron un par de ejemplos, como una Shakira convertida en mito sesuar aunque parece pedir perdón por ello, aunque luego mueva sus caderas como lo hace, y una Rhianna que sacó un body aún más imposible que el Mylie y con unas piernacas interminables y aseguradas en un montón de euros.
Mientras tanto, los niños y niñas disfrutan moviendo el culo y la melena al son de las guitarras desbocadas, que parece que están otra vez de moda, los niños, como cada generación de niños, quieren ser como sus ídolos, cortarse el pelo como ellos, moverse como ellos, y a ser posible, ganar tanta pasta como ellos. ¿Y dónde están los padres, mientras tanto? Son esa masa que al fondo se murmura indignada porque la ídolo de sus niñitas mueva tanto el culo, enseñe tanto escote y tire de tanto recurso sexuado en sus trotes sobre el escenario. O sea, que los pequeños disfrutan y los mayores refunfuñan, igualito que en cada generación.
La paternidad mete a las personas a un campo de conocimiento desconocido para aquellos sujetos sin un ser menor de cinco años en la cercanía de sus vidas. Sí, hay que ser padre, tío o abuelo para saber quién es la Pequeña Princesa, los Little Einsteins o los habitantes de Lazy Town. De vez en cuando, algunos de estos figurones de la infancia trasciende las fronteras de la edad, y no, no les hablo del psicodélico Bob Esponja, sino del caso de Hannah Montana, un personaje que ya no existe, se lo comió una joven alocada llamada Mylie Cirus.
En la trasmisión por la tele del festival Rock in Río algunos padres iban buscando a una cándida jovencita que canta alegres y bobaliconas tonadas, y se encontraron un pivón melenudo enfundada en un body imposible para cualquiera que no opte a la talla 32 cantando rock aullador pero poco convincente. El debate está servido. Hannah Montana era muy Disney, Mylie Cirus quiere ser la nueva diva erótica del rock acelerado. Divas eróticas hay a montones en el mundo de la música popular actual. En el Rock in Río se vieron un par de ejemplos, como una Shakira convertida en mito sesuar aunque parece pedir perdón por ello, aunque luego mueva sus caderas como lo hace, y una Rhianna que sacó un body aún más imposible que el Mylie y con unas piernacas interminables y aseguradas en un montón de euros.
Mientras tanto, los niños y niñas disfrutan moviendo el culo y la melena al son de las guitarras desbocadas, que parece que están otra vez de moda, los niños, como cada generación de niños, quieren ser como sus ídolos, cortarse el pelo como ellos, moverse como ellos, y a ser posible, ganar tanta pasta como ellos. ¿Y dónde están los padres, mientras tanto? Son esa masa que al fondo se murmura indignada porque la ídolo de sus niñitas mueva tanto el culo, enseñe tanto escote y tire de tanto recurso sexuado en sus trotes sobre el escenario. O sea, que los pequeños disfrutan y los mayores refunfuñan, igualito que en cada generación.
Las tías buenas deben ocultarlo
Cuánta paciencia, viernes 4 de junio de 2010
Gente rara, la que ocupa la última página del periódico ‘El Mundo’. Acabo de leer que a una señorita muy guapa la expulsaron de su trabajo en un banco por vestir con ropa provocativa. Claro que quienes la echaron son hombres. No sé ustedes, pero este comentarista, cada vez que se formula un debate sobre estas cuestiones de la igualdad, prefiere no decir nada hasta que escucha la opinión de varias mujeres. Hace pocas horas, escuché a cuatro hombres cuestionar la existencia del ministerio de Igualdad, y estas cosas ya digo, que hablen las desigualadas, que son las mujeres.
Siempre estamos debatiendo sobre ellas. Por ejemplo, con este caso de Debrahlee Lorenzana, la portorriqueña expulsada de su trabajo en Citibank porque vestía muy marcona. Ella dice que vestía así porque está buena y lo vale. Tampoco se pasaba mucho, pero le intentaron prohibir las faldas de tubo, los jerseys ajustados de cuello alto y los tacones de más de siete centímetros. El mundo al revés. Las noticias se juntan. En un lado, lees que las empleadas de una farmacia se quejan de que les obliguen a llevar la bata sobre la ropa interior, caso que en sus compañeros masculinos no ocurre. Luego te tropiezas con esto, con una chica guapa que quiere vestir como si fuera una chica guapa.
¿Dónde está el límite? Primero, en la libertad personal. Todo aquello que nos parezca ofensivo en nosotros mismos, no debe ser. Es ofensivo abusar de las mujeres como floreros, y también forzar a una persona que vista como a nosotros nos parece. La banquera expulsada de su trabajo no iba en biquini a su oficina, sino que vestía de forma ajustada con su concepción de su propio cuerpo. No parece tan complicado, pero la vida es el ejercicio en el que cada día nos empeñamos en ponérselo más difícil a los demás, y debería ser al revés.
Gente rara, la que ocupa la última página del periódico ‘El Mundo’. Acabo de leer que a una señorita muy guapa la expulsaron de su trabajo en un banco por vestir con ropa provocativa. Claro que quienes la echaron son hombres. No sé ustedes, pero este comentarista, cada vez que se formula un debate sobre estas cuestiones de la igualdad, prefiere no decir nada hasta que escucha la opinión de varias mujeres. Hace pocas horas, escuché a cuatro hombres cuestionar la existencia del ministerio de Igualdad, y estas cosas ya digo, que hablen las desigualadas, que son las mujeres.
Siempre estamos debatiendo sobre ellas. Por ejemplo, con este caso de Debrahlee Lorenzana, la portorriqueña expulsada de su trabajo en Citibank porque vestía muy marcona. Ella dice que vestía así porque está buena y lo vale. Tampoco se pasaba mucho, pero le intentaron prohibir las faldas de tubo, los jerseys ajustados de cuello alto y los tacones de más de siete centímetros. El mundo al revés. Las noticias se juntan. En un lado, lees que las empleadas de una farmacia se quejan de que les obliguen a llevar la bata sobre la ropa interior, caso que en sus compañeros masculinos no ocurre. Luego te tropiezas con esto, con una chica guapa que quiere vestir como si fuera una chica guapa.
¿Dónde está el límite? Primero, en la libertad personal. Todo aquello que nos parezca ofensivo en nosotros mismos, no debe ser. Es ofensivo abusar de las mujeres como floreros, y también forzar a una persona que vista como a nosotros nos parece. La banquera expulsada de su trabajo no iba en biquini a su oficina, sino que vestía de forma ajustada con su concepción de su propio cuerpo. No parece tan complicado, pero la vida es el ejercicio en el que cada día nos empeñamos en ponérselo más difícil a los demás, y debería ser al revés.
Tolete es el que hace toletadas
Cuánta paciencia, jueves 3 de junio de 2010
Dicen que una de las grandes riquezas del español está en el insulto. Contamos con una variedad enorme de adjetivos para calificar a todas aquellas personas a las que no soportamos. Incluso los insultos disponen de sus particulares modismos locales. Por ejemplo, en algunas zonas de La Palma se dice “sonaja” de la persona que no es muy completa, aunque es mejor quedarse con el tan canario “tolete” para definir a esos seres con capacidades intelectuales escasas.
La gente no se ahorra calificativos a la hora de describir al famoso Jimmy Jump. Los medios de comunicación más cautos lo califican simplemente como aguafiestas, mientras que la gente por ahí le pone de idiota para arriba, o para abajo. Lo extraño es que la parte del Jimmy Jump éste fue la más interesante de la actuación de España en Eurovisión, incluso se adaptó muy bien a la coreografía cursi de la bailarina y el soldadito que se inventaron para la canción. De todas maneras, ir a competir con un tema titulado ‘Algo pequeñito’ ya es declarar que quieres perder.
Algunos podrían emplear cualquiera de la amplia gama de adjetivos insultantes del español en Canarias para hablar de Jonathan Guisado. En esta vida moderna, calificamos de idiota para arriba, o para abajo, a todo aquel que hace algo fuera de lo normal que no nos guste. Fernando Alonso hace algo tan fuera de lo normal y tonto como dar vueltas rápido con un coche en una pista, pero nadie diría que es un idiota. En cambio, al señor Jonathan Guisado le pueden colgar el cartel del tolete por la sencilla razón de que hizo algo fuera de lo normal y sin ningún sentido: recorrió la isla de Tenerife corriendo en 36 horas. Ahí, dando ejemplo, el caballero acaba de desmontar toda la planificación del transporte público en la Isla. El señor Guisado está además muy molesto porque dice que no recibió ningún tipo de ayuda pública para esta, pongámoslo entre comillas, gesta. Lo dicho, el repertorio de calificaciones es todo suyo, o no.
Dicen que una de las grandes riquezas del español está en el insulto. Contamos con una variedad enorme de adjetivos para calificar a todas aquellas personas a las que no soportamos. Incluso los insultos disponen de sus particulares modismos locales. Por ejemplo, en algunas zonas de La Palma se dice “sonaja” de la persona que no es muy completa, aunque es mejor quedarse con el tan canario “tolete” para definir a esos seres con capacidades intelectuales escasas.
La gente no se ahorra calificativos a la hora de describir al famoso Jimmy Jump. Los medios de comunicación más cautos lo califican simplemente como aguafiestas, mientras que la gente por ahí le pone de idiota para arriba, o para abajo. Lo extraño es que la parte del Jimmy Jump éste fue la más interesante de la actuación de España en Eurovisión, incluso se adaptó muy bien a la coreografía cursi de la bailarina y el soldadito que se inventaron para la canción. De todas maneras, ir a competir con un tema titulado ‘Algo pequeñito’ ya es declarar que quieres perder.
Algunos podrían emplear cualquiera de la amplia gama de adjetivos insultantes del español en Canarias para hablar de Jonathan Guisado. En esta vida moderna, calificamos de idiota para arriba, o para abajo, a todo aquel que hace algo fuera de lo normal que no nos guste. Fernando Alonso hace algo tan fuera de lo normal y tonto como dar vueltas rápido con un coche en una pista, pero nadie diría que es un idiota. En cambio, al señor Jonathan Guisado le pueden colgar el cartel del tolete por la sencilla razón de que hizo algo fuera de lo normal y sin ningún sentido: recorrió la isla de Tenerife corriendo en 36 horas. Ahí, dando ejemplo, el caballero acaba de desmontar toda la planificación del transporte público en la Isla. El señor Guisado está además muy molesto porque dice que no recibió ningún tipo de ayuda pública para esta, pongámoslo entre comillas, gesta. Lo dicho, el repertorio de calificaciones es todo suyo, o no.
Todos con el micro abierto
Cuánta paciencia, miércoles 2 de junio de 2010
En esta grandiosa hipocresía en la que nos toca vivir, quizá sea el mundo de la política el más mentiroso de todos. Ustedes pensarán mira el Ledesma, pero qué espabilado que está hoy, contándonos que la política es una trola monumental. Hombre, eso lo sabemos todos y sus principales actores, los políticos, se empeñan en demostrarlo cada día.
Hay pocos recursos para conocer lo que en realidad pasa por la cabeza de un político con un mínimo de responsabilidades. Están las confesiones a ciertas personas de confianza, que son pocas. Están también las confesiones a ciertas horas y con ciertas copas de más, que son más difíciles. Pero en fin, más allá de ligarse a un político o de sacarlo de cena, que tampoco merece la pena el esfuerzo para el resultado, hay otros mecanismos modernos para saber lo que en realidad piensa un político medio.
Tenemos las fabulosas escuchas telefónicas que de vez en cuando se hacen públicas en el marco de ciertas investigaciones, escuchas que siempre se dan aire por el interés público, nada que ver las pretensiones políticas en todo esto. Ahí vemos esos paliques sobre perritas que van y perritas que se quedan ellos, los imputados. Qué mal hablan todos en esas conversaciones grabadas. Está clara que la habilidad para medrar es inversamente proporcional a la capacidad lingüística.
La otra manera de conocer la verdad política es el famoso micrófono abierto cuando el político no sabe que está abierto. Esperanza Aguirre es la última víctima de esta encerrona, aunque a la presidenta de la comunidad de Madrid le sobran ocasiones para demostrar sus habilidades. Nos repetimos, pero en pos de una democracia de mayor calidad, solo quedan dos recomendaciones: una que ya la hicimos, escuchas permanentes a los teléfonos de los políticos, y otra que pedimos ahora, que a los políticos les quiten el coche oficial y les pongan un micrófono abierto permanente.
En esta grandiosa hipocresía en la que nos toca vivir, quizá sea el mundo de la política el más mentiroso de todos. Ustedes pensarán mira el Ledesma, pero qué espabilado que está hoy, contándonos que la política es una trola monumental. Hombre, eso lo sabemos todos y sus principales actores, los políticos, se empeñan en demostrarlo cada día.
Hay pocos recursos para conocer lo que en realidad pasa por la cabeza de un político con un mínimo de responsabilidades. Están las confesiones a ciertas personas de confianza, que son pocas. Están también las confesiones a ciertas horas y con ciertas copas de más, que son más difíciles. Pero en fin, más allá de ligarse a un político o de sacarlo de cena, que tampoco merece la pena el esfuerzo para el resultado, hay otros mecanismos modernos para saber lo que en realidad piensa un político medio.
Tenemos las fabulosas escuchas telefónicas que de vez en cuando se hacen públicas en el marco de ciertas investigaciones, escuchas que siempre se dan aire por el interés público, nada que ver las pretensiones políticas en todo esto. Ahí vemos esos paliques sobre perritas que van y perritas que se quedan ellos, los imputados. Qué mal hablan todos en esas conversaciones grabadas. Está clara que la habilidad para medrar es inversamente proporcional a la capacidad lingüística.
La otra manera de conocer la verdad política es el famoso micrófono abierto cuando el político no sabe que está abierto. Esperanza Aguirre es la última víctima de esta encerrona, aunque a la presidenta de la comunidad de Madrid le sobran ocasiones para demostrar sus habilidades. Nos repetimos, pero en pos de una democracia de mayor calidad, solo quedan dos recomendaciones: una que ya la hicimos, escuchas permanentes a los teléfonos de los políticos, y otra que pedimos ahora, que a los políticos les quiten el coche oficial y les pongan un micrófono abierto permanente.
Los demócratas son los malos
Cuánta paciencia, martes 1 de junio de 2010
Israel es un país que desde hace décadas libra una guerra por supervivencia. Vivir rodeado de enemigos que piden tu exterminio debe de ser complicado. Pero sobrevivir de esa manera también causa una mirada totalmente desenfocada hacia todo. Lo que para el resto del mundo es un convoy de ayuda humanitaria, para Israel es una forma de reforzar la posición inamovible de los palestinos, una comunidad que también sobrevive en una realidad forzada por siglos de negación histórica: jamás tuvieron un país, y de seguir así, parece que nunca lo tendrán.
Ni unos ni otros dan pasos hacia una solución de eso que desde fuera llamamos conflicto. Conflicto, una situación complicadísima donde tendemos con demasiada alegría a escoger bando, muchas veces ocultando con sentimentalismo las razones de una reflexión profunda. Lo lógico sería estar con la democracia, con el estado de derecho, con la libertad, o sea, con Israel. Pero desde un país democrático preferimos escoger a una forma de gobierno capitaneada por una organización terrorista. Sí, organización terrorista impulsada por la propia desesperación del pueblo palestino, dominado desde hace décadas por el desánimo. Todo muy complicado para un puñado de hectáreas. Se podría estar discutiendo sobre el asunto durante horas. En oriente medio llevan desde casi un siglo con ese mismo debate.
Todo hasta llegar a este último disparate, el desastroso asalto del famoso convoy humanitario. Los riesgos de jugar con un país que lleva años dominado por una visión violenta de la vida y por una lucha eterna a favor de su propia supervivencia. Tres españoles solo pretendían llevar libros de relatos sobre Palestina elaborados por niños españoles. Esa ingenuidad les pudo costar la vida. Como le costó a más de diez personas. ¿De qué sirve todo esto? Para demostrarnos que las ingenuidades no resuelven ningún problema y solo sirven para crear nuevos mártires. Si tenían alguna duda, el consejo de Seguridad de la ONU nos devolvió a la realidad de un sopapo. Menuda manera de terminar el puente.
Israel es un país que desde hace décadas libra una guerra por supervivencia. Vivir rodeado de enemigos que piden tu exterminio debe de ser complicado. Pero sobrevivir de esa manera también causa una mirada totalmente desenfocada hacia todo. Lo que para el resto del mundo es un convoy de ayuda humanitaria, para Israel es una forma de reforzar la posición inamovible de los palestinos, una comunidad que también sobrevive en una realidad forzada por siglos de negación histórica: jamás tuvieron un país, y de seguir así, parece que nunca lo tendrán.
Ni unos ni otros dan pasos hacia una solución de eso que desde fuera llamamos conflicto. Conflicto, una situación complicadísima donde tendemos con demasiada alegría a escoger bando, muchas veces ocultando con sentimentalismo las razones de una reflexión profunda. Lo lógico sería estar con la democracia, con el estado de derecho, con la libertad, o sea, con Israel. Pero desde un país democrático preferimos escoger a una forma de gobierno capitaneada por una organización terrorista. Sí, organización terrorista impulsada por la propia desesperación del pueblo palestino, dominado desde hace décadas por el desánimo. Todo muy complicado para un puñado de hectáreas. Se podría estar discutiendo sobre el asunto durante horas. En oriente medio llevan desde casi un siglo con ese mismo debate.
Todo hasta llegar a este último disparate, el desastroso asalto del famoso convoy humanitario. Los riesgos de jugar con un país que lleva años dominado por una visión violenta de la vida y por una lucha eterna a favor de su propia supervivencia. Tres españoles solo pretendían llevar libros de relatos sobre Palestina elaborados por niños españoles. Esa ingenuidad les pudo costar la vida. Como le costó a más de diez personas. ¿De qué sirve todo esto? Para demostrarnos que las ingenuidades no resuelven ningún problema y solo sirven para crear nuevos mártires. Si tenían alguna duda, el consejo de Seguridad de la ONU nos devolvió a la realidad de un sopapo. Menuda manera de terminar el puente.
Mira los tenis
Cuánta paciencia, miércoles 26 de mayo de 2010
Pues que se murió Belostenny, un jugador de baloncesto que llevaba la calidad en el apellido, porque veía los tenis, los tenis de los demás jugadores, esa cosa que en otras partes del mundo llaman playeras. Un chiste malísimo, pero para cierta generación que vio jugar a Petrovic, Sabonis y Belostenny, es una señal extraña ver cómo empiezan a morirse los iconos de la juventud. Y se mueren de mayores, no por accidente. Belostenny apenas tenía 51 años y murió de cáncer, o esa cosa que se llama “una larga enfermedad” de manera eufemística en los medios de comunicación, como si el cáncer no existiera.
Es uno de los indicativos de que cierta generación se está haciendo mayores, la generación del babyboom, la que fue niña entre mitad de los setenta y los primeros ochenta, la que ahora más o menos empieza a llegar a los puestos de control y poder. Te haces viejo cuando descubres que ciertas cosas esenciales de tu vida no ocurrieron hace siete u ocho años, como piensas en una primera cuenta, no, todo lo importante fue hace treinta años. Con ese 2010 celebramos los treinta años de 1980, y de ahí en adelante, no nos queda nada.
Otra manera de darte cuenta de que te estás haciendo viejo es cuando no entiendes y te parecen una tontería las diferentes tendencias de las generaciones que te preceden, como la saga Crepúsculo, Tokio Hotel o la música sonando a cacharro desde un móvil al aire. Y lo peor de todo, ahí están las puñeteras esquelas, mostrando que hasta gigantones como Belostenny sucumben. Pero hay una diferencia, esta generación se resiste a dejar de vivir, a pesar de estar ya en la cuarentena. Es la generación menos mayor parece de toda la historia, pero también esta generación se sorprende despotricando contra cualquier cosa desde un parque como si fuera un grupo de vejetes. Como dice un amigo, nos estamos haciendo viejos cascarrabias. Y no creo que haya nada malo en ser un poco cascarrabias.
Pues que se murió Belostenny, un jugador de baloncesto que llevaba la calidad en el apellido, porque veía los tenis, los tenis de los demás jugadores, esa cosa que en otras partes del mundo llaman playeras. Un chiste malísimo, pero para cierta generación que vio jugar a Petrovic, Sabonis y Belostenny, es una señal extraña ver cómo empiezan a morirse los iconos de la juventud. Y se mueren de mayores, no por accidente. Belostenny apenas tenía 51 años y murió de cáncer, o esa cosa que se llama “una larga enfermedad” de manera eufemística en los medios de comunicación, como si el cáncer no existiera.
Es uno de los indicativos de que cierta generación se está haciendo mayores, la generación del babyboom, la que fue niña entre mitad de los setenta y los primeros ochenta, la que ahora más o menos empieza a llegar a los puestos de control y poder. Te haces viejo cuando descubres que ciertas cosas esenciales de tu vida no ocurrieron hace siete u ocho años, como piensas en una primera cuenta, no, todo lo importante fue hace treinta años. Con ese 2010 celebramos los treinta años de 1980, y de ahí en adelante, no nos queda nada.
Otra manera de darte cuenta de que te estás haciendo viejo es cuando no entiendes y te parecen una tontería las diferentes tendencias de las generaciones que te preceden, como la saga Crepúsculo, Tokio Hotel o la música sonando a cacharro desde un móvil al aire. Y lo peor de todo, ahí están las puñeteras esquelas, mostrando que hasta gigantones como Belostenny sucumben. Pero hay una diferencia, esta generación se resiste a dejar de vivir, a pesar de estar ya en la cuarentena. Es la generación menos mayor parece de toda la historia, pero también esta generación se sorprende despotricando contra cualquier cosa desde un parque como si fuera un grupo de vejetes. Como dice un amigo, nos estamos haciendo viejos cascarrabias. Y no creo que haya nada malo en ser un poco cascarrabias.
Esos recortes
Cuánta paciencia, martes 25 de mayo de 2010
Ahí, dando ejemplo. Como bien dice el titular, bastante intencionado, de un periódico, tras dos años de crisis, por fin los cargos públicos de este nuestro país deciden bajarse el sueldo. Diputados, nacionales y regionales, alcaldes y demás gentes de mal vivir, por lo menos un recorte del 15% del salario. Mucho meterse con Zapatero, pero este hombre al final logró algo con su medida de reducir el sueldo a los funcionarios, y lo que consiguió es que los políticos también cogieran el mismo camino. Tampoco se pasan mucho, porque en lugar de dar ejemplo y recortarse el sueldo en un 20% como mínimo, se quedan en el máximo de 15% estipulado por la nueva medida antipopulista el gobierno populista.
Ahí no queda la cosa. Según a quién le pregunten ustedes en el Gobierno de Canarias, se van a reducir consejerías y empresas públicas o no. Dos años para esto, un año y pico complicado dentro de la crisis para que por fin empezaran a mirar de donde recortar. Al final descubrieron que nadie llegaría en nuestra salvación y que controlar la cantidad de fotocopias y el uso del teléfono, no suponía un ahorro disparatado. Así que debemos ir a lo gordo, a recortar de verdad en dónde hay gasto.
Todo esto va a generar un problema gordo. Es poco popular recortar el sueldo a los empresarios, pero bajarles la paga o mandar al paro a buena parte de los cuadros de tu partido político es una maniobra complicada. Ahora se va a generar una curiosa bolsa de desempleo entre personas acostumbradas al cargo público, con todo lo que ello conlleva. Los cargos públicos son así, que se acostumbran a vivir de cierta manera. El problema es, como decía Carmen Lomana, cuando la gente que se acomodó a lo bueno, llega la crisis y tiene que vivir como la amplia mayoría de la humanidad, y eso no se hace. Así que, guarden por un momento tanta alegría por los anunciados recortes y dejen un par de segundos de su reflexión y su cariño para tantas personas que se verán afectadas, porque serán políticos, pero también tienen su corazoncito, y su cartera.
Ahí, dando ejemplo. Como bien dice el titular, bastante intencionado, de un periódico, tras dos años de crisis, por fin los cargos públicos de este nuestro país deciden bajarse el sueldo. Diputados, nacionales y regionales, alcaldes y demás gentes de mal vivir, por lo menos un recorte del 15% del salario. Mucho meterse con Zapatero, pero este hombre al final logró algo con su medida de reducir el sueldo a los funcionarios, y lo que consiguió es que los políticos también cogieran el mismo camino. Tampoco se pasan mucho, porque en lugar de dar ejemplo y recortarse el sueldo en un 20% como mínimo, se quedan en el máximo de 15% estipulado por la nueva medida antipopulista el gobierno populista.
Ahí no queda la cosa. Según a quién le pregunten ustedes en el Gobierno de Canarias, se van a reducir consejerías y empresas públicas o no. Dos años para esto, un año y pico complicado dentro de la crisis para que por fin empezaran a mirar de donde recortar. Al final descubrieron que nadie llegaría en nuestra salvación y que controlar la cantidad de fotocopias y el uso del teléfono, no suponía un ahorro disparatado. Así que debemos ir a lo gordo, a recortar de verdad en dónde hay gasto.
Todo esto va a generar un problema gordo. Es poco popular recortar el sueldo a los empresarios, pero bajarles la paga o mandar al paro a buena parte de los cuadros de tu partido político es una maniobra complicada. Ahora se va a generar una curiosa bolsa de desempleo entre personas acostumbradas al cargo público, con todo lo que ello conlleva. Los cargos públicos son así, que se acostumbran a vivir de cierta manera. El problema es, como decía Carmen Lomana, cuando la gente que se acomodó a lo bueno, llega la crisis y tiene que vivir como la amplia mayoría de la humanidad, y eso no se hace. Así que, guarden por un momento tanta alegría por los anunciados recortes y dejen un par de segundos de su reflexión y su cariño para tantas personas que se verán afectadas, porque serán políticos, pero también tienen su corazoncito, y su cartera.
Sueño perdido
Cuánta paciencia, lunes 24 de mayo de 2010
Gente perdiendo sueño por el final de ‘Perdidos’. Es complicado plantear un término medio con esta famosa serie, porque estamos ante ese tipo de creaciones de extremos, blanco o negro, o amor pasional o pasotismo absoluto. Conviene siempre posicionarse. Este que les escribe lo intentó un par de veces con ‘Lost’, pero no hubo manera. Puedo justificar que la considero artificiosa y cargada de trucos para engañar al espectador, les añado que esta cabeza que escribe columnas se lleva mal con la ciencia ficción en general, pero está siguiendo animosamente la nueva versión de ‘V’ que precisamente emite TelevisiónCanaria. No es un gusto corporativo, es que la serie no está nada mal.
La edad de oro de la ficción televisiva obliga a engancharse a las series. Qué verbo reflexivo ese, uno se engancha a las series, no las sigue o las visiona, se engancha. Dice mucho del fanatismo que generan estas ficciones, con personajes extremos y situaciones exageradas. Desde un House que sigue siendo inaguantable, y ahora, peor, previsible, hasta unos agentes de policía que resuelven el caso por media uña que encuentran en un cadáver o porque el presunto asesino movió las cejas mal en un interrogatorio. Todo muy obtuso y directo, pero todo con una factura impecable.
Quizá de todo ese lote, por lo que cuentan los fanáticos de ‘Lost’, la serie de un avión que cayó en una isla y que luego se descojonó a base de bien con cosas cada vez más extrañas, es la que más exigía al paciente adicto a las series. Y miren, a pesar de no poder con este título en particular, me agrada tanta puñetería y la manera en que pone a prueba la paciencia de los seguidores. Hoy todos los adictos a ‘Perdidos’ tienen un mosqueo de mil pares de narices, porque lo pobres se esperaban un final del todo. Se olvidan de una cosa, esto es industria, y siempre que la caja sigua sonando, nada puede acabarse, siempre hay que dejar tema para volver en el futuro. Los ingenuos somos nosotros, que nos creemos que todas esas mentiras pueden incluso ser verdad.
Gente perdiendo sueño por el final de ‘Perdidos’. Es complicado plantear un término medio con esta famosa serie, porque estamos ante ese tipo de creaciones de extremos, blanco o negro, o amor pasional o pasotismo absoluto. Conviene siempre posicionarse. Este que les escribe lo intentó un par de veces con ‘Lost’, pero no hubo manera. Puedo justificar que la considero artificiosa y cargada de trucos para engañar al espectador, les añado que esta cabeza que escribe columnas se lleva mal con la ciencia ficción en general, pero está siguiendo animosamente la nueva versión de ‘V’ que precisamente emite TelevisiónCanaria. No es un gusto corporativo, es que la serie no está nada mal.
La edad de oro de la ficción televisiva obliga a engancharse a las series. Qué verbo reflexivo ese, uno se engancha a las series, no las sigue o las visiona, se engancha. Dice mucho del fanatismo que generan estas ficciones, con personajes extremos y situaciones exageradas. Desde un House que sigue siendo inaguantable, y ahora, peor, previsible, hasta unos agentes de policía que resuelven el caso por media uña que encuentran en un cadáver o porque el presunto asesino movió las cejas mal en un interrogatorio. Todo muy obtuso y directo, pero todo con una factura impecable.
Quizá de todo ese lote, por lo que cuentan los fanáticos de ‘Lost’, la serie de un avión que cayó en una isla y que luego se descojonó a base de bien con cosas cada vez más extrañas, es la que más exigía al paciente adicto a las series. Y miren, a pesar de no poder con este título en particular, me agrada tanta puñetería y la manera en que pone a prueba la paciencia de los seguidores. Hoy todos los adictos a ‘Perdidos’ tienen un mosqueo de mil pares de narices, porque lo pobres se esperaban un final del todo. Se olvidan de una cosa, esto es industria, y siempre que la caja sigua sonando, nada puede acabarse, siempre hay que dejar tema para volver en el futuro. Los ingenuos somos nosotros, que nos creemos que todas esas mentiras pueden incluso ser verdad.
A primera, silbo gomero
Cuánta paciencia, jueves 20 de mayo de 2010
El nacionalismo canario se tropieza con un problema importante. No es su carácter excluyente y exclusivo, propio de todos los nacionalismos, ni su condición difícilmente justificable desde los puntos de vista históricos, culturales, económicos y hasta deportivos, no, el problema es que una amplia mayoría de la población canaria se toma el nacionalismo a pura risa, y así me dirán ustedes qué logros se pueden alcanzar.
El problema está en el nacionalismo más rancio en sí, no se pueden proponer cosas como las bodas guanches como una forma de rescate paternalista de ese pueblo ideal y naturalmente bueno que habitaba el archipiélago criando cabras, hasta que los extranjeros franceses y peninsulares los metieron en la historia. Así, cada medida del nacionalismo se tropieza con un muro de incomprensión. Por ejemplo, parece que hay un movimiento para que el silbo gomero se considere asignatura obligatoria en las escuelas canarias. Ahora se da como optativa en La Gomera, que es lo suyo, pero nuestros próceres están animados con el asunto de que el silbo se decretase como Patrimonio de la Humanidad hace unos meses, y la idea ya se está tomando a risa en algunos círculos.
La medida, en plena situación de crisis, es ideal. Imaginen la cantidad de dinero que pueden ahorrarse nuestros jóvenes en SMS y llamadas de móviles gracias al silbo gomero. Además, nuestros jóvenes, que son muy cucos, seguro que rápidamente emplearán el silbo gomero como instrumento para chivarse preguntas en los exámenes y vacilarse de sus adultos, que por esta cosa de la brecha de conocimiento, no saben nada de silbo gomero. La medida, en fin, abre una marea de posibilidades en la futura educación canaria, con un currículum compuesto por primera hora de chácaras, segunda de confección de tamarcos, tercera de El gofio, su elaboración y posibilidades en la fiesta de los Indianos en sustitución del polvo de talco, y acabar el día con la práctica del berolazo sobre objetivo móvil. Otras habilidades canarias, como el escaqueo, el quitarse de arriba cuando hay problemas o el mosquearse de boquilla pero no hacer nada, quedan para el segundo trimestre.
El nacionalismo canario se tropieza con un problema importante. No es su carácter excluyente y exclusivo, propio de todos los nacionalismos, ni su condición difícilmente justificable desde los puntos de vista históricos, culturales, económicos y hasta deportivos, no, el problema es que una amplia mayoría de la población canaria se toma el nacionalismo a pura risa, y así me dirán ustedes qué logros se pueden alcanzar.
El problema está en el nacionalismo más rancio en sí, no se pueden proponer cosas como las bodas guanches como una forma de rescate paternalista de ese pueblo ideal y naturalmente bueno que habitaba el archipiélago criando cabras, hasta que los extranjeros franceses y peninsulares los metieron en la historia. Así, cada medida del nacionalismo se tropieza con un muro de incomprensión. Por ejemplo, parece que hay un movimiento para que el silbo gomero se considere asignatura obligatoria en las escuelas canarias. Ahora se da como optativa en La Gomera, que es lo suyo, pero nuestros próceres están animados con el asunto de que el silbo se decretase como Patrimonio de la Humanidad hace unos meses, y la idea ya se está tomando a risa en algunos círculos.
La medida, en plena situación de crisis, es ideal. Imaginen la cantidad de dinero que pueden ahorrarse nuestros jóvenes en SMS y llamadas de móviles gracias al silbo gomero. Además, nuestros jóvenes, que son muy cucos, seguro que rápidamente emplearán el silbo gomero como instrumento para chivarse preguntas en los exámenes y vacilarse de sus adultos, que por esta cosa de la brecha de conocimiento, no saben nada de silbo gomero. La medida, en fin, abre una marea de posibilidades en la futura educación canaria, con un currículum compuesto por primera hora de chácaras, segunda de confección de tamarcos, tercera de El gofio, su elaboración y posibilidades en la fiesta de los Indianos en sustitución del polvo de talco, y acabar el día con la práctica del berolazo sobre objetivo móvil. Otras habilidades canarias, como el escaqueo, el quitarse de arriba cuando hay problemas o el mosquearse de boquilla pero no hacer nada, quedan para el segundo trimestre.
Limpien el baño, guarros
Cuánta paciencia, miércoles 19 de mayo de 2010
El ser humano siente una auténtica devoción por la cartelería como vehículo de expresión. Estamos en la era de Internet 2.0, de los SMS y todo lo que ustedes quieran, pero no renunciamos al cartel de toda la vida, sobre todo en lugares muy determinados, sí, en los espacios donde compartimos vida con el resto de la humanidad, como el baño del trabajo y los pasillos y la puerta de tu edificio.
Esa cartelería sigue un estilo común. Por ejemplo, en los baños, o en el office, o en el lugar donde se comparta vida del curro, aparecen mensajes amenazadores y con un punto de ironía. Los del baño suelen tener un elemento común, casi siempre te llaman guarro sin tener culpa alguna. En cuatro de cada cinco baños de Canarias hay un cartel que dice algo así: “Limpien bien, guarros, que no están en su casa”. Como si la gente en su casa dejara el baño echo un asquito. En realidad, algunas personas dejan el baño público sucio porque no es el de su casa. Hay un porcentaje de gente, pequeño pero representativo, que tiene la convicción de que un hada madrina aparece siempre detrás de él para limpiar absolutamente todo lo que deja tirado y manchado, suelen ser personas a quienes sus madres les recogían y limpiaban todo sin pedir responsabilidades, y ahí se quedaron los pobres.
El problema de estos mensajes no es que huyan de la educación, sino que se apoyan en la generalización, en que te cuelgan el calificativo de hediondo, guarro o alguna de sus variantes aunque tú seas el que deja más limpio el baño. Es normal, en un mundo dominado por las barbaridades y por los estereotipos, la solución es fácil, tú insulta, pero nadie se dará por aludido. Hay nuevas utilidades del cartel de toda la vida. En Tenerife, cierta persona deja mensajes periódicos junto a la autopista del norte, altura de La Orotava, y en una parada de guagua de Madrid, alguien pega de vez en cuando un poema. Al menos, estos dos no insultan a nadie.
El ser humano siente una auténtica devoción por la cartelería como vehículo de expresión. Estamos en la era de Internet 2.0, de los SMS y todo lo que ustedes quieran, pero no renunciamos al cartel de toda la vida, sobre todo en lugares muy determinados, sí, en los espacios donde compartimos vida con el resto de la humanidad, como el baño del trabajo y los pasillos y la puerta de tu edificio.
Esa cartelería sigue un estilo común. Por ejemplo, en los baños, o en el office, o en el lugar donde se comparta vida del curro, aparecen mensajes amenazadores y con un punto de ironía. Los del baño suelen tener un elemento común, casi siempre te llaman guarro sin tener culpa alguna. En cuatro de cada cinco baños de Canarias hay un cartel que dice algo así: “Limpien bien, guarros, que no están en su casa”. Como si la gente en su casa dejara el baño echo un asquito. En realidad, algunas personas dejan el baño público sucio porque no es el de su casa. Hay un porcentaje de gente, pequeño pero representativo, que tiene la convicción de que un hada madrina aparece siempre detrás de él para limpiar absolutamente todo lo que deja tirado y manchado, suelen ser personas a quienes sus madres les recogían y limpiaban todo sin pedir responsabilidades, y ahí se quedaron los pobres.
El problema de estos mensajes no es que huyan de la educación, sino que se apoyan en la generalización, en que te cuelgan el calificativo de hediondo, guarro o alguna de sus variantes aunque tú seas el que deja más limpio el baño. Es normal, en un mundo dominado por las barbaridades y por los estereotipos, la solución es fácil, tú insulta, pero nadie se dará por aludido. Hay nuevas utilidades del cartel de toda la vida. En Tenerife, cierta persona deja mensajes periódicos junto a la autopista del norte, altura de La Orotava, y en una parada de guagua de Madrid, alguien pega de vez en cuando un poema. Al menos, estos dos no insultan a nadie.
Hitler montó un cuarteto de tangos
Cuánta paciencia, martes 18 de mayo de 2010
¿Sabían ustedes que Hitler no solamente sobrevivió a la segunda guerra mundial, sino que en su huída pasó por Canarias? Sí, hombre. Escapó de Berlín con varios acompañantes, se trasladó hasta Austria, donde un avión lo llevó hasta Cantabria, donde lo recogió un submarino que lo trasladó hasta Argentina con escala en Canarias. Una historia deliciosa, tan falsa como su presunto origen. El autor es un periodista argentino, una combinación explosiva. Los periodistas intentamos casi siempre que la realidad no nos estropee una buena historia. Los argentinos, bueno, forma parte del conocimiento internacional que en el país sudamericano tienen tendencia a la exageración y a la hipérbole. También dicen que los canarios somos aplatanados pero resulta que congeniamos los sueldos más bajos del país con el mayor número de horas trabajadas.
La historia de la posible supervivencia de Hitler es absurda, sobre todo por un elemento fundamental: ¿de qué servía un Hitler vivo y oculto?, es más, ¿soportaría el megalomaníaco Hitler estar vivo y oculto? Puro delirio. Lo extraño no es que un periodista argentino publique un libro sobre esta patraña, sino que alguien le dé pábulo, y ese alguien es nada menos que la Agencia EFE, que remitió una nota que alegremente reprodujeron varios diarios digitales canarios, en plan lo publico pero hago como que no me lo creo, pero te lo crees porque lo publicas.
Una mínima labor de indagación muestra la imposibilidad de la noticia, la existencia de los cadáveres de Hitler y Eva Braun en el exterior del famoso bunker de Berlín donde la pareja se suicidó, los testimonios de numerosos testigos de la muerte, los propios cuerpos que conservaron durante décadas los soviéticos. En fin, que las pruebas se empeñan en mostrar lo obvio: Hitler se quitó de en medio cuando su proyecto grandioso y racista se desmoronaba bajo el peso de las botas, las orugas de los tanques y la munición de artillería soviética. Además, imaginen la idílica estampa: un Adolfo Hitler viejito y canoso, con una mantita, en una mecedora, mientras le cuenta a su chacha, una india de la pampa argentina, que él una vez tuvo a toda Europa y parte del extranjero bajo sus pies. La chacha dirá que sí mientras pasa la escoba y piensa que ya está el viejo loco con sus historias. ¿No es idílico? Sí, pero es mentira.
¿Sabían ustedes que Hitler no solamente sobrevivió a la segunda guerra mundial, sino que en su huída pasó por Canarias? Sí, hombre. Escapó de Berlín con varios acompañantes, se trasladó hasta Austria, donde un avión lo llevó hasta Cantabria, donde lo recogió un submarino que lo trasladó hasta Argentina con escala en Canarias. Una historia deliciosa, tan falsa como su presunto origen. El autor es un periodista argentino, una combinación explosiva. Los periodistas intentamos casi siempre que la realidad no nos estropee una buena historia. Los argentinos, bueno, forma parte del conocimiento internacional que en el país sudamericano tienen tendencia a la exageración y a la hipérbole. También dicen que los canarios somos aplatanados pero resulta que congeniamos los sueldos más bajos del país con el mayor número de horas trabajadas.
La historia de la posible supervivencia de Hitler es absurda, sobre todo por un elemento fundamental: ¿de qué servía un Hitler vivo y oculto?, es más, ¿soportaría el megalomaníaco Hitler estar vivo y oculto? Puro delirio. Lo extraño no es que un periodista argentino publique un libro sobre esta patraña, sino que alguien le dé pábulo, y ese alguien es nada menos que la Agencia EFE, que remitió una nota que alegremente reprodujeron varios diarios digitales canarios, en plan lo publico pero hago como que no me lo creo, pero te lo crees porque lo publicas.
Una mínima labor de indagación muestra la imposibilidad de la noticia, la existencia de los cadáveres de Hitler y Eva Braun en el exterior del famoso bunker de Berlín donde la pareja se suicidó, los testimonios de numerosos testigos de la muerte, los propios cuerpos que conservaron durante décadas los soviéticos. En fin, que las pruebas se empeñan en mostrar lo obvio: Hitler se quitó de en medio cuando su proyecto grandioso y racista se desmoronaba bajo el peso de las botas, las orugas de los tanques y la munición de artillería soviética. Además, imaginen la idílica estampa: un Adolfo Hitler viejito y canoso, con una mantita, en una mecedora, mientras le cuenta a su chacha, una india de la pampa argentina, que él una vez tuvo a toda Europa y parte del extranjero bajo sus pies. La chacha dirá que sí mientras pasa la escoba y piensa que ya está el viejo loco con sus historias. ¿No es idílico? Sí, pero es mentira.
Gracias a la liga
Cuánta paciencia, lunes 17 de mayo de 2010
Dicen que Hunter S. Thompson, creador del periodismo gonzo, se suicidó al notar, entre otras cosas, un vacío en su vida con la finalización de la liga de fútbol americano en Estados Unidos alrededor de la mágica Superbowl. Para evitar el desasosiego hasta el comienzo de una nueva liga, se inventó el asunto de los fichajes. El cadáver de la temporada 2009 – 2010 todavía está caliente, y ya se mueven los nombres de fichajes, confirmaciones y abandonos. Huelga decir que esta definición de futuros equipos es más entretenida que el juego en sí. Dicen por ahí que es en verano, cuando no hay liga, cuando se venden más diarios deportivos por eso de la actualidad de los fichajes. Habría que preguntarle a la OJD. Pero es cierto que estos movimientos son tan divertidos que se inventaron juegos de ordenador específicos para estas lides, los llamados managers. Mover con tus deditos a un bicho que se parece a Messi tiene su punto, porque como bien dicen todos los aficionados, si tu equipo pierde un partido horripilante de semifinales de la Champion con el Inter de Milán, todavía puedes concectar la consola, jugar el mismo partido y acabarlo 12 a cero. Pero es más divertido montar un impero, igual que es más divertido mandar en una cuidad de mentira que simplemente pasear por sus calles.
La liga ha muerto, que dios salve al Mundial, una competición de rancia nacionalidad pero sin el despliegue futbolístico de los grandes clubes. Demasiado fútbol, demasiado deporte en general convertido de todas todas en ese escapismo ante el soberano aburrimiento de la crisis. La ultraexposición del fútbol casi impide ver ciertas grandezas que se pueden extraer del deporte, como el mensaje, la pasión, la dedicación, el talante, y hasta el tipo estiloso de Josep Guardiola, y sobre todo la constatación de que en el deporte se cumple una máxima que en la realidad es cada vez más esquiva: triunfan los mejores y los que hacen las cosas bien, menos el pelmazo de Mourinho. ¿No les da la sensación de que en nuestras vidas particulares cada vez ocurre más lo contrario, que los buenos y talentosos no son siempre lo que hacen que esto funcione? Pues mira, unas cuantas cosas que podemos aprender del deporte.
Dicen que Hunter S. Thompson, creador del periodismo gonzo, se suicidó al notar, entre otras cosas, un vacío en su vida con la finalización de la liga de fútbol americano en Estados Unidos alrededor de la mágica Superbowl. Para evitar el desasosiego hasta el comienzo de una nueva liga, se inventó el asunto de los fichajes. El cadáver de la temporada 2009 – 2010 todavía está caliente, y ya se mueven los nombres de fichajes, confirmaciones y abandonos. Huelga decir que esta definición de futuros equipos es más entretenida que el juego en sí. Dicen por ahí que es en verano, cuando no hay liga, cuando se venden más diarios deportivos por eso de la actualidad de los fichajes. Habría que preguntarle a la OJD. Pero es cierto que estos movimientos son tan divertidos que se inventaron juegos de ordenador específicos para estas lides, los llamados managers. Mover con tus deditos a un bicho que se parece a Messi tiene su punto, porque como bien dicen todos los aficionados, si tu equipo pierde un partido horripilante de semifinales de la Champion con el Inter de Milán, todavía puedes concectar la consola, jugar el mismo partido y acabarlo 12 a cero. Pero es más divertido montar un impero, igual que es más divertido mandar en una cuidad de mentira que simplemente pasear por sus calles.
La liga ha muerto, que dios salve al Mundial, una competición de rancia nacionalidad pero sin el despliegue futbolístico de los grandes clubes. Demasiado fútbol, demasiado deporte en general convertido de todas todas en ese escapismo ante el soberano aburrimiento de la crisis. La ultraexposición del fútbol casi impide ver ciertas grandezas que se pueden extraer del deporte, como el mensaje, la pasión, la dedicación, el talante, y hasta el tipo estiloso de Josep Guardiola, y sobre todo la constatación de que en el deporte se cumple una máxima que en la realidad es cada vez más esquiva: triunfan los mejores y los que hacen las cosas bien, menos el pelmazo de Mourinho. ¿No les da la sensación de que en nuestras vidas particulares cada vez ocurre más lo contrario, que los buenos y talentosos no son siempre lo que hacen que esto funcione? Pues mira, unas cuantas cosas que podemos aprender del deporte.
El cómico malentendido
Cuánta paciencia, miércoles 12 de mayo de 2010
Pues que se murió Antonio Ozores. Revisando su filmografía se demostraba su estajanovista capacidad de trabajo y sus reflejos. Tiene películas como ‘Que vienen los socialistas’ o ‘Los autonómicos’ que no sé si soportarían un visionado actual. Mentira, todas sus películas sí que soportan visionados actuales, siempre extraes un par de lecturas de cómo era aquella España de aquella época, y de por qué el cine español siempre está ahí, como al ralentí, acostumbrado a hacer películas a trompicones y sin unos baremos mínimos de calidad. Existe un canal en las plataformas de pago, Somos se llama, donde buena parte del repertorio lo conforman películas de la edad de oro del cine español, o sea, de los sesenta a los primeros ochenta. Eran películas que hablaban y de qué manera del país de la época, pequeñas comedias costumbristas que enseñan más que muchísimos libros de historia. Pero sobre todo eran eficaces joyas kitsch del entretenimiento. Porque eso fue lo que hizo Antonio Ozores, entretener a la gente, ni más ni menos, sin aspiraciones de trasdencencia ni nada. Incluso en su último homenaje llegó a afirmar, con el pasotismo que le caracteriza, que le importaba un pito cómo iba a ser recordado porque, total, él no iba a estar… O sea, que grande hasta el último momento, y el primero que considera que el suyo era cine de consumo masivo y pare usted de contar, cine de éxito enorme en cierta época, por cierto.
Y tras recordar a Antonio Ozores y a toda esa legión de cómicos que nunca quiso trascender, sino divertir, les comento una noticia curiosa. Cuatro está preparando, con el original nombre de ‘Hotel, dulce hotel’, una serie de reportajes de cámara en mano tan de moda sobre diferentes establecimientos hoteleros de España, vistos desde dentro y de manera, dicen, cercana. Esta forma de reporterismo cercana es mentirosa, porque al final, como siempre, se muestra la realidad que el reportero de turno quiere enseñar. Pero en la noticia sobre el estreno apuntan un dato llamativo: la mayoría de las camareras de piso entrevistadas, cuando acuden a un hotel como huéspedes, hacen ellas mismas la cama. Eso sirve para recordad que allí donde vamos, hay una legión de personas por detrás limpiándolo y recogiéndolo todo, y veces esas personas son felices con que recojamos un poco, manchemos bastante poco o, simplemente, las saludemos.
Pues que se murió Antonio Ozores. Revisando su filmografía se demostraba su estajanovista capacidad de trabajo y sus reflejos. Tiene películas como ‘Que vienen los socialistas’ o ‘Los autonómicos’ que no sé si soportarían un visionado actual. Mentira, todas sus películas sí que soportan visionados actuales, siempre extraes un par de lecturas de cómo era aquella España de aquella época, y de por qué el cine español siempre está ahí, como al ralentí, acostumbrado a hacer películas a trompicones y sin unos baremos mínimos de calidad. Existe un canal en las plataformas de pago, Somos se llama, donde buena parte del repertorio lo conforman películas de la edad de oro del cine español, o sea, de los sesenta a los primeros ochenta. Eran películas que hablaban y de qué manera del país de la época, pequeñas comedias costumbristas que enseñan más que muchísimos libros de historia. Pero sobre todo eran eficaces joyas kitsch del entretenimiento. Porque eso fue lo que hizo Antonio Ozores, entretener a la gente, ni más ni menos, sin aspiraciones de trasdencencia ni nada. Incluso en su último homenaje llegó a afirmar, con el pasotismo que le caracteriza, que le importaba un pito cómo iba a ser recordado porque, total, él no iba a estar… O sea, que grande hasta el último momento, y el primero que considera que el suyo era cine de consumo masivo y pare usted de contar, cine de éxito enorme en cierta época, por cierto.
Y tras recordar a Antonio Ozores y a toda esa legión de cómicos que nunca quiso trascender, sino divertir, les comento una noticia curiosa. Cuatro está preparando, con el original nombre de ‘Hotel, dulce hotel’, una serie de reportajes de cámara en mano tan de moda sobre diferentes establecimientos hoteleros de España, vistos desde dentro y de manera, dicen, cercana. Esta forma de reporterismo cercana es mentirosa, porque al final, como siempre, se muestra la realidad que el reportero de turno quiere enseñar. Pero en la noticia sobre el estreno apuntan un dato llamativo: la mayoría de las camareras de piso entrevistadas, cuando acuden a un hotel como huéspedes, hacen ellas mismas la cama. Eso sirve para recordad que allí donde vamos, hay una legión de personas por detrás limpiándolo y recogiéndolo todo, y veces esas personas son felices con que recojamos un poco, manchemos bastante poco o, simplemente, las saludemos.
Oltra no cree en el fútbol
Cuánta paciencia, martes 11 de mayo de 2010
La religiosidad, ese recurso. José Luis Oltra, entrenador del Club Deportivo Tenerife, pide a la afición que se rece durante la semana, para ver si ese treinta y pocos por ciento de posibilidades de mantenerse en primera se hace real el fin de semana. La primera división, ese recurso. Como tinerfeño de pro, debería exigir que el Tenerife se mantenga como sea, pero como persona aficionada al fútbol, mantengo mis dudas sobre si el Tenerife es un club de Primera o qué es. La sensación aumenta porque los grandes del fútbol español quieren una liga más pequeña, con menos equipos pero más potente. La duda es si ahí entra un equipo canario o no, o si tiene sentido que el esfuerzo se reparta por dos equipos canarios. O sea, la versión deportiva de la doble capitalidad. La tontería mayúscula del pleito insular motiva que todo lo tengamos por duplicado, que nuestras cajas de ahorro sean incapaces de fusionarse y que en lugar de contar con un equipo futbolístico de mérito, tengamos dos mediocres.
Volvamos a la religiosidad. Tenemos a medio mundo patas arriba por culpa de la erupción de un volcán islandés. Nos creíamos que todo funcionaba bien, hasta que llegó la madre naturaleza a fastidiarlo. Nuestro precario orden se ve desordenado por la ceniza volcánica, así que aflora la religiosidad. Algo absurdo. La culpa de las cancelaciones de vuelo la tiene el motor a reacción y las cenizas del volcán, no ninguna divinidad. De todas maneras, mientras que los vuelos se suspenden por doquier y la gente recupera la costumbre de viajar en tren, el que lo tenga, en guagua y en barco, los aficionados al Atlético de Madrid se ven con un problema para acudir a su ansiada final de la Europa League, que se disputa en Hamburgo. “Solo queda rezar”, comentan los hinchas. Dicen algunos ateos que les envidan a los creyentes su capacidad para creer en algo. Pero la sensación que queda es que en lugar de buscar respuestas y soluciones, a veces preferimos encontrar excusas.
La religiosidad, ese recurso. José Luis Oltra, entrenador del Club Deportivo Tenerife, pide a la afición que se rece durante la semana, para ver si ese treinta y pocos por ciento de posibilidades de mantenerse en primera se hace real el fin de semana. La primera división, ese recurso. Como tinerfeño de pro, debería exigir que el Tenerife se mantenga como sea, pero como persona aficionada al fútbol, mantengo mis dudas sobre si el Tenerife es un club de Primera o qué es. La sensación aumenta porque los grandes del fútbol español quieren una liga más pequeña, con menos equipos pero más potente. La duda es si ahí entra un equipo canario o no, o si tiene sentido que el esfuerzo se reparta por dos equipos canarios. O sea, la versión deportiva de la doble capitalidad. La tontería mayúscula del pleito insular motiva que todo lo tengamos por duplicado, que nuestras cajas de ahorro sean incapaces de fusionarse y que en lugar de contar con un equipo futbolístico de mérito, tengamos dos mediocres.
Volvamos a la religiosidad. Tenemos a medio mundo patas arriba por culpa de la erupción de un volcán islandés. Nos creíamos que todo funcionaba bien, hasta que llegó la madre naturaleza a fastidiarlo. Nuestro precario orden se ve desordenado por la ceniza volcánica, así que aflora la religiosidad. Algo absurdo. La culpa de las cancelaciones de vuelo la tiene el motor a reacción y las cenizas del volcán, no ninguna divinidad. De todas maneras, mientras que los vuelos se suspenden por doquier y la gente recupera la costumbre de viajar en tren, el que lo tenga, en guagua y en barco, los aficionados al Atlético de Madrid se ven con un problema para acudir a su ansiada final de la Europa League, que se disputa en Hamburgo. “Solo queda rezar”, comentan los hinchas. Dicen algunos ateos que les envidan a los creyentes su capacidad para creer en algo. Pero la sensación que queda es que en lugar de buscar respuestas y soluciones, a veces preferimos encontrar excusas.
El perro molestoso
Cuánta paciencia, lunes 10 de mayo de 2010
Estamos necesitados de líderes y de ídolos. Miren el revuelo por la salud del rey. Esto de la monarquía es un sistema absurdo o ideal según cómo se mire. No tiene mucho sentido que en un sistema que se llama demócrata, una familia tenga una serie de privilegios desde la cuna, pero luego nos quejamos de la falta de preparación de los políticos, y nada mejor que una familia que desde su cuna sabe que su trabajo futuro va ser el de jefe de estado, aunque los reyes en España manden bastante poco, por suerte. Estamos un poco como así con estos temas. Mucha gente razonable pide una metamorfosis democrática, algo así como un sistema con mayor participación de la plebe. Pero la plebe parece que no tiene muchas ganas de participar y a lo mejor un sistema más participativo sería un sistema más liberal. No sé ustedes, pero este columnista considera que el liberal es el sistema idóneo, con un mínimo control gubernamental en todo. Pero el liberal es el sistema idóneo hasta que te tropiezas con el reto de la humanidad. Los humanos somos un verdadero desastre. Si nos dejan, en lugar de hacer las cosas bien, las hacemos peor. Pero si nos controlan, también nos controlan a peor porque nos controlan otros humanos, un verdadero lío.
Mientras tanto, algunos siguen con eso de que la única manera de vertebrar España es con la casa real de por medio. Sí, dice poco de la credibilidad democrática y de la capacidad intelectual de este país, pero entre el nódulo que le quitaron al rey y el nuevo juego de fotos de Letizia y Felipe, llevamos una semana en que todas las discusiones tienen a un Borbón de por medio. El sistema ideal sería cambiar a los Borbones por bombones, en todo caso, al menos están más ricos y se pueden comer.
Fíjense lo necesitada de líderes que está la plebe, que el héroe de las protestas contra todo en Grecia es un chucho callejero, un perro amante de la juerga que está en todas las manifestaciones y que acapara reportajes y atención. Y para líderes, lo único claro es que igual vale un rey que un chucho.
Estamos necesitados de líderes y de ídolos. Miren el revuelo por la salud del rey. Esto de la monarquía es un sistema absurdo o ideal según cómo se mire. No tiene mucho sentido que en un sistema que se llama demócrata, una familia tenga una serie de privilegios desde la cuna, pero luego nos quejamos de la falta de preparación de los políticos, y nada mejor que una familia que desde su cuna sabe que su trabajo futuro va ser el de jefe de estado, aunque los reyes en España manden bastante poco, por suerte. Estamos un poco como así con estos temas. Mucha gente razonable pide una metamorfosis democrática, algo así como un sistema con mayor participación de la plebe. Pero la plebe parece que no tiene muchas ganas de participar y a lo mejor un sistema más participativo sería un sistema más liberal. No sé ustedes, pero este columnista considera que el liberal es el sistema idóneo, con un mínimo control gubernamental en todo. Pero el liberal es el sistema idóneo hasta que te tropiezas con el reto de la humanidad. Los humanos somos un verdadero desastre. Si nos dejan, en lugar de hacer las cosas bien, las hacemos peor. Pero si nos controlan, también nos controlan a peor porque nos controlan otros humanos, un verdadero lío.
Mientras tanto, algunos siguen con eso de que la única manera de vertebrar España es con la casa real de por medio. Sí, dice poco de la credibilidad democrática y de la capacidad intelectual de este país, pero entre el nódulo que le quitaron al rey y el nuevo juego de fotos de Letizia y Felipe, llevamos una semana en que todas las discusiones tienen a un Borbón de por medio. El sistema ideal sería cambiar a los Borbones por bombones, en todo caso, al menos están más ricos y se pueden comer.
Fíjense lo necesitada de líderes que está la plebe, que el héroe de las protestas contra todo en Grecia es un chucho callejero, un perro amante de la juerga que está en todas las manifestaciones y que acapara reportajes y atención. Y para líderes, lo único claro es que igual vale un rey que un chucho.
La economía es mala para la salud
Cuánta paciencia, viernes 7 de mayo de 2010
Si usted es de esas personas que se cuidan, que come sano, hace deporte, no se endroga y, sobre todo, no fuma ni ve ‘Sálvame’, le recomiendo que se abstenga de seguir la sección económica de las informaciones diarias, y sobre todo de escuchar a los entendidos en información económica en los medios de comunicación: da todo mucho miedito.
De todas maneras, los entendidos últimamente no dan una, en cualquier sentido. Miren en el Reino Unido de la Gran Bretaña de la pérfida Albión, todos daban al tal Clegg como revelación y al final resulta que hasta perdió escaños el líder liberal demócrata. La culpa dicen que la tiene el sistema electoral británico que es un poco desastre, como el sistema electoral canario y como casi todos los sistemas electorales, buenos para una cosa y malos para otra. Insisto en una idea, el desarrollo tecnológico debería permitir el comicio constante y que cambiáramos los políticos una vez cada seis meses, así no habría manera de que por un lado tomaran medidas electoralistas y, por otra parte, se acostumbraran mucho al cargo. Esto de la política debería ser como la presidencia de esta nuestra comunidad de vecinos, que tarde o temprano le termine tocando a todo el mundo.
Y sobre las noticias económicas, todo es una monumental patraña. La economía española sale de la recesión, pero las bolsas caen. Un fulano se equivoca al poner una letra en un ordenador y causa una caída estrepitosa de Wall Street. Dicen ahora que algunos especuladores forzaron el tema para beneficiarse de la caída de las bolsas. Grecia es un desastre que puede contagiar a todo el mundo, incluso puede desaparecer el sistema euro, que parecía tan mono él. Definitivamente, si hacemos caso a todo este caos, la conclusión es que la economía es un tema demasiado serio como para dejarlo en nuestras manos. Por suerte, fuera hace un sol que te cambas.
Si usted es de esas personas que se cuidan, que come sano, hace deporte, no se endroga y, sobre todo, no fuma ni ve ‘Sálvame’, le recomiendo que se abstenga de seguir la sección económica de las informaciones diarias, y sobre todo de escuchar a los entendidos en información económica en los medios de comunicación: da todo mucho miedito.
De todas maneras, los entendidos últimamente no dan una, en cualquier sentido. Miren en el Reino Unido de la Gran Bretaña de la pérfida Albión, todos daban al tal Clegg como revelación y al final resulta que hasta perdió escaños el líder liberal demócrata. La culpa dicen que la tiene el sistema electoral británico que es un poco desastre, como el sistema electoral canario y como casi todos los sistemas electorales, buenos para una cosa y malos para otra. Insisto en una idea, el desarrollo tecnológico debería permitir el comicio constante y que cambiáramos los políticos una vez cada seis meses, así no habría manera de que por un lado tomaran medidas electoralistas y, por otra parte, se acostumbraran mucho al cargo. Esto de la política debería ser como la presidencia de esta nuestra comunidad de vecinos, que tarde o temprano le termine tocando a todo el mundo.
Y sobre las noticias económicas, todo es una monumental patraña. La economía española sale de la recesión, pero las bolsas caen. Un fulano se equivoca al poner una letra en un ordenador y causa una caída estrepitosa de Wall Street. Dicen ahora que algunos especuladores forzaron el tema para beneficiarse de la caída de las bolsas. Grecia es un desastre que puede contagiar a todo el mundo, incluso puede desaparecer el sistema euro, que parecía tan mono él. Definitivamente, si hacemos caso a todo este caos, la conclusión es que la economía es un tema demasiado serio como para dejarlo en nuestras manos. Por suerte, fuera hace un sol que te cambas.
Bolsas ya no
Cuánta paciencia, jueves 6 de mayo de 2010
Si siguen esta columna con asiduidad, sabrán que uno de los temas le apasiona es ese rollo de las noticias más vistas en las webs informativas de postín. En estos días, tiene mucha aceptación entre los internautas el asunto de que la gran multinacional de la oferta, Carrefour, decide ahora volver a regalar las bolsas de la compra.
Por si tienen alguna duda, los internautas son las personas que navegan cada día en su puesto de trabajo y durante su horario laboral. Y no lo digo con malicia anti funcionarial, sino porque las estadísticas de cualquier web reflejan que la mayor masa de visitas se produce entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde, o sea, justo en horario funcionario.
Lo de Carrefour es una eficaz adaptación a la realidad del euro. Nos pueden sacar reportajes sobre la gran masa de plástico que flota en un lugar perdido del océano Pacífico, sobre estos mares de bolsas de plástico que se ven en las inmediaciones de los vertederos de turno, nos sacan datos sobre la de años que tarda en degradarse una bolsa de plástico normal y corriente y sobre el escaso uso secundario que se le brinda en los hogares. Nos marean con el coste que tiene fabricar una de las famosas bolsas de plástico, mientras que se mueren de la risa alternativas simpáticas como elaborar bolsas con fécula de papa. Pero nada, si el consumidor se mosquea, entonces volvemos a regalar con alegría las bolsas de plástico. Y eso que las cobraban a un precio de risa.
Es perfecto. Ya vendrán luego a decirnos que ahorremos luz, que nos cortemos con el uso doméstico del agua, que empleemos el transporte público y que reciclemos basura. ¿Para qué? Para nada. Si una multinacional como Carrefour no puede con sus clientes, entonces es que realmente todo está perdido. Porque la naturaleza y el planeta serán importantes, pero la pela es la pela.
Si siguen esta columna con asiduidad, sabrán que uno de los temas le apasiona es ese rollo de las noticias más vistas en las webs informativas de postín. En estos días, tiene mucha aceptación entre los internautas el asunto de que la gran multinacional de la oferta, Carrefour, decide ahora volver a regalar las bolsas de la compra.
Por si tienen alguna duda, los internautas son las personas que navegan cada día en su puesto de trabajo y durante su horario laboral. Y no lo digo con malicia anti funcionarial, sino porque las estadísticas de cualquier web reflejan que la mayor masa de visitas se produce entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde, o sea, justo en horario funcionario.
Lo de Carrefour es una eficaz adaptación a la realidad del euro. Nos pueden sacar reportajes sobre la gran masa de plástico que flota en un lugar perdido del océano Pacífico, sobre estos mares de bolsas de plástico que se ven en las inmediaciones de los vertederos de turno, nos sacan datos sobre la de años que tarda en degradarse una bolsa de plástico normal y corriente y sobre el escaso uso secundario que se le brinda en los hogares. Nos marean con el coste que tiene fabricar una de las famosas bolsas de plástico, mientras que se mueren de la risa alternativas simpáticas como elaborar bolsas con fécula de papa. Pero nada, si el consumidor se mosquea, entonces volvemos a regalar con alegría las bolsas de plástico. Y eso que las cobraban a un precio de risa.
Es perfecto. Ya vendrán luego a decirnos que ahorremos luz, que nos cortemos con el uso doméstico del agua, que empleemos el transporte público y que reciclemos basura. ¿Para qué? Para nada. Si una multinacional como Carrefour no puede con sus clientes, entonces es que realmente todo está perdido. Porque la naturaleza y el planeta serán importantes, pero la pela es la pela.
Pulseras sin equilibrio
Cuánta paciencia jueves 29 de abril de 2010
Hay una justicia poética en los listados de las noticias más leídas de los medios digitales. El clicleo es una bendición y una maldición para los periodistas de prensa. Durante décadas, trabajamos sin saber si realmente tal o cual artículo, reportaje, entrevista, crónica o noticia interesaban al respetable. Ahora se sabe, y por eso los titulares de la prensa digital están tan llenos de palabras como sexo, más guapa que o Belén Esteban. El asunto es conseguir que la gente clique en la noticia, ganar visitas y estar mejor posicionados ante los anunciantes, que al final es lo que de verdad importa.
Porque en esto de la información a veces hay columnas que se escriben para que las lea una sola persona, y a veces hay contenidos marginales del diario de turno que generan multitud de llamadas de gente muy importante, o más bien de los gabinetes de prensa de la gente muy importante. Pero con la información digital, lo relevante es la cantidad, que no la calidad, digamos entre muchas comillas esto de la calidad, porque los lectores relevantes suelen ser o políticos o empresarios.
Hace unos minutos, en los listados de lo más leído de varios medios digitales más chachis, la muerte de otro montañero español haciendo no sé qué en el Himalaya peleaba con una discusión que tuvo una tal Belén Esteban en no sé qué programa donde un montón de famosos hacen como que bailan. Es una colección de intensos dramas humanos. El montañero aficionado que dejó la vida haciendo lo que más le gustaba. Una señora a la que nadie entiende pero que es muy popular, cosa que tampoco se entiende.
Por suerte, comandándolo todo estaba la denuncia contra las pulseras magnéticas del holograma. Así que nos queda algo de esperanza.
Hay una justicia poética en los listados de las noticias más leídas de los medios digitales. El clicleo es una bendición y una maldición para los periodistas de prensa. Durante décadas, trabajamos sin saber si realmente tal o cual artículo, reportaje, entrevista, crónica o noticia interesaban al respetable. Ahora se sabe, y por eso los titulares de la prensa digital están tan llenos de palabras como sexo, más guapa que o Belén Esteban. El asunto es conseguir que la gente clique en la noticia, ganar visitas y estar mejor posicionados ante los anunciantes, que al final es lo que de verdad importa.
Porque en esto de la información a veces hay columnas que se escriben para que las lea una sola persona, y a veces hay contenidos marginales del diario de turno que generan multitud de llamadas de gente muy importante, o más bien de los gabinetes de prensa de la gente muy importante. Pero con la información digital, lo relevante es la cantidad, que no la calidad, digamos entre muchas comillas esto de la calidad, porque los lectores relevantes suelen ser o políticos o empresarios.
Hace unos minutos, en los listados de lo más leído de varios medios digitales más chachis, la muerte de otro montañero español haciendo no sé qué en el Himalaya peleaba con una discusión que tuvo una tal Belén Esteban en no sé qué programa donde un montón de famosos hacen como que bailan. Es una colección de intensos dramas humanos. El montañero aficionado que dejó la vida haciendo lo que más le gustaba. Una señora a la que nadie entiende pero que es muy popular, cosa que tampoco se entiende.
Por suerte, comandándolo todo estaba la denuncia contra las pulseras magnéticas del holograma. Así que nos queda algo de esperanza.
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